Ra¨²l se queda solo en Montju?c

El Real Madrid acab¨® hecho trizas y petrificado por el alcance de su nefasta actuaci¨®n en un partido que ganaba antes de que los jugadores del Espanyol tocaran su primer bal¨®n. M¨¢s all¨¢ de la importancia de dejarse el liderato en Montju?c, lo peor fue que buen n¨²mero de sus jugadores decidieron delegar funciones y se borraron del partido a medida que el esforzado y corajudo ejercicio de los del Espanyol les exig¨ªa algo m¨¢s que lo pol¨ªticamente correcto. Eligieron el peor d¨ªa para permitirse una actitud tal vez nacida de la opulencia de un equipo lanzado a toda m¨¢quina en todos los frentes. A la ausencia de Hierro, se a?ad¨ªa ayer la de Zidane y tambi¨¦n la de Makelele. Falto de medio espinazo y de un jugador como el franc¨¦s que tanta consistencia infunde, el Real Madrid se qued¨® en Ra¨²l y poco m¨¢s.

El capit¨¢n madridista marc¨® ese primer gol visto y no visto, en s¨®lo 27 segundos, despu¨¦s de que Flavio, en una de las pocas cosas buenas que hizo, se dejara caer por la banda derecha y metiera un centro que dej¨® en evidencia la blandura defensiva del Espanyol. Ra¨²l no perdon¨® despu¨¦s de que el bal¨®n sobrepasara una estirada a destiempo de Mora. El partido se le puso a pedir de boca al Madrid. Ra¨²l se descolgaba hasta la medular y ordenaba el juego, en el que no adquir¨ªa relevancia alguna el doble pivote formado por Flavio y Helguera. Todas las noticias del Madrid en el ¨¢rea de Mora llevaban el remite de Ra¨²l. ?l desahogaba el juego en el centro del campo, lo proyectaba por las bandas o tej¨ªa a base de apoyos y paredes y, en el colmo de la inhibici¨®n de muchos de sus compa?eros, retrocedi¨® hasta la defensa para sujetar en un par de ocasiones las arremetidas de De Lucas. Los jugadores del Espanyol, atribulados por el gol que se tragaron cuando calentaban motores, se pasaban la responsabilidad de echarle el lazo al capit¨¢n madridista, sin darle mayor importancia. Y en realidad ¨¦se era el punto del que depend¨ªa su hoja de servicios. Su pareja de centrales, m¨¢s que entretenida con Morientes y las apariciones del propio Ra¨²l, dejaba suelto a ¨¦ste cuando reculaba y Morales y ?lex se hac¨ªan un l¨ªo y entre que ahora lo coges tu, ahora yo, el Madrid se hizo con la batuta del juego.

La reacci¨®n del Espanyol denot¨® la falta de empaque de la mayor¨ªa de sus jugadores frente a la superior calidad de al menos media docena de sus rivales. Pero, a base de coraje y presi¨®n en el centro del campo, gan¨® metros e incordi¨®. A¨²n as¨ª, con Pav¨®n muy encima del bullicioso Tamudo, Casillas no pasaba mayores apuros. El empate lleg¨® en un flagrante error defensivo. Palencia cabalg¨® por la izquierda y el muro madridista bascul¨® por completo. El mexicano centr¨® hacia atr¨¢s, hacia un De Lucas tan libre de marca en la media luna que tuvo tiempo para templar y empalmar un tirazo que se col¨® por la escuadra de Casillas.

El Madrid dio se?ales intermitentes de vida y le exigi¨® a Mora un notable acierto en los mano a mano. El primero lo resolvi¨® ante Solari, que supli¨® la ausencia de Zidane, en una entrada por su carril izquierdo. Ciertos pasajes sin relieve acreditaron la inopia de algunos jugadores madridistas, como una falta sacada muy r¨¢pido mientras se las ten¨ªan tiesas en una est¨¦ril discusi¨®n fuera de foco con Tamudo o un env¨ªo de Flavio para que atendieran a un compa?ero cuando ¨¦ste ya se hab¨ªa reincorporado. De ese bal¨®n, cazado por Roger, surgi¨® otra buena ocasi¨®n para el Espanyol. Mora volvi¨® a salvar a su equipo en dos salidas ante Ra¨²l. Pero entre medias, el Espanyol, muy tirado atr¨¢s en la reanudaci¨®n, se rehizo y anot¨® el segundo tanto. Fue despu¨¦s de los primeros relevos, todos tan revitalizantes para el Espanyol como desestabilizadores para el Madrid. Posse sent¨® a Roger pero el argentino se situ¨® en la derecha y atribul¨® a Roberto Carlos, y De Lucas pas¨® al carril izquierdo. Del Bosque dio entrada a Guti y Munitis pero lejos de reactivarse, el Madrid perdi¨® la br¨²jula y cedi¨® al empuje de su rival. Para m¨¢s inri, el Espanyol anot¨® en una jugada ensayada que dej¨® en evidencia a la defensa del Madrid. Fue una falta en la frontal que ?lex puso en la cabeza de Soldevilla y que remat¨® Tamudo, libre de marca en el ¨¢rea peque?a. Fue la definitiva evidencia del partido acomodaticio de un Madrid que trat¨® de hacer valer su gol a medio gas, firmar el armisticio despu¨¦s y que acab¨® derrotado, dejando a Ra¨²l m¨¢s solo que la una.