El artista y la incomprensi¨®n
'Si donde ha de alzar la voz el arte se encuentran burgueses pusil¨¢nimes y gandules, no caben miras elevadas, sino ¨²nicamente vulgares deberes. Se marchitan las flores, se estrellan los sue?os, y es preciso que el esp¨ªritu libre permanezca al acecho contra todos los demonios de la mezquindad y de la mediocridad, so pena de sucumbir'. Estas l¨ªneas, situadas hacia la mitad de esta prolija y morosa novela, resumen su tema, y es una muestra de las imposiciones estil¨ªsticas de la ¨¦poca, que nos llegan hoy como debilidades del autor. El hombrecillo de los gansos es la historia del m¨²sico Daniel Nothafft, de su enfrentamiento contra la mediocridad, de la que ¨¦l mismo no sale indemne, y del adverso destino que enreda su vida en vulgares l¨ªos amorosos, convirti¨¦ndole en artista fracasado que debe someterse a las convenciones de su tiempo. Nada en la vida de Daniel Nothafft contribuye a allanarle el camino que le lleve a un estado de felicidad. No obstante, ¨¦sta es su m¨¢xima aspiraci¨®n; cuando un hombre deja pasar la felicidad, dice Daniel Nothafft, 'el destino lo convierte en un perro'.
EL HOMBRECILLO DE LOS GANSOS
Jakob Wassermann Traducci¨®n de Jos¨¦ Vivar El Acantilado Barcelona, 2001 690 p¨¢ginas. 27 euros
A Daniel Nothafft el destino no lo convierte en un perro, ya que este enunciado supone una enfatizaci¨®n del fracaso, un en¨¦rgico rechazo de la vida burguesa, sino en funcionario del arte (director de una orquesta municipal), que acaso es un destino m¨¢s borroso, pues la obra que so?¨®, y a veces logr¨® escribir, queda sepultada en el deber social, en la sumisi¨®n y en la apariencia de ¨¦xito de un trabajo que niega su genio individual, a favor de un cr¨¦dito barato de su potencialidad art¨ªstica.
El austriaco Jakob Wassermann (F¨¹rth, 1873-Altaussee, 1934), a¨²n a medio camino de la gran novela del XIX y las nuevas corrientes de renovaci¨®n del periodo de entreguerras, consigui¨® con este libro, que alcanz¨® una enorme popularidad a mediados del siglo XX, oponer la m¨ªstica individualista del artista, fruto tard¨ªo del romanticismo como ser excepcional, a la condici¨®n com¨²n del individuo que debe, por encima de todo, ganarse la vida, y en consecuencia someter su locura a la normalizaci¨®n de la vida cotidiana.
El hombrecillo de los gansos
resulta actualmente una novela en exceso previsible, y ayuda muy poco su prolijidad. Sus derivaciones y demoras descentran la peripecia de Daniel Nothafft, que acaba por difuminarse en el ambiente de ¨¦poca y en numerosos episodios laterales que tienen hoy un car¨¢cter m¨¢s costumbrista que simb¨®lico. No obstante, pese a este cargante esmero por detallar las m¨²ltiples gradaciones de la trivialidad, la novela conserva, aqu¨ª y all¨¢, una admirable introspecci¨®n sobre la aspiraci¨®n a lo sublime, sobre todo en los fragmentos de influencia expresionista. Esos fragmentos y la melancol¨ªa con que se describen ciertos paisajes de los alrededores de N¨²remberg son est¨ªmulos m¨¢s que suficientes para adentrarse en el viejo universo de esta novela.
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