'Espa?a no es la tierra prometida. Es el infierno'
El fin de las regularizaciones ordenado el 14 de enero por el Gobierno deja a 250.000 inmigrantes en la clandestinidad
Las cinco personas que hablan en este reportaje no se atreven a revelar sus nombres por miedo a ser expulsadas de Espa?a. Se trata de inmigrantes a los que la decisi¨®n del Gobierno de rechazar las solicitudes de regularizaci¨®n presentadas desde el 14 de enero ha condenado a vivir al margen de la ley. En su misma situaci¨®n se encuentran otros 250.000 extranjeros.
El delegado del Gobierno para la Extranjer¨ªa, Enrique Fern¨¢ndez-Miranda, recomend¨® el pasado d¨ªa 1 a todas estas personas 'que se vuelvan a sus pa¨ªses de origen'. Precis¨® que ahora la ¨²nica forma de obtener papeles es a trav¨¦s del contingente anual de trabajadores extranjeros, que este a?o ofrece 10.000 empleos estables y 22.000 temporales. Los aspirantes a formar parte de este cupo deben presentar su petici¨®n en los pa¨ªses de origen. Ning¨²n extranjero de los que ya est¨¢n en Espa?a o de los centenares que siguen entrando cada d¨ªa por tierra, mar y aire tiene posibilidad de regularizar su situaci¨®n, por m¨¢s que haya empresarios espa?oles interesados en firmarles un contrato de trabajo.
'No me dejan regularizarme los mismos que me dieron 60 d¨ªas para hacerlo' (R., cubano) 'Mientras esperaba respuesta del Gobierno he perdido mi oferta de trabajo' (V., colombiano) 'Hace seis meses que ped¨ª los papeles. Si ahora me los niegan, ?qu¨¦ hago?' (A., marroqu¨ª) 'Me acog¨ª a la Operaci¨®n Ecuador y s¨®lo he obtenido mentiras' (C., ecuatoriano)
Esta paradoja est¨¢ creando una bolsa de irregulares que crece de d¨ªa en d¨ªa. Algunos son empleados por espa?oles que necesitan de sus servicios y que para contratarlos deben correr el riesgo de situarse al margen de la ley. Otros caen en manos de proxenetas, traficantes de drogas o explotadores sin escr¨²pulos.
Curiosamente, ha sido el propio Gobierno el que ha conducido a cientos de inmigrantes a ese callej¨®n sin salida. Lo sabe bien R., un cubano de 36 a?os que lleg¨® al aeropuerto de Barajas a las 14.00 horas del 25 de enero. R. viajaba oficialmente hacia Mosc¨², pero en cuanto aterriz¨® en Madrid pidi¨® asilo pol¨ªtico. ?sta es la v¨ªa de entrada habitual de los inmigrantes procedentes de La Habana. A lo largo del ¨²ltimo a?o, la han utilizado con ¨¦xito 3.000 personas, seg¨²n fuentes de la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Como al resto de sus compatriotas, la polic¨ªa del aeropuerto entreg¨® a R., 'por razones humanitarias', una autorizaci¨®n de entrada en Espa?a. El documento especifica: 'Se informa de que el titular de esta autorizaci¨®n tiene 60 d¨ªas de plazo para regularizar su situaci¨®n o, en caso contrario, para abandonar el territorio nacional'.
Pero R. no puede regularizar su situaci¨®n, porque hace 11 d¨ªas que las mismas autoridades que se lo ordenan han cerrado el camino de acceso a los ansiados papeles: el llamado r¨¦gimen general ha sido pr¨¢cticamente clausurado.
R. est¨¢ perplejo. 'Mi abogada me aconsej¨® que pidiera una exenci¨®n de visado en la Delegaci¨®n del Gobierno. All¨ª me entregaron unos formularios para que presentara una oferta de trabajo. Pero ahora me dicen que la oferta no sirve para nada. Me he quedado en el aire'.
R. consume el plazo de 60 d¨ªas que le ha dado el Gobierno en la casa de un compatriota, situada a las afueras de Madrid. 'Pienso en mi mujer, con la que llevo 14 a?os casado, y en mis dos hijos; el cr¨ªo tiene 5 a?os y la ni?a, 12. No s¨¦ qu¨¦ hacer. Me he quedado en el aire'.
Fuentes del Centro Cubano aseguran que ayer mismo pidieron asilo en Barajas otros 17 cubanos; anteayer fueron 61. La polic¨ªa les franque¨® a todos la entrada en Espa?a con el mismo compromiso imposible de cumplir: legalizaci¨®n en 60 d¨ªas.
