La batalla del CD 'gravable'
Una sentencia obliga a un fabricante de CD de datos a pagar a la SGAE derechos de autor porque el soporte puede grabar audio
Un delgado disco de pl¨¢stico es el campo de batalla en el que est¨¢n luchando los fabricantes de electr¨®nica y las entidades que gestionan los derechos de autor. Una sentencia de un juzgado de Barcelona considera que los CD-R, los discos compactos que se utilizan para grabar datos, deben pagar un canon por derechos de autor, ya que tambi¨¦n se puede grabar m¨²sica en ellos. Ninguna de las partes aclara cu¨¢nta gente hace una u otra cosa.
La SGAE asegura tener un informe que dice que el 77% de los CD-R se usa para copiar discos. Asimelec dice poseer otro que rebaja la cifra al 10%
La pol¨¦mica de los CD-R (compact disc recordable) es una nueva vuelta a una tuerca que lleva 10 a?os marcando las relaciones entre los fabricantes de electr¨®nica y las gestoras de los derechos de autores, int¨¦rpretes, discogr¨¢ficas y editoriales. Desde 1992, los fabricantes de cintas v¨ªrgenes, fotocopiadoras y grabadoras de audio y v¨ªdeo pagan un canon a los organismos que controlan esos derechos por el dinero que, te¨®ricamente, dejan de ingresar cuando una persona graba una cinta o fotocopia un libro. Cada soporte paga una cantidad, marcada en la Ley de Propiedad Intelectual (LPI). Las fotocopiadoras, por ejemplo, pagan entre 7.500 y 37.000 pesetas; una cinta de audio, 30 pesetas por hora; una de v¨ªdeo, 50 pesetas por hora.
Las relaciones entre los fabricantes de estos soportes y las gestoras de derechos se han mantenido con alfileres. La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) se queja de que las tarifas no han subido en 10 a?os, mientras que los fabricantes agrupados en la Asociaci¨®n Multisectorial de Empresas Espa?olas de Electr¨®nica y Comunicaciones (Asimelec) aseguran haber pagado m¨¢s de 150,2 millones de euros en este periodo. Pero las fr¨¢giles relaciones se han roto con los CD-R, los discos compactos de grabaci¨®n de datos. Programas de software, videojuegos, la declaraci¨®n de la renta: todos est¨¢n grabados en CD-R, que est¨¢ sustituyendo al disquete por su gran capacidad (650 MB frente a 1,4).
Negociaci¨®n
El problema surge cuando usuarios dom¨¦sticos de PC empiezan a utilizar los CD-R para realizar copias de CD de m¨²sica. La SGAE y Asimelec negociaron durante un a?o el pago de un canon, pero las relaciones se rompieron por la definici¨®n de usuarios: en Espa?a se venden 80 millones de CD-R al a?o y, mientras la SGAE asegura tener un informe que dice que el 77% de ellos se usa para copiar m¨²sica, Asimelec dice poseer otro que rebaja la cifra al 10%. Cada una de las partes est¨¢ dispuesta a admitir el pago (o cobro) del tanto por ciento que reconocen por el uso del audio. Pero ninguna publica los informes que prueban ese uso.
El siguiente paso ha sido el juzgado. La SGAE ha demandado a cuatro fabricantes (Traxdata, HP, Verbatim e Imation) y, el pasado 2 de enero, se dictaba la primera sentencia: una juez condena a Traxdata a pagar canon a la SGAE por los CD-R vendidos desde 1997. Traxdata y el resto de las demandadas han declinado aclarar cu¨¢ntos CD-R venden al a?o, pero Asimelec cifra en 45 millones de euros (ver cuadro) el impacto sobre el sector, si la sentencia se hiciera firme.
Las partes dicen que siguen abiertas a un acuerdo. 'Nos gusta negociar, no imponer', dice Juan Palomino, director de Reproducci¨®n Mec¨¢nica de la SGAE.
Otras entidades gestoras de derechos, como la AIE (int¨¦rpretes) y la AGEDI (productores), han preferido no pronunciarse sobre este tema.
Los fabricantes se aferran al argumento de que no se puede 'controlar el uso que se hace de los productos', dice Jos¨¦ P¨¦rez, director general de Asimelec. Para Javier Ram¨ªrez, miembro de la comisi¨®n jur¨ªdica de la asociaci¨®n tecnol¨®gica Sedisi, 'la protecci¨®n deber¨ªa establecerse del lado de la obra, no del soporte'. El sector est¨¢ molesto, adem¨¢s, porque cree que la SGAE est¨¢ tratando de compensar las p¨¦rdidas que le causa la pirater¨ªa de m¨²sica, ilegal y perseguible, gravando al sector. 'Una cosa es la pirater¨ªa y otra la copia privada', niega Palomino. Los manteros que venden dos CD por seis euros en las grandes ciudades usan CD-R.
La base de esta sentencia y de toda esta pol¨¦mica es un supuesto h¨¢bito de los espa?oles a la hora de copiar CD que nadie ha sabido o querido probar ni desmentir. 'Es bien sabido', dice la resoluci¨®n, 'cu¨¢l es el h¨¢bito del consumidor espa?ol, el de grabar mediante ordenador (aparato ya com¨²n en casi todos los hogares) los CD legalmente adquiridos por otras personas'. Como los contendientes en esta lucha, en espera de una negociaci¨®n, no muestran sus datos p¨²blicamente, hay que buscarlos en otra parte. Seg¨²n los datos de la memoria del a?o 2000 de Sedisi y el Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa, un 5,5% de los hogares espa?oles tiene PC y grabadora de CD.
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