?Debe Espa?a pedir perd¨®n?
El Reino Unido nunca pidi¨® perd¨®n por los bombardeos con armas qu¨ªmicas que orden¨® Winston Churcill contra los kurdos en el norte de Irak, en 1919-1920. Italia tard¨® 60 a?os, pero en 1996 se disculp¨® ante Etiop¨ªa por el empleo de esas armas prohibidas en 1935-1936, cuando Benito Mussolini decidi¨® ampliar su imperio colonial. Roma no parece, sin embargo, dispuesta, a indemnizar a las v¨ªctimas. ?Debe ahora Espa?a pedir perd¨®n a los rife?os o a todos los marroqu¨ªes, como lo reivindica el hijo de Abdelkrim Jattabi y la Asociaci¨®n de Defensa de las V¨ªctimas de la Guerra del Gas Qu¨ªmico en el Rif?
Los historiadores que han investigado sobre la guerra colonial discrepan sobre la actitud a seguir por las autoridades espa?olas, aunque todos reconocen que el ej¨¦rcito espa?ol us¨® indiscriminadamente el gas mostaza y otros productos menos mort¨ªferos.
'El actual monarca alau¨ª deber¨ªa pedir disculpas al pueblo del Rif por la infame agresi¨®n que su padre cometi¨® en 1958-1959', seg¨²n Juan Pando
'No veo por qu¨¦, en el a?o 2002, el Estado espa?ol tendr¨ªa que disculparse por lo que hiciera la monarqu¨ªa alfonsina', asegura ?ngel Vi?as
'La brutalidad de una guerra colonial, como la del Rif o la de Irak, ten¨ªa una dimensi¨®n racista', afirma el historiador brit¨¢nico Sebastian Balfour
Sebastian Balfour, de la London School of Economic, no tiene la menor duda: 'Espa?a deber¨ªa al menos lamentar la utilizaci¨®n de bombas qu¨ªmicas y reconocer el sufrimiento que causaron'. 'La brutalidad de una guerra colonial, como la del Rif o como la de Irak, ten¨ªa una dimensi¨®n racista', porque los europeos hab¨ªan renunciado a enfrentarse entre ellos con esas armas, pero no ten¨ªan reparos en utilizarlas 'contra pueblos supuestamente no civilizados'.
Los efectos del gas mostaza
Desde un punto de vista jur¨ªdico, prosigue Balfour, 's¨®lo se puede acusar a Espa?a de haber violado el Tratado de Versalles, que condenaba su empleo, pero sin estipular reglas o modalidades'. 'No s¨®lo Espa?a, sino todas las potencias occidentales deber¨ªan solicitar el perd¨®n por su colonialismo agresivo', apostilla Morten Heiberg, de la Universidad de Copenhague.
Las autoridades espa?olas, civiles o militares, no pod¨ªan alegar, seg¨²n Balfour, que desconoc¨ªan las consecuencias del gas mostaza. 'Hab¨ªa bastante documentaci¨®n de la I Guerra Mundial que demostraba sus estragos', asegura el historiador.
'Esas historias de pedir perd¨®n hoy por lo que hicieron otros en el pasado me parecen rid¨ªculas', afirma Mar¨ªa Rosa de Madariaga, autora de varios libros sobre el Rif y que pr¨®ximamente publicar¨¢ Los moros que trajo Franco (Ediciones Mart¨ªnez Roca).
?ngel Vi?as, autor de Franco, Hitler y el estallido de la guerra civil, en el que desvela las ventas de gases t¨®xicos alemanes a Espa?a, coincide con De Madariaga. 'No veo por qu¨¦, en el a?o 2002, el Estado espa?ol tendr¨ªa que disculparse por lo que hiciera la monarqu¨ªa alfonsina y la dictadura de Primo de Rivera'. 'Tambi¨¦n podr¨ªamos exigir entonces que el reino de Marruecos pidiera perd¨®n al pueblo espa?ol por los desmanes que tropas moras, aunque al servicio de los rebeldes espa?oles, causaron en Espa?a'.
A mitad de camino entre ambas tesis se sit¨²a otro historiador, Juan Pando, que aboga por un perd¨®n rec¨ªproco. 'Si se exige una reparaci¨®n moral a Espa?a por esos bombardeos, habr¨ªa que reclamar otras a los jefes actuales de las cabilas (tribus) de Beni Said y Metalza, responsables ¨¦stas, en el verano de 1921, de las matanzas de 950 espa?oles en Dar Quebdani y de 3.000 en Monte Arruit, tras haber entregado sus armas y confiado sus heridos a la clemencia del enemigo'.
