Predator: el mejor avi¨®n sin piloto
De todos los aviones sin piloto, el m¨¢s usado es el RQ-1 Predator, un avi¨®n grande para su categor¨ªa: mide 15 metros de punta a punta de las alas, pero su fuselaje es tan estrecho que no podr¨ªa albergar a un humano. Tampoco hace falta. El Predator se maneja completamente por control remoto.
Para pilotarlo hacen falta dos personas, que trabajan en el interior de un cub¨ªculo diminuto, en el que hay dos consolas de mando, una junto a otra. Uno de los pilotos se encarga de las maniobras de despegue y aterrizaje, para las cuales acostumbra a salir al exterior de forma que pueda ver en directo el comportamiento del avi¨®n; el otro pasa todo el tiempo sentado frente a una pantalla de v¨ªdeo, que muestra el terreno que sobrevuela. Los mandos se limitan a un teclado de ordenador, una palanquita de control y un par de pedales. Como una videoconsola. Todo el conjunto, que incluye tambi¨¦n un puesto de control de las c¨¢maras, antenas, enlace por sat¨¦lite y alimentaci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica, cabe en un cami¨®n.
El Predator no es r¨¢pido: 200 Km/h a lo sumo. Su habilidad consiste en ir lento para conseguir las mejores im¨¢genes. Ha llegado a mantener vuelo estable a menos de 80 Km/h.
Este tipo de veh¨ªculos basa su defensa en no ser descubiertos. Utilizan un motor de cuatro cilindros, de muy bajo nivel sonoro. Sus superficies son redondeadas para difundir mejor los haces de radar y la doble deriva de cola est¨¢ angulada, tambi¨¦n para desviar el eco en otra direcci¨®n. Los Predator no son invisibles del todo, pero su detecci¨®n al radar es inferior a un metro cuadrado, lo que los hace muy dif¨ªciles de detectar.
Normalmente, montan varios sensores dentro de una bola que puede moverse en cualquier direcci¨®n. Incluyen una c¨¢mara de televisi¨®n equipada con objetivo zoom variable, otra c¨¢mara con teleobjetivo de 955 mm, una para la banda infrarroja, y pueden llevar tambi¨¦n un radar de s¨ªntesis de apertura. La primera se utiliza para fotograf¨ªa general; la segunda, para observar detalles; la tercera, de noche; el radar, por fin, permite componer im¨¢genes a trav¨¦s de nubes o vegetaci¨®n. Los pilotos ven siempre en su monitor la zona sobre la que vuela el aparato y pueden dirigir la c¨¢mara hacia cualquier objetivo que resulte interesante.
La gran ventaja del Predator es su autonom¨ªa. Con su carga de instrumentos completa (m¨¢s de un cuarto de tonelada) puede mantenerse en vuelo 24 horas seguidas, y recorrer casi 800 kil¨®metros. Normalmente se dirige desde bases cercanas y las im¨¢genes se reciben en directo por enlace radio; cuando va m¨¢s all¨¢ del horizonte, puede comunicarse v¨ªa sat¨¦lite, aunque este modo resulta algo m¨¢s inc¨®modo: la gran distancia que tienen que recorrer las se?ales hasta el sat¨¦lite impone unas fracciones de segundo de retardo, que hace que el aparato se haga m¨¢s pastoso a los mandos.
El techo de estos aparatos est¨¢ en unos 7.500 metros aunque la mayor parte de misiones se desarrollan a cotas muy inferiores. En varias ocasiones, las im¨¢genes de televisi¨®n han mostrado la caracter¨ªstica silueta de un Predator blanco recortado sobre el cielo azul. A cotas tan bajas, son blancos f¨¢ciles de abatir.
Concluida la misi¨®n, los aviones autom¨¢ticos regresan a su base donde, o bien aterrizan como un aparato convencional, o bien se cazan al vuelo con una red. Esta t¨¦cnica se emplea en buques en alta mar y con UAV m¨¢s peque?os que el Predator. Para casos de emergencia, dispone s¨®lo de un paraca¨ªdas que le permite caer sin sufrir mucho da?o.
En resumen, los Predator pueden estar en vuelo m¨¢s tiempo, no arriesgan la vida de sus pilotos y son mucho m¨¢s econ¨®micos. Un Predator cuesta medio mill¨®n de pesetas por hora de misi¨®n; un avi¨®n esp¨ªa U-2, mill¨®n y medio. Y un SR-71 Blackbird -la joya de la aeron¨¢utica mundial- no baja de los ocho millones por hora.
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