Del ambiente de pueblo al de una gran ciudad
Chamart¨ªn, que empez¨® siendo una aldea, se ha convertido en el distrito de las embajadas, las empresas y los t¨²neles
Hace muchos a?os, un grupo de hombres jugaba a las cartas en una cantina del norte de Madrid despu¨¦s de una dura jornada de trabajo. Estos hombres viv¨ªan y trabajaban en un conjunto de ventas y, desde hac¨ªa tiempo, estaban buscando un nombre con el que bautizar a su pueblo. Cuenta la leyenda que, precisamente, la idea les vino mientras estaban en la cantina: lleg¨® el mesonero -de nombre Mart¨ªn y casado con una joven llamada Rosa- y uno de los presentes, con el vaso en alto, dijo: 'Echa, Mart¨ªn...'. A lo que otro a?adi¨®: '... de la Rosa'. Y todos se pusieron de acuerdo para llamar desde ese d¨ªa a la poblaci¨®n Chamart¨ªn de la Rosa.
Han pasado m¨¢s de 300 a?os. Otros hombres juegan a las cartas en la misma zona donde hace tres siglos se reunieron un grupo de personas para bautizar a Chamart¨ªn. Los cuencos de barro, las cantinas, los caballos y las ventas han dado paso en Chamart¨ªn a los vasos de pl¨¢stico, los bares de copas, los coches y los edificios. Los hombres de la cantina desaparecieron y llegaron otros que fueron levantando la zona. Y lo que comenz¨® siendo un pueblo, se ha convertido en uno de los distritos m¨¢s populosos de la capital (140.846 habitantes) y que m¨¢s oficinas y locales de ocio concentra por metro cuadrado.
'La limpieza brilla por su ausencia en zonas de Prosperidad e Hispanoam¨¦rica'
El poeta Gabriel Celaya vivi¨® varios a?os en la calle de Nierenberg
Chamart¨ªn est¨¢ formado por seis barrios: Castilla, Nueva Espa?a, Hispanoam¨¦rica, El Viso, Ciudad Jard¨ªn y Prosperidad. Alberga el estadio Santiago Bernab¨¦u, el Museo de Ciencias Naturales, el Auditorio Nacional de M¨²sica y la estaci¨®n de Chamart¨ªn. Y, sobre todo, el distrito tiene muchos ministerios, muchas embajadas y mucho tr¨¢fico.
Y, para hablar de atascos, nada mejor que fijarse en la salida de un partido en el Santiago Bernab¨¦u. Son las diez y media de la noche de un s¨¢bado y miles de personas salen del estadio de ver jugar al Real Madrid. Cientos de coches toman la Castellana. Las calles aleda?as al estadio se llenan de seguidores que, despu¨¦s del encuentro, se dirigen a los bares que hay en la zona para tomar algo. Sergio Bol¨¢s, con la bufanda del Real Madrid al cuello, sale de ver el partido con su hermano mayor. Tiene 11 a?os y vive en un chal¨¦ de lujo en El Viso, un barrio privilegiado del distrito con alto nivel adquisitivo, algo que tambi¨¦n le convierte en uno de los lugares preferidos por las redes de delincuentes que se dedican a asaltar pisos. 'Los pisos de Chamart¨ªn son unos de los m¨¢s caros de Madrid, y eso atrae a los ladrones. Pero con la polic¨ªa de barrio la seguridad ha mejorado mucho', explica Javier ?lvarez, asesor del concejal del distrito, Miguel ?ngel Ara¨²jo.
Para Sergio, lo mejor de su barrio es 'que tiene de todo: el Bernab¨¦u, tiendas, hamburgueser¨ªas, parques... Y lo peor es que por las noches es un poco solitario', comenta. Para El Viso el Ayuntamiento no tiene previsto, de momento, ning¨²n cambio significativo. Algo muy distinto de lo que ocurrir¨¢ en los pr¨®ximos a?os en el barrio de Castilla.
