Un marciano en un deporte de marcianos
Quiz¨¢s el ¨²nico problema de Johann Muehlegg es que es como un marciano aparecido en Espa?a para practicar un deporte de marcianos. Sus apariciones medi¨¢ticas se limitan a sus ¨¦xitos anuales o cuatrienales en los Campeonatos del Mundo y los Juegos Ol¨ªmpicos. Nada m¨¢s.
Su caso no es, evidentemente, el de las viejas glorias futbol¨ªsticas, la legi¨®n extranjera de finales de los 50 y principios de los 60: los h¨²ngaros Kubala y Puskas, el argentino Di St¨¦fano, el paraguayo Eulogio Mart¨ªnez, el uruguayo Santamar¨ªa... Ellos forman parte de la memoria hist¨®rica. Se hicieron un hueco en ella jugando todos los domingos con los grandes clubes: el Madrid, el Barcelona... Y despu¨¦s llegaron a la selecci¨®n espa?ola. Nadie dud¨® de ellos, como tampoco de otros pioneros, los blancos universitarios norteamericanos que ensancharon el horizonte del baloncesto espa?ol, los m¨ªticos Luyck, con su gancho, y Brabender.
Sobre esas bases hist¨®ricas crecieron despu¨¦s los internacionales oriundos: Rub¨¦n Cano, que llev¨® a Espa?a al Mundial de Argentina 78; Roberto Mart¨ªnez y compa?¨ªa. A la selecci¨®n de baloncesto llegaron gente como el argentino De la Cruz, bronce en los Juegos de Los ?ngeles 84; Smith o Rogers, que priv¨® a Gasol de acudir a Sydney 2000. Y, como la de balonmano necesitaba gente de peso que marcara la diferencia, se nacionaliz¨®, y nadie se llam¨® a esc¨¢ndalo, a un kirguizio, Duisheb¨¢ev, bronce en Atlanta 96 y Sydney, y a un ruso, Chepkin, bronce en Sydney. Y un cubano, Iv¨¢n P¨¦rez, acab¨® en la de waterpolo.
Muehlegg tampoco es el primer medallista no nacido en Espa?a. La nadadora nacida rusa Nina Jivanevskaya alcanz¨® el bronce en Sydney. Y, aunque no tuvieron ¨¦xito ol¨ªmpico, mujeres como la norteamericana Sandra Myers o la cubana Niurka Montalvo han contribuido a la mejora del atletismo espa?ol, a la mejora de un deporte que nunca se ha negado al mestizaje.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.