'En la historia de las mayores capitulaciones coloniales, como Kut el Amara o Dien Bien Phu', contin¨²a el autor de Historia secreta de Annual (Editorial Temas de Hoy), 'no se conoce semejante crimen'. 'Fueron degollados all¨ª m¨¢s espa?oles en 15 minutos que rife?os muertos en primera l¨ªnea por gases durante toda la guerra'.
Entre Etiop¨ªa y Marruecos hay adem¨¢s una diferencia sustancial. El Gobierno de Addis Abeba luch¨® durante largos a?os porque Italia reconociese sus tropel¨ªas, mientras el de Rabat nunca ha formulado la menor exigencia a Espa?a. Es poco probable que lo haga porque ser¨ªa entrar en un engranaje peligroso.
'El sult¨¢n de Marruecos colabor¨® con los espa?oles en la guerra contra la Rep¨²blica del Rif', fundada por Abdelkrim, se?ala Balfour. 'De ah¨ª que el Estado marroqu¨ª podr¨ªa verse involucrado en las disculpas y compensaciones'. 'Por eso no permite ni conferencias ni estudios cient¨ªficos sobre los bombardeos qu¨ªmicos del ej¨¦rcito espa?ol', concluye.
'Esperemos', escrib¨ªa la semana pasada Al¨ª Lmrabet, un tetuan¨ª director de la revista marroqu¨ª Demain, que 'Espa?a no tarde en admitir sus errores durante los a?os veinte para que se puedan examinar a continuaci¨®n los que Marruecos cometi¨® desde finales de 1958 a principios de 1959, vertiendo napalm sobre su propia poblaci¨®n en las monta?as del Rif'. El napalm no est¨¢, sin embargo, catalogado como arma qu¨ªmica.
Ataques marroqu¨ªes
'Hassan II se apoder¨® del Rif manu militari y lo hizo con dureza, recurriendo al napalm' para doblegar la resistencia, recuerda Carlos L¨¢zaro, autor de La forja de la aeron¨¢utica militar. Marruecos (1909-1927), una obra que tambi¨¦n analiza la guerra qu¨ªmica.
'En enero de 1959', precisa Juan Pando, 'las tropas marroqu¨ªes, dirigidas por el pr¨ªncipe Mulay Hassan, m¨¢s tarde convertido en el rey Hassan II, y su lugarteniente Mulay Ufkir, bombardearon con napalm y luego entraron con lanzallamas en los poblados del ¨¢erea de Axdir-Einzoren, cerca de Alhucemas, sublevados contra los abusos del partido del Istiqlal'. 'En consecuencia', concluye, 'el actual monarca marroqu¨ª, Mohamed VI, deber¨ªa pedir disculpas al pueblo del Rif por la infame agresi¨®n que su padre cometiera'.
'M¨¢s que solicitar perd¨®n, lo que quiz¨¢ pudi¨¦ramos hacer es reescribir, con los datos descubiertos por Balfour en su nuevo libro (Abrazo mortal, Editorial Pen¨ªnsula) y otras aportaciones, la versi¨®n oficial de las campa?as en Marruecos'. 'Esta historia se ha empe?ado hasta ahora en silenciar a cal y canto, por razones esp¨²reas, el empleo de armas qu¨ªmicas', afirma ?ngel Vi?as.
La mejor manera de arreglarlo es, para Mar¨ªa Rosa de Madariaga, que 'Espa?a preste m¨¢s apoyo a Marruecos, sobre todo a la zona de su antiguo protectorado, contribuyendo eficazmente a su desarrollo. Espa?a hace muy poco por la zona norte. Me parece que ¨¦sta ser¨ªa la mejor manera de dar satisfacci¨®n a los rife?os y de reparar en cierto modo los da?os causados por la etapa colonial'.
No hay que ser, sin embargo, demasiado duro a la hora de juzgar el escaso desarrollo que supuso para el Rif la colonizaci¨®n espa?ola comparado con la modernizaci¨®n del Marruecos bajo dominio franc¨¦s. 'Espa?a nunca pudo invertir en las zonas del continente africano que le fueron otorgadas entre 1904 y 1912 porque no era un territorio pacificado', se?ala Jean-Marc Delaunay, profesor de la Universidad de Par¨ªs 3-Nueva Sorbona.
'De 1927 a 1936 fue la ¨²nica d¨¦cada pac¨ªfica que vivi¨® el Rif, pero fue un tiempo insuficiente para lograr un desarrollo en profundidad del norte de Marruecos', concluye.
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