En ¨¦l reside Hern¨¢n Mart¨ªnez, de 28 a?os. Vive con sus padres en un piso del paseo de la Castellana, enfrente de la Ciudad Deportiva del Real Madrid y cerca de la estaci¨®n de Chamart¨ªn. La vista que tiene ahora Hern¨¢n desde su casa va a dar un gran cambio en los pr¨®ximos a?os: El paseo de la Castellana crecer¨¢ 3,5 kil¨®metros hacia el norte antes de 15 a?os con la Operaci¨®n Chamart¨ªn y cuatro rascacielos de oficinas sustituir¨¢n a la Ciudad Deportiva.
'El barrio va dar un cambio radical, pero ojal¨¢ no nos ocasione m¨¢s problemas de tr¨¢fico de los que ya tenemos', comenta Hern¨¢n, que trabaja en la plaza de Col¨®n y sufre a diario atascos cuando regresa a casa. 'Cualquier proyecto de la Operaci¨®n Chamart¨ªn tiene que incluir dotaciones sociales y una fuerte inversi¨®n en vivienda protegida', reclama, por su parte, Gerardo del Val, concejal de IU.
Adem¨¢s del tr¨¢fico, para Hern¨¢n su barrio tiene otros problemas: la falta de comercios y de instalaciones deportivas. Y no es para menos, un paseo por la Castellana desde la plaza de Castilla hasta el hospital La Paz es un paraje lleno de concesionarios de coches y de muy pocos comercios. 'Chamart¨ªn tiene muy pocos equipamientos: faltan guarder¨ªas, residencias de la tercera edad y un centro de especialidades sanitarias', denuncia Felipe Carvallo, concejal del PSOE. Algo en lo que coincide Gerardo del Val: 'El Ayuntamiento tiene siete u ocho solares que todav¨ªa no tienen destino y que, en Izquierda Unida, estamos intentando que sirvan para dotar al distrito de todas las cosas que le faltan'. Seg¨²n fuentes de la Concejal¨ªa de Chamart¨ªn, dentro de unos meses comenzar¨¢n las obras para construir el centro de especialidades m¨¦dicas y un centro de d¨ªa para mayores.
La casa de Hern¨¢n est¨¢ en la otra punta del distrito de donde reside Mario Osorio, un jubilado de 67 a?os que vive en Prosperidad. Mario es socio de la Escuela Popular de Prosperidad y de Attac (movimiento antiglobalizaci¨®n), ha sido presidente de la asociaci¨®n de vecinos de su colonia y es un activista vecinal desde hace muchos a?os. 'Desde mediados de los setenta, el barrio ha cambiado mucho. Han hecho muchas casa nuevas y el nivel adquisitivo ha subido', explica Osorio. Para este jubilado, lo peor que tiene Prosperidad es que ya no se hace 'vida de barrio'. 'Antes ten¨ªamos un casino donde la gente quedaba, pero lo cerraron', comenta. Ahora, este hombre se re¨²ne con su grupo de amigos en un bar del barrio para jugar a las cartas, para hablar de cine, de literatura, de pol¨ªtica y de un sinf¨ªn de cosas.
Pero si hay que hablar de un lugar con aut¨¦ntica solera en Prosperidad es el bar El Emilio, en la calle de L¨®pez de Hoyos, un lugar que conserva el aroma de las cantinas antiguas, que prepara unos boquerones en vinagre legendarios y que frecuentaba el poeta Gabriel Celaya (1911-1991), el vecino m¨¢s famoso que ha tenido el barrio. Celaya vivi¨® en el n¨²mero 23 de la calle de Nierenberg y, en su recuerdo, hay una placa: 'Aqu¨ª vivieron Gabriel y Amparichu desde 1956, donde compuso gran parte de su obra. Los vecinos de Prosperidad'.
Los residentes de Prosperidad tienen las mismas quejas que los del resto del distrito: falta de equipamientos, problemas de tr¨¢fico y obras interminables en las calles. Para Javier ?lvarez, asesor del presidente-concejal de Chamart¨ªn, 'las obras son necesarias. Est¨¢ claro que son muy molestas pero intentamos que sean lo m¨¢s llevaderas posible'.
'Chamart¨ªn es el distrito gruy¨¨re, est¨¢ lleno de t¨²neles: las obras del metro para enlazar Nuevos Ministerios con Barajas, el t¨²nel de L¨®pez de Hoyos, el de Mar¨ªa de Molina, el de Costa Rica,...', afirma, por su parte, Felipe Carvallo, concejal del PSOE. Para Carvallo, tanta obra est¨¢ deteriorando el distrito: 'Adem¨¢s, hay zonas donde la eficacia del servicio de limpieza brilla por su ausencia, como Prosperidad o Hispanoam¨¦rica'.
En este ¨²ltimo barrio est¨¢ el mercado de Chamart¨ªn, lugar donde habitualmente hace la compra Soledad L¨®pez, de 43 a?os. 'El barrio de Hispanoam¨¦rica siempre ha sido una zona agradable, residencial, pero en los ¨²ltimos a?os el tr¨¢fico y las obras han terminado con la tranquilidad', opina esta mujer. Algo en lo que coincide Antonio Gonz¨¢lez, presidente de la asociaci¨®n de vecinos de Hispanoam¨¦rica. 'Todo lo que ha hecho el Ayuntamiento en esta zona ha sido en beneficio de las constructoras y no de los vecinos. A la gente ya no le apetece salir a pasear', explica Gonz¨¢lez. Y agrega: 'Muchos comercios han tenido que cerrar o han cambiado de barrio porque no han podido soportar dos a?os de obras en su calle'. Se refiere a la construcci¨®n del metro a Barajas en las calles de Potos¨ª y Colombia.
A pesar de las obras, de los t¨²neles y del tr¨¢fico, Chamart¨ªn sigue siendo una de las zonas preferidas para las empresas, para la gente que busca piso (los que se lo pueden permitir) y para los miles de madrile?os que todos los d¨ªas acuden a trabajar, a comprar o a pasear por uno de los distritos m¨¢s vivos de la capital, una zona m¨¢s o menos homog¨¦nea, en la que apenas quedan infraviviendas.
La Prospe sigue resistiendo
Si hay un centro emblem¨¢tico en Chamart¨ªn por su historia y por la labor social que ha hecho en los ¨²ltimos a?os es la Escuela Popular de Adultos de Prosperidad: La Prospe. En este lugar, promovido por un grupo de vecinos, se dan clases gratuitas, por ejemplo, de espa?ol a inmigrantes o de graduado escolar. Adem¨¢s, hay conferencias, talleres y sesiones de teatro. Yolanda, que tiene 34 a?os, acude casi todos los d¨ªas a La Prospe: 'Unos d¨ªas vengo a ver teatro, otros recibo clases de herramientas... Lo que m¨¢s gusta es el ambiente, que es genial'. Esta escuela se gestiona gracias a las cuotas anuales que pagan sus socios. La Prospe comenz¨® a funcionar en 1983 en el n¨²mero 10 de la calle del General Zabala, un antiguo colegio propiedad del Arzobispado de Madrid. El Ayuntamiento, entonces del PSOE, pag¨® el alquiler del inmueble hasta 1990, cuando el actual equipo de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano (PP) zanj¨® el convenio. El Arzobispado quiso recuperar esta casa de mil metros cuadrados para instalar la Delegaci¨®n Diocesana de Misiones. Pero la escuela se negaba a marcharse sin contar con otro local. El Arzobispado y La Prospe se metieron durante 10 a?os en litigios, que se saldaron en septiembre de 1999 con una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid favorable al Arzobispado. Durante todos estos a?os, la escuela recibi¨® el apoyo de miles de personas que, bajo el lema 'La Prospe resiste', se echaron a la calle en m¨¢s de una ocasi¨®n para evitar que la escuela cerrara. Al final, el Gobierno regional cedi¨® hace un a?o un antiguo centro de ense?anza de arte en el n¨²mero 19 de la calle de Luis Cabrera (tambi¨¦n en Prosperidad) para que La Prospe pudiese seguir con su labor de educaci¨®n participativa. Una tarea que ha sido premiada dos veces por el Ministerio de Educaci¨®n. Ahora, gracias al apoyo popular, en el edificio de Luis Cabrera contin¨²a la ebullici¨®n de ideas que una vez pusieron en marcha un grupo de vecinos de Prosperidad.
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