Apuntes al triunfo de una gran operaci¨®n
Con la poqu¨ªsima legitimidad que me da el haber entrevisto algunos ratos de programa, discutir con mis hijas sobre la bondad de pasar demasiado tiempo contemplando las aventuras de los David, Rosa, Manu y dem¨¢s, y despu¨¦s de leer una entrevista con dos de los padres de la criatura, me atrevo a presentar estos apuntes colaterales a una operaci¨®n cuyo triunfo nada ni nadie podr¨¢ probablemente empa?ar.
Muchos han considerado que con Operaci¨®n Triunfo se superan el mal gusto y la competici¨®n enfermiza de Gran Hermano y Supervivientes. Comparto en parte este criterio. En este programa se pone el acento en los procesos formativos de unos j¨®venes que, si bien compiten, lo m¨¢s significativo ser¨ªa que aprenden. Aprenden, trabajando duramente, el arte de ser buenos cantantes. Y ellos y los espectadores entran a fondo en una parte de los entresijos de lo que hasta ahora pocos hab¨ªan visto desde sus mismas entra?as. Digo una parte de los entresijos, ya que la ausencia m¨¢s estridente del montaje es precisamente lo que justifica toda la movida. Nadie habla de dinero. Adem¨¢s, es cierto que el programa no se ceba en los aspectos m¨¢s morbosos o espinosos del encierro, sino que pretende poner el acento en el esfuerzo diario de los concursantes. Aparentemente, se trata de mostrar el camino natural que tiene que pasar todo el que quiera llegar a ser alguien como cantante de ¨¦xito. Pero el programa, como es obvio, no tiene nada de natural. Esa acumulaci¨®n de esfuerzos, lo monotem¨¢tico del asunto y la ausencia del contexto social y humano (ausencia suplida s¨®lo por la visi¨®n de c¨®mo reaccionan los concursantes ante los mensajes de los telediarios ) aleja el aparente realismo del programa de las vicisitudes aut¨¦nticas que cualquier cantante de verdad ha tenido que atravesar en su camino.
'Operaci¨®n Triunfo' es un fen¨®meno bien construido. Pero transmite contenidos individualistas
Pero lo que motiva estas l¨ªneas es otra cosa. Me preocupa que gran parte del pa¨ªs, y sobre todo su fracci¨®n m¨¢s juvenil, est¨¦ colgada de un programa cuyo contenido esencial se acerca a esa visi¨®n, tan cl¨¢sica por otra parte, de que el triunfo s¨®lo depende del trabajo y de tus condiciones naturales. Quien vale y se esfuerza lo puede esperar todo de la vida. El que no logra triunfar es que no ha hecho el esfuerzo necesario. No existen igualdades o desigualdades sociales que cuenten de manera decisiva. Uno puede ser alba?il, no tener idea de ingl¨¦s o andar sobrado de kilos para hacer la pasarela, pero si quiere, seguro que acabar¨¢ sali¨¦ndose con la suya. Ya lo dec¨ªa el presidente Aznar en uno de sus aclamados discursos congresuales: 'S¨®lo en el diccionario la palabra ¨¦xito est¨¢ antes que la de trabajo'. Palabras que han repetido y repiten casi punto por punto otros notables de la talla de Silvio Berlusconi y George W. Bush. No te preocupes, vienen a decir, si hoy eres pobre, sin trabajo o sin techo. No culpes a los dem¨¢s de tus problemas. Lucha por salir adelante. Si pones lo que hay que poner, puedes llegar a presidente de club de f¨²tbol, promotor inmobiliario o estrella de la canci¨®n. No culpemos a la sociedad, nos dicen, de nuestras propias faltas. No politicemos una desigualdad que es natural o simplemente resultado de nuestra holgazaner¨ªa.Operaci¨®n Triunfo se nos presenta, pues, como una imagen renovada de La Cenicienta. En un momento en que las dificultades econ¨®micas afloran, y la desigualdad y la exclusi¨®n proliferan, o cuando mucha gente atraviesa verdaderas odiseas para consolidar su trabajo o encontrar una vivienda digna, un poco de Espa?a de las oportunidades en versi¨®n canci¨®n eurovisiva no viene nada mal.
Y si del producto se encarga La Trinca, y lo hace con modernidad, finura y tacto, y no con la ranciedad de un Jos¨¦ Luis Moreno o de una Norma Duval, mejor que mejor.
Propongo que, dado el ¨¦xito de la propuesta, se ampl¨ªe la f¨®rmula a otros campos. ?Qu¨¦ tal una Operaci¨®n Ciudadan¨ªa? Se tratar¨ªa de escoger 15 personas de edades, razas e historias personales bien distintas, reci¨¦n llegadas v¨ªa patera a Espa?a o seleccionadas entre los sin papeles, y ver si son capaces de encontrar faena, piso decente, censarse y recibir todo tipo de servicios para llegar a ser ciudadanos como los dem¨¢s. Podr¨ªan filmarse de manera discreta sus entrevistas con empresarios o con agentes inmobiliarios para ver c¨®mo marcha la cosa. Se les podr¨ªan dar clases de lengua, derechos civiles y, como se hace en Operaci¨®n Triunfo, de c¨®mo comportarse en sociedad. Quien ganase ver¨ªa legalizada su condici¨®n, y si bien no ir¨ªa a Eurovisi¨®n, s¨ª podr¨ªa circular libremente por la Europa de Schengen. Los que perdiesen no tendr¨ªan la suerte de los que son eliminados en Operaci¨®n Triunfo, que cuentan ya con contratos y royalties suculentos, sino que ser¨ªan puestos a disposici¨®n del delegado del gobierno para asuntos de inmigraci¨®n Fern¨¢ndez Miranda, que los colocar¨ªa en ese limbo inefable de los expulsados inexpulsables. Aunque podr¨ªa pensarse que los nominados de cada semana fueran salvados por la audiencia con sus ayudas o propuestas de trabajo.
No s¨¦ si a los promotores actuales de Operaci¨®n Triunfo les gustar¨ªa la idea. Es muy probable que la audiencia no ser¨ªa tan importante. Tampoco creo que los alcaldes de Nerja o de San Vicente de la Barquera se esforzaran tanto como ahora en salvar a sus lugare?os. Pero ser¨ªa una manera distinta de promocionar la Espa?a de las oportunidades, y quiz¨¢ la realidad social estar¨ªa mejor representada. Soy consciente de que eso es precisamente lo que los espectadores probablemente no quieren ver cuando encienden su televisor, y por eso me limito a presentar estos apuntes al margen. Que sigan triunfando.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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