El Ayuntamiento amenaza con el desalojo a los chabolistas de Pitis
120 familias se niegan a vivir en bloques de pisos
El Ayuntamiento ha notificado a los chabolistas de Pitis (Fuencarral) que derribar¨¢ sus casetas 'si siguen rechazando el realojamiento en bloques de pisos'. El Consistorio quiere vencer as¨ª la resistencia de estas 120 familias portuguesas -cuyos chamizos impiden el trazado de la avenida del Arroyo del Fresno- a ser trasladadas a viviendas en altura. Los afectados niegan haber rechazado el realojamiento. 'Simplemente preferimos ir a un barrio de casas bajas', dicen.
El Consistorio, sin embargo, descarta construir poblados que puedan convertirse en guetos. 'Dicen que nos negamos a ir a pisos, pero que nos ense?en el papel donde hemos firmado tal cosa', aseguraban el viernes varias vecinas del asentamiento que charlaban junto a sus chabolas. 'Nosotros lo ¨²nico que hemos hecho es decir lo que sent¨ªamos, que no nos gusta la idea de ir separados a bloques de pisos. Estamos acostumbrados a vivir a pie de calle y junto a nuestra familia y, la verdad, se nos hace dif¨ªcil pensar en estar metidos en casas altas', explicaban.
'Adem¨¢s, vivimos de la chatarra y el cart¨®n, ?y d¨®nde vamos a meterlos en un piso?', se preguntaba una mujer. El poblado es un barrizal lleno de basura, pero las chabolas, algunas de gran tama?o, tienen suelo de balsosas, chimenea, agua corriente y luz obtenida mediante bater¨ªas de coches.
El pasado jueves se mont¨® un revuelo cuando 10 familias de Pitis recibieron las primeras notificaciones de la Gerencia de Urbanismo en las que ¨¦sta les acusa 'haber rechazado el realojamiento' y les avisa de que tienen diez d¨ªas para presentar alegaciones contra el derribo de sus casetas. 'Las chabolas est¨¢n en suelo destinado a viario principal y son infraviviendas que no cumplen las condiciones higi¨¦nicas y de salubridad, por lo que procede su desalojo y demolici¨®n', indica el escrito.
La responsable del ¨¢rea social de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV), Marisa de Frutos, advierte de que Gerencia ya ha pedido a los jueces las ¨®rdenes para entrar a las chabolas, 'pero no para derribarlas de forma inmediata, sino para que las familias sepan que la operaci¨®n de realojamiento va en serio y acepten salir a viviendas en altura', afirma.
El objetivo de la EMV era tener ya realojadas en pisos a 70 familias, pero s¨®lo hay siete. 'Tenemos viviendas, pero la resistencia de los chabolistas a ser trasladados ha retrasado la operaci¨®n', explica De Frutos. El Consistorio quiere desmantelar Pitis porque las chabolas impiden el trazado de la avenida del Arroyo del Fresno, vital para este barrio lleno de viviendas nuevas. Las m¨¢quinas est¨¢n paradas, desde hace cuatro a?os, a escasos metros de las casetas.
Una de las dificultades para el realojamiento de este n¨²cleo es el bajo nivel econ¨®mico y cultural de sus habitantes, que trabajan como temporeros en la recolecci¨®n de frutas y hortalizas y en la recogida de cart¨®n y chatarra. 'Ellos tem¨ªan no poder pagar los alquileres de los pisos sociales de la EMV, que rondan las 30.000 pesetas al mes. Para resolver ese problema les hemos buscado viviendas antiguas de la EMV que, aunque m¨¢s peque?as, tienen rentas de 5.000 a 10.000 pesetas, y tambi¨¦n les podemos arrendar, a precios similares, pisos que hemos comprado a particulares. Pero lo que ellos quieren es seguir juntos, como un pueblo, porque est¨¢n organizados en familias extensas', a?ade De Frutos.
'Si les llev¨¢semos a un poblado de prefabricados saldr¨ªan ahora mismo, pero vivir en un bloque lejos de sus familiares les echa para atr¨¢s', concluye la responsable del ¨¢rea social de la EMV.
Seg¨²n un sondeo realizado entre los chabolistas en febrero de 2000 por la asociaci¨®n O Pobo de Pitis, integrada por los afectados y por voluntarios que acuden a prestarles apoyo, s¨®lo un 20% de las familias se mostraban dispuestas a ir a pisos. Ante estas dificultades, los servicios sociales plantearon la posibilidad de construir un poblado de casas bajas. Pero esa opci¨®n est¨¢ descartada, porque Ayuntamiento y Comunidad han salido escarmentados de este tipo de asentamientos, que suelen convertirse en guetos de marginaci¨®n y venta de droga. Es lo que ocurri¨® con el poblado de La Quinta (Fuencarral), situado a s¨®lo unos metros de Pitis. En ¨¦l fueron realojadas familias que llevaban a?os traficando con drogas, y ya se ha convertido en el h¨ªper de la zona norte.
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