En igual callej¨®n sin salida que R., aunque despu¨¦s de dar un amplio rodeo, se encuentra V., un colombiano de 33 a?os. Este ingeniero industrial aterriz¨® en Barajas, procedente de Bogot¨¢, el 18 de octubre de 2000. Entr¨® en Espa?a camuflado como turista. Desde entonces ha trabajado de alba?il y de camarero. El a?o pasado, cuando se abri¨® el proceso de regularizaci¨®n por arraigo, present¨® su solicitud. 'Pero no sab¨ªa que hab¨ªa que acompa?arla de una oferta de empleo. El due?o del restaurante en el que trabajaba me la hizo a toda prisa'. La entreg¨® fuera de plazo.
Han pasado seis meses y la Administraci¨®n a¨²n no le ha contestado. En ese tiempo ha perdido el empleo, con lo que la oferta que present¨® ya no es v¨¢lida. 'Estoy angustiado. Todos los meses debo enviar dinero a Colombia para pagar la deuda. Sin papeles no puedo trabajar, y sin trabajo no tengo dinero. Espa?a no es la tierra prometida, es m¨¢s bien un infierno'.
El silencio de la Administraci¨®n crispa tambi¨¦n los nervios de A., un guitarrista marroqu¨ª de 28 a?os que decidi¨® quedarse en Espa?a cuando su grupo musical, los Kinahua Marrakech, hicieron escala en Madrid, procedentes de EE UU y B¨¦lgica. De aquello hace ya un a?o.
En 2001, A. se acogi¨® al proceso de regularizaci¨®n por arraigo, pero, al igual que V., no ha recibido respuesta. Subsiste tocando su guitarra en el parque madrile?o de El Retiro. Duerme en casas de amigos, a salto de mata.
'Tengo mujer y dos hijos en Marrakech. Son pobres y debo mandarles dinero. Pero sin papeles es imposible conseguir un trabajo decente', afirma. Su abogada advierte: 'Si se los niegan, no tendr¨¢ ninguna v¨ªa legal para regularizar su situaci¨®n'.
Tampoco ha recibido respuesta C., un ecuatoriano de 38 a?os que en su pa¨ªs se dedicaba a la cartograf¨ªa por ordenador. Lleg¨® a Barajas, v¨ªa Amsterdam 'para despistar', el 16 de mayo de 2000. El 27 de febrero de 2001 se acogi¨® a la Operaci¨®n Ecuador, una original idea del delegado para la Extranjer¨ªa, Enrique Fern¨¢ndez-Miranda, consistente en llevar a 25.000 inmigrantes a Quito para que regularizaran su situaci¨®n y volver a traerlos con los papeles en regla. Cuando el actual ministro del Interior, Mariano Rajoy, puso fin a aquella aventura, el Gobierno asegur¨® a C. y a otros 21.000 compatriotas que les arreglar¨ªa los papeles en Espa?a. De hecho, el delegado los cuenta como regularizados en el Balance 2001 de su departamento. C. es la prueba de que las cuentas de Fern¨¢ndez-Miranda no se ajustan a la realidad.
El protagonista de esta historia vive al borde de la desesperaci¨®n. 'Ya me han adelantado cuatro fechas distintas para darme los papeles. Pero siempre han sido mentira. Tengo mujer y dos hijos en Quito, y no aguanto m¨¢s sin verlos: estoy dispuesto a marcharme y a volver a entrar como ilegal'. Si lo hace, la orden del 14 de enero no le dar¨¢ oportunidad de regularizar su situaci¨®n.
C. se ha dejado las manos recogiendo hortalizas y ahora trabaja en una f¨¢brica de calzado en Murcia. Siempre en la clandestinidad. 'Esto es un enga?o miserable', declara.
?Qu¨¦ suceder¨¢ el d¨ªa que la polic¨ªa pare en la calle a una de estas personas en situaci¨®n irregular? R., nacido en Guinea Ecuatorial hace 20 a?os, puede dar una idea. Hace dos a?os entr¨® en Espa?a con un visado de estudiante. Lo anul¨® y solicit¨® el de residencia y el de trabajo. Se lo han denegado en dos ocasiones. R. es negro, lo que le hace especialmente visible para los polic¨ªas. 'La ¨²ltima vez que me pararon fue la semana pasada. Les dije que si no ten¨ªa papeles era porque ellos no me los hab¨ªan dado'. ?Qu¨¦ hicieron los agentes? ?Aplicaron la Ley de Extranjer¨ªa y le expulsaron? 'Me dijeron: procura llevar encima el pasaporte'.
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