Regresar a Madrid
Dec¨ªa Renard: 'El cr¨ªtico no s¨®lo debe decir la verdad, debe conocerla'. Eso es lo que parece animar la carta que remite mi paisano, Federico Dur¨¢n, donde desgrana, en una prosa lorquiana, ra¨ªdos t¨®picos acerca de Madrid y de sus gentes. Los t¨®picos distorsionan la realidad, alejan a los pueblos de una perspectiva clara, y lo que es peor, predisponen el ¨¢nimo adverso y condicionan perniciosas actitudes futuras. Lorca no se sentir¨ªa orgulloso de esos valores, quiz¨¢ Arzallus s¨ª.
Soy andaluz, gaditano para m¨¢s se?as -sabemos mucho de los t¨®picos infundados por mi tierra- y enamorado de una ciudad, Madrid, que considero como mi ciudad y de unas gentes que siento tan cercanas a m¨ª como las de Andaluc¨ªa. Y ello porque me entregu¨¦ al Madrid de todos los ¨¢ngulos y perspectivas. Un Madrid trepidante, bullicioso, fren¨¦tico. S¨ª..., pero s¨®lo a veces. Vemos lo que queremos ver, o lo que nos ense?an a ver.
Amo los tranquilos paseos por las recoletas calles del Madrid de los Austrias, donde puedo respirar la historia de la villa y corte; me abandono a las fragancias del Retiro en una soleada ma?ana de invierno -quienes hayan visto la intensidad del azul del cielo madrile?o una de esas ma?anas saben de lo que escribo-; siglo los olores de la comida tradicional en el Arco de Cuchilleros; extra?o a menudo las charlas del grupo de amigos con los que -siguiendo una ancestral y t¨ªpica costumbre madrile?a- me cito en uno de los incontables bares cuya clientela es tan habitual que el ambiente que reina podr¨ªa calificarse sin dificultades de 'familiar'. La vida en Madrid gira en torno a la calle: bares, teatros, caf¨¦s, actividades en los parques, cines, clubes, casas auton¨®micas. Tantas y tantas cosas para hacer de manera sosegada...
Hacer amigos en Madrid es f¨¢cil, porque el madrile?o es abierto, franco, dialogante y, sobre todo, acogedor. ?Cu¨¢ntas familias andaluzas nos sentimos ya en parte madrile?as por el cari?o con el que nos han acogido sin preguntar de d¨®nde ven¨ªamos? Vallecas, Valdemoro o Legan¨¦s pueden contarlo, yo puedo contarlo. Madrid que nos engancha, Madrid que nos enamora con sus encantos, Madrid... esa gran desconocida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.