Israel bombardea ciudades palestinas tras un ataque de Ham¨¢s a una base militar
El grupo integrista mat¨® a dos mujeres soldado en las puertas de una base militar israel¨ª
La Intifada ha estallado tambi¨¦n en Beersheva, la capital del Negev, y en un lugar supuestamente invulnerable, el cuartel general de las tropas israel¨ªes en la regi¨®n sur. Dos activistas palestinos mataron ayer a tiros a dos mujeres soldado. La acci¨®n ha sido reivindicada por el movimiento fundamentalista Ham¨¢s, que da as¨ª un paso m¨¢s en su campa?a de desobediencia activa al presidente palestino Yasir Arafat. La respuesta israel¨ª fue contundente: aviones de combate F-16 bombardearon los cuarteles de las fuerzas de seguridad en Gaza, muy cerca de la residencia de Arafat. Veinte personas resultaron heridas.
Aviones de combate F-16 israel¨ªes bombardearon ayer en represalia por el nuevo atentado de Ham¨¢s los cuarteles de las fuerzas de seguridad en Gaza, cerca de las oficinas del representante de la ONU y de la residencia del presidente Yasir Arafat, quien desde hace m¨¢s de dos meses se encuentra bajo arresto en Ramala. Los bombardeos causaron una veintena de heridos, entre ellos dos funcionarios de la ONU, seg¨²n testigos presenciales.
El Ej¨¦rcito de Israel estrech¨® ayer asimismo el cerco en Gaza, dividiendo la banda en tres partes e impidiendo a la poblaci¨®n desplazarse de una parte a otra. Adem¨¢s, helic¨®pteros israel¨ªes bombardearon objetivos palestinos en el norte de Gaza. Las tropas reforzaron tambi¨¦n el asedio de ciudades palestinas de Cisjordania, especialmente sobre Nabl¨²s y la aldea cercana de Tamun.
La orden la dio personalmente el primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, nada m¨¢s regresar de Estados Unidos, donde se entrevist¨® con el presidente George W. Bush. Sharon, aquejado de una gripe, se ha refugiado en su rancho del Negev, muy cerca de Beersheva, el lugar del atentado. All¨ª convoc¨® con urgencia a los m¨¢ximos responsables militares y de los servicios de seguridad para planificar una nueva oleada de represalias.
A pesar de que el atentado fue claramente reivindicado por Ham¨¢s, Israel continu¨® con su pol¨ªtica de acusar Arafat, olvid¨¢ndose as¨ª de que desde hace dos meses trata de aplicar un alto el fuego y meter en cintura a todas las milicias radicales y rebeldes.
'Hace dos d¨ªas, Arafat habl¨® de millares de m¨¢rtires yendo hacia Jerusal¨¦n, y los terroristas han acogido a su manera el mensaje', anunciaba ayer solemne Arieh Meckel, uno de los numerosos portavoces con que cuenta el Gobierno que preside Sharon. En el mismo momento que profer¨ªa estas imputaciones, los tanques israel¨ªes invad¨ªan los campos de refugiados de Jabalia, en Gaza, y el de Askar, en Nabl¨²s.
El escenario del atentado fue el cuartel general de las tropas israel¨ªes en el Negev, situado en el casco antiguo de Beersheva, un fort¨ªn amurallado y sellado por una pared de cemento, una alambrada el¨¦ctrica y numerosas torres de vigilancia. Dos activistas dispararon sobre un grupo de soldados que se encontraban en la terraza de un bar, en el exterior del recinto, matando a dos de ellos e hiriendo a otros cinco.
Los dos asaltantes fueron abatidos a continuaci¨®n por los guardias de vigilancia mientras trataban de escapar corriendo. 'Los soldados se encontraban comiendo un bocadillo, sentados en torno a una de las mesas, fuera del bar. Entonces aparecieron los dos terroristas. Vest¨ªan como usted o como yo. Empezaron a disparar con sus fusiles de asalto. Cogi del brazo a uno de los soldados y lo empuje hasta la cocina, al fondo del local. Logr¨¦ salvar su vida', explicaba ayer Sami, de 47 a?os, un ciudadano israel¨ª oriundo de Marruecos, a la puerta de su local.
En las calles cercanas, frente al cuartel general donde se concentran m¨¢s de 2.000 soldados, permanec¨ªan diseminadas m¨¢s huellas del atentado: una gran mancha de sangre, media docena de veh¨ªculos con los vidrios rotos, pero sobre todo un coche de color gris, marca Mazda, con matr¨ªcula amarilla de Israel, en el que los dos activistas palestinos llegaron poco despu¨¦s de la una y que a media tarde permanec¨ªa a¨²n intacto, aparcado de manera irregular frente al cuartel.
Los testigos del atentado aseguran que los dos hombres empu?aban fusiles de asalto M-16, los mismos que han venido utilizando otros militantes palestinos en las ¨²ltimas acciones; en el tiroteo de la calle Yaffo, en Jerusal¨¦n, o en la matanza del asentamiento de Hamra, donde muri¨® una mujer y su hija de 11 a?os.
Nadie discut¨ªa ayer en Beersheva -138.000 habitantes- que la Intifada ha llegado a su casa, a la capital del desierto del Negev, s¨ªmbolo del desarrollismo y la pujanza israel¨ª de los a?os sesenta y setenta; tierra de asilo de las minor¨ªas marroqu¨ªes y, m¨¢s recientemente, de inmigrantes rusos, y donde se encuentra la tumba del padre de la patria, David Ben Guri¨®n. Todos recordaban que hab¨ªa habido un ataque anterior, hace un a?o, cuando un comando se autoinmol¨® en la estaci¨®n de autobuses, provocando s¨®lo heridos.
La acci¨®n fue reivindicada a media tarde por las Brigadas de Ezzedine al Kassam, el Ej¨¦rcito secreto de Ham¨¢s. La organizaci¨®n fundamentalista no ha actuado por sorpresa. El pasado viernes, en una concentraci¨®n celebrada en el campo de refugiados de Jabalia, en Gaza, el jeque Abdelaziz Rantisi hab¨ªa prometido m¨¢s ataques suicidas en el coraz¨®n de Israel.
La violencia continu¨® por la noche cuando dos obuses del tipo Qasam, aunque fabricados de forma artesanal, fueron disparados desde Gaza y alcanzaron el sur de Israel, sin provocar heridos.
El regreso de Sharon
El primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, lleg¨® ayer a Tel Aviv despu¨¦s de su visita a Estados Unidos, que fue calificada de '¨¦xitosa' por uno de sus consejeros. Sin embargo, el consejero, citado por la agencia France Presse, reconoci¨® que se hab¨ªan producido 'matices' y 'divergencias t¨¢cticas' durante los encuentros que Sharon mantuvo con miembros de la Administraci¨®n estadounidense durante su viaje de tres d¨ªas, que le llev¨® a Nueva York y Washington. Los principales problemas se produjeron sobre el papel que debe jugar el presidente palestino, Yasir Arafat. Sharon logr¨® que el presidente George W. Bush mantenga la presi¨®n sobre el l¨ªder palestino, aunque no consigui¨® un boicoteo total. Este viaje fue el cuarto del primer ministro israel¨ª a Estados Unidos desde su llegada al poder, en marzo de 2001, mientras que Arafat nunca ha sido recibido en la Casa Blanca bajo la Administraci¨®n de Bush.
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