La Corte Suprema argentina denuncia el intento de desplazarla con violencia
El presidente del alto tribunal dice que ninguno de los nueve magistrados piensa dimitir
El vicepresidente de la Corte Suprema, Eduardo Molin¨¦ O'Connor, cree que la crisis que vive Argentina pone a prueba la fortaleza de las instituciones del pa¨ªs, porque 'est¨¢n tratando de desplazar a la Corte a trav¨¦s de la violencia'. Entretanto, el presidente del alto tribunal, Julio Nazareno, denunci¨® amenazas de muerte en una entrevista, si bien manifest¨® que ninguno de los nueve miembros de la Corte Suprema piensa dimitir. Mientras siguen las protestas contra el alto tribunal, miembros del Gobierno creen que los magistrados est¨¢n m¨¢s unidos que nunca.
Una versi¨®n de la 'guerra civil' que tem¨ªa y quer¨ªa evitar el presidente argentino, Eduardo Duhalde, cuando asumi¨® el cargo hace poco m¨¢s de un mes se libra en las batallas donde se enfrentan cada d¨ªa los poderes del Estado. Dos de ellos, el Ejecutivo y el Congreso, se han aliado contra el Supremo, cabeza del Poder Judicial. El vicepresidente del alto tribunal del pa¨ªs, Eduardo Molin¨¦ O'Connor, considera que 'esta crisis pone a prueba la fortaleza de las instituciones en Argentina, porque est¨¢n tratando de desplazar a la Corte a trav¨¦s de la violencia'.
Molin¨¦ O'Connor y el presidente de la Corte, Julio Nazareno, uno de los jueces m¨¢s criticados entre los nueve miembros del tribunal sometidos desde el pasado jueves a proceso por la Comisi¨®n de Juicio Pol¨ªtico de la C¨¢mara de los Diputados, concedieron una entrevista a la BBC de Londres, reproducida por una cadena de radio de Buenos Aires.
Nazareno confirm¨® que hab¨ªa recibido 'amenazas de muerte', pero neg¨® que alguno de los jueces est¨¦ pensando en renunciar. Siete de los nueve iniciaron los tr¨¢mites para acogerse a la jubilaci¨®n. La pensi¨®n vitalicia de unos 11.000 d¨®lares de promedio que les corresponder¨ªa es un nuevo motivo de conflicto. Los diputados quieren cortar el paso a todas las salidas que los jueces hacen llegar al Ejecutivo. Los miembros de la Comisi¨®n de Juicio Pol¨ªtico tienen voluntad de 'acusar y suspender' hasta que el Senado sentencie la destituci¨®n. La remoci¨®n al cabo del juicio les impedir¨ªa recibir el beneficio de la jubilaci¨®n y seguir cobrando, ya retirados, el mismo salario que ten¨ªan en activo.
'Ni jubilaci¨®n, ni renuncia, ni embajadas. La sociedad reclama juicio y castigo, no tolerar¨ªa la renuncia ni la jubilaci¨®n. La lucha es contra la impunidad', asegura tajante la diputada Elisa Carri¨®, l¨ªder de la Alternativa para una Rep¨²blica de Iguales y miembro de la Comisi¨®n de Juicio Pol¨ªtico.
Desde la otra trinchera, responde Nazareno: 'Nosotros no nos vamos a ir porque nos llenen una plaza de gente gritando con una cacerola. Si en este momento nosotros aflojamos y por nuestra propia comodidad nos vamos a nuestras casas, no estamos cumpliendo con nuestro mandato constitucional'.
Una fuente del Ministerio de Justicia dec¨ªa ayer a este diario que 'la embestida les ha abroquelado y est¨¢n m¨¢s unidos que nunca, inclusive se hablan nuevamente entre ellos los que antes se ignoraban y despreciaban'. Los altisonantes partes p¨²blicos de la guerra no revelan el contenido de los discretos contactos privados que mantienen las partes.
Los jueces de la Corte replicaron a las amenazas y advirtieron de que podr¨ªan dictar un fallo a¨²n m¨¢s duro, terminante y abarcador que el detonante del conflicto hace una semana para obligar al Ejecutivo a levantar inmediatamente las restricciones al retiro de fondos de los bancos, y tambi¨¦n otra resoluci¨®n declarando la inconstitucionalidad del decreto posterior que proh¨ªbe y suspende la admisi¨®n a tr¨¢mite de las demandas judiciales de los ahorradores durante seis meses.
Hundir la reforma
Con esos dos torpedos, la Corte hundir¨ªa la fr¨¢gil barcaza del programa econ¨®mico en el que se ha embarcado el Gobierno y que inexorablemente debe zarpar el lunes, cuando comience a operar el mercado libre de cambios y la cotizaci¨®n del d¨®lar indique la temperatura real de la confianza o del miedo al fracaso que tiene toda la sociedad. Estremecido a su vez por la velada amenaza del Supremo, el Ejecutivo recomienda prudencia a los diputados, exige garant¨ªas y trata de bajar el tono de declaraciones y protestas.
Mientras tanto, los vecinos de Buenos Aires siguen all¨ª. La cacerolada del pasado jueves convoc¨® otra vez a unas 5.000 personas que, despu¨¦s de batir el parche met¨¢lico, de insultar y de protestar ante el Palacio de los Tribunales, integr¨® un cortejo f¨²nebre que march¨® lentamente hasta el Congreso detr¨¢s de una camioneta que llevaba el ata¨²d con el cad¨¢ver de la 'impunidad' y coronas de flores en las que se destacaban los t¨ªtulos de los cargos contra el Supremo.
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