'Ascolta'
Con ocasi¨®n del centenario del Madrid, la prensa barcelonesa airea estos d¨ªas un dato bien gracioso: el fundador y primer presidente merengue (1920-1904) fue don Juan Padr¨®s Rubi¨®, que tambi¨¦n form¨® parte de la primera plantilla. Padr¨®s era barcelon¨¦s de pura cepa y ten¨ªa un comercio de confecci¨®n en el centro de Madrid, en la confluencia de las calles de Alcal¨¢ y de Cedaceros. Al Capricho se llamaba aquella tienda de moda, primer domicilio social del club blanco. En la trastienda se celebraron las primeras reuniones de la nueva sociedad Madrid Football Club.
El segundo presidente (1904- 1908) fue Carlos Padr¨®s Rubi¨®, hermano del anterior. Parece ser que fue ¨¦ste el verdadero impulsor del balompi¨¦ en la capital de Espa?a, aunque ¨¦l mismo no pudo ejercer de jugador porque era cojo de nacimiento.
Los organizadores del centenario del Madrid pasan de puntillas sobre datos tan curiosos y contundentes (los documentos que aporta La Vanguardia son inapelables). ?sta ser¨ªa una buena ocasi¨®n para comprobar la tan ensalzada caballerosidad del Real Madrid, su serena grandeza, su altitud de miras. Y, por supuesto, su sentido del humor. El humor es algo que descoloca mucho a los rivales.
Por devoci¨®n o por imposici¨®n de sus jefes, es casi seguro que los primeros forofos merengues fueran los propios dependientes de Al Capricho. Incluso es f¨¢cil que alguno de ellos practicara el balompi¨¦ merengue en sus d¨ªas de asueto. Es interesante se?alar que, por entonces, los mancebos de tiendas de confecci¨®n eran conocidos en Madrid como horteras, y organizaban verbenas muy renombradas en la ¨¦poca. Claro que la palabra carec¨ªa entonces de esa ingrata significaci¨®n que se le concede en nuestros d¨ªas.
Si un catal¨¢n fue el fundador del Madrid, quiere decir que el club sabe mucho de cuentas. Si un cojo, tamb¨ªen catal¨¢n, fue el impulsor del f¨²tbol madridista, quiere decir que el Madrid es tan grande que puede ganar con una sola pata. Si los horteras fueron los primeros forofos del equipo, quiere decir que el Madrid tiene vocaci¨®n de multitudes. Ascolta, Florentino, el Bar?a est¨¢ en camino.
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