La revoluci¨®n de las mujeres
La principal revoluci¨®n del siglo XX -visto el desastre de las otras revoluciones- fue la equiparaci¨®n de derechos del var¨®n y de la mujer. En Espa?a, la mujer no conquist¨® su derecho a votar hasta 1931, con la II Rep¨²blica, y hubo de morir la dictadura de Franco, a finales de 1975, para que pudiera abrir una cuenta corriente en un banco sin el permiso del marido, padre o tutor. Dos masonas, un siglo antes, hab¨ªan ejercido su derecho a la educaci¨®n por la puerta trasera de la ley: Concepci¨®n Arenal tuvo que disfrazarse de hombre para asistir a clase en la Complutense de Madrid, y s¨®lo un car¨¢cter como Emilia Pardo Baz¨¢n logr¨® imponerse como profesora universitaria en medio de los abucheos del alumnado y la rechifla de los profesores. Ocurri¨® en 1916.
Otras masonas menos famosas -Mercedes Vargas, Bel¨¦n S¨¢rraga, Amalia Carvia- pelearon por la igualdad en el campo de la educaci¨®n de la mano de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza e, incluso, del radicalismo pedag¨®gico de Francisco Ferrer i Guardia. Una de esas mujeres, Rosario de Acu?a, da nombre a un instituto de secundaria en Gij¨®n y fue la primera mujer