Las razones de un emigrante de oro
Espa?a se instala en la ¨¦lite del medallero con las haza?as de Muehlegg, un alem¨¢n re?ido con su pa¨ªs, donde le acusaron incluso de brujer¨ªa
Espa?a va entre los 10 primeros pa¨ªses del medallero de unos Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno. Ha ganado m¨¢s medallas de oro que potencias consagradas. Quien conozca la penuria de los deportes de nieve y hielo espa?oles tiene que frotarse los ojos para comprobar que s¨®lo un hombre, Johann Muehlegg, de 31 a?os, es el responsable. Un emigrante de lujo. Su historia es la misma que la de cualquier ser humano con el derecho a encontrar una vida mejor. Y a querer una nueva patria por muy de conveniencia que sea. En poco m¨¢s de dos a?os ha acumulado tantos m¨¦ritos como emociones. Por eso sus gestos de agradecimiento hacia Espa?a, sin necesitar hacerlos, porque es ¨¦l individualmente quien compite y gana, no los hace de cara a la galer¨ªa. Son los sentimientos profundos de un gran atleta que ha encontrado en su cambio de vida la felicidad que buscaba. Nacionalizado en 1999, ha logrado bajo la bandera espa?ola sus ¨²nicos y m¨¢s grandes ¨¦xitos. Admira al Rey de Espa?a, pero tambi¨¦n al presidente Bush y a Spielberg.
La relaci¨®n de 'Juanito' con una curandera lusa chocaba con las r¨ªgidas normas germanas
Su vida est¨¢ marcada por el mes de noviembre. Un d¨ªa 12 se nacionaliz¨® y un d¨ªa 8 de 1970 naci¨® en Marktoberdorf, un pueblecito de Baviera, cercano a la famosa estaci¨®n de Garmisch-Partenkirchen, cita obligada anual, el 1 de enero, de una de las pruebas de los Cuatro Trampolines. Pero Johann no iba a ser saltador. Ni esquiador alpino, pues Garmisch tambi¨¦n es escenario de uno de los descensos m¨¢s famosos del circuito. Lo suyo iba a ser el fondo. Su vida es tambi¨¦n la de un corredor de fondo. Todo indicaba que ser¨ªa la gran joya alemana para derrotar a los rusos y n¨®rdicos, casi dominadores eternos. Sus dos t¨ªtulos mundiales j¨²niors en 1989 y 1990 as¨ª lo indicaban. Pero el camino se iba a torcer a?os m¨¢s tarde, tras ocho en los que nunca lleg¨® a pasar del cuarto puesto en pruebas de Copa del Mundo, del sexto en los sucesivos Campeonatos del Mundo entre 1991 y 1997, o del s¨¦ptimo en los 50 kil¨®metros de los Juegos de Nagano 98, la ¨²ltima vez que represent¨® a Alemania.
La suya es una historia complicada que Johann s¨®lo ha podido superar huyendo literalmente de su pa¨ªs de origen. ?l no quiere contarlo y menos a¨²n recordarlo ya. Sus enfrentamientos en el equipo alem¨¢n fueron continuos. Johann, siempre guiado por su hermano mayor Martin, su cerebro negociador de patrocinadores y compromisos fuera de las pistas, encontr¨® en una se?ora portuguesa que limpiaba en su casa, Justina Agostino, la curandera para sus males. Pero eso chocaba con las r¨ªgidas normas alemanas y Johann lleg¨® a acusar al entrenador jefe, Georg Zipfel, de perjudicarle. Fue en los Mundiales de 1995 en Thunder Bay (Canad¨¢), cuando culp¨® de sus malas actuaciones a la influencia de Zipfel , porque hab¨ªa maldecido sus bebidas, bendecidas por Justina. El talento m¨¢s grande que parec¨ªa haber dado el esqu¨ª de fondo alem¨¢n se desvanec¨ªa entre amenazas de expulsi¨®n y reconciliaciones. Lleg¨® hasta a dormir en un albergue de j¨®venes durante su peor ¨¦poca en competici¨®n. En Nagano, el acusado de influirle mal fue su compa?ero Jochen Behle, despu¨¦s jefe del equipo. Aquello no ten¨ªa m¨¢s salida que irse. En 1995 se hab¨ªa divorciado de su mujer, con quien tiene una hija. En Alemania le han atacado mucho y no quiere saber nada de su pa¨ªs de nacimiento salvo para ir a casa de Martin, en Grainau (tambi¨¦n cerca de Garmisch), donde tienen un hotel.
Johann, durante sus idas y venidas entre tanto problema, hab¨ªa hecho buena amistad con el modesto equipo espa?ol de fondo en el que s¨®lo destacaba el c¨¢ntabro Juan Jes¨²s Guti¨¦rrez, su mejor colega. En la busca del mejor camino, Johann tante¨® Italia, incluso Estados Unidos, pero eran equipos m¨¢s fuertes o cerrados. Y eligi¨® Espa?a, que le garantizaba m¨¢s libertad y menos presi¨®n, hace ya cuatro a?os, en 1998. El proceso de nacionalizaci¨®n, cerrado en 1999, se hizo por carta de naturaleza, la mezcla de m¨¦ritos contra¨ªdos e inter¨¦s general, pero no muy r¨¢pidamente como en otros deportistas o personajes. Tampoco se pod¨ªa agilizar, porque su curr¨ªculo no era espectacular. Pero en cuanto se le hicieron las primeras pruebas m¨¦dicas y de esfuerzo en el Consejo Superior de Deportes asombr¨® su capacidad potencial. Era una m¨¢quina que en cuanto se engrasara bien, explotar¨ªa. Y as¨ª fue. No necesit¨® esperar nada. La misma temporada 1999-2000 gan¨® la Copa del Mundo, el circuito de 21 pruebas que consagra al esquiador m¨¢s regular y completo en todas las modalidades y estilos.
Nada m¨¢s ganar la Copa, anunci¨® que no quer¨ªa seguir con el entrenador del equipo espa?ol, el italiano Carlo Petrini. Seg¨²n Carlo, Martin no pod¨ªa soportar perder el protagonismo de su clan. La federaci¨®n defendi¨® a Petrini, pero acab¨® cediendo ante Muehlegg. El acuerdo fue que siguiera en la gran competici¨®n por libre, con un contrato de 21.000 euros anuales, y que ¨¦l, con sus patrocinadores y premios, se pagar¨ªa sus gastos y el equipo que quisiera tener de t¨¦cnicos.
A Muehlegg, que iba para agente de aduanas, le gusta la escalada, la vela, el golf y la carpinter¨ªa, en la que dice que es muy bueno. Pero no tiene tiempo. Pasa 320 d¨ªas al a?o viajando -'mi maleta es mi casa'-. Pero tambi¨¦n Madrid, donde tiene un apartamento. Y Murcia, donde inscrito en la Federaci¨®n regional de esqu¨ª.
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