Dicen
As¨ª lo he le¨ªdo, que, algunos profesores de la Universidad Vasca, emigran hacia lugares m¨¢s tranquilos. Dicen que, cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar pis¨® la Universidad de Barcelona, la polic¨ªa entr¨® y desaloj¨® a estudiantes, y profesores, sin ning¨²n tipo de contemplaciones. Dice, el Defensor del Pueblo Andaluz, que la carga policial que tuvo lugar en Almer¨ªa contra los inmigrantes que pretend¨ªan regularizar su situaci¨®n, y su posterior expulsi¨®n, nada tuvo que ver con el respeto a los derechos humanos.
Dicen que, todos los universitarios vascos, acaban sus carreras con la misma tranquilidad, que el profesorado no sumiso gana cuando huye hacia otros Estados. Dicen que la polic¨ªa que entr¨® a saco en la Universidad, y la que se despach¨® a gusto en Almer¨ªa, sigue siendo tan polic¨ªa como Torres sigue siendo Hurtado.
Claro que, puestos a decir, a mi tambi¨¦n se me ocurre decir, que no parece que la ineficacia, el silencio, la injusticia, y la irresponsabilidad de qui¨¦nes ejercen el poder, en muchas de sus manifestaciones, se pueda ocultar a costa de las espaldas de un grupo de universitarios. Sobre todo, cuando en la Universidad andaluza, la libertad de c¨¢tedra se respeta d¨ªa a d¨ªa, y por sus calles se pasea con la misma tranquilidad que circulan sus autobuses.
Tal vez sea el momento de actuar con generosidad. En la Tercera Partida se lee que justicia y bondad van de la mano. Este encuentro deber¨ªa servir para impedir que, un grupo de j¨®venes, se pudra para siempre en sus aspiraciones, por un comportamiento, que, aunque tenga relevancia penal, s¨®lo ha causado da?os, y alterado la tranquilidad de una Junta.
Identificar, como hace Carrillo Salcedo, este comportamiento con el de Tejero, o solicitar penas de prisi¨®n, como ha hecho el Ministerio Fiscal, o mantener detenciones de cuarenta y ocho horas, como ha hecho la polic¨ªa, es confundir la realidad, y potenciar la exigencia de responsabilidad con qui¨¦nes menos se pueden defender. Ni este grupo de universitarios ha intentado subvertir el sistema constitucional; ni ha entrado, pistola en mano, en el Congreso de los Diputados para cambiar, el Gobierno de la Naci¨®n, ni su detenci¨®n, m¨¢s all¨¢ del tiempo necesario para su identificaci¨®n, est¨¢n justificadas en un Estado de Derecho. No son terroristas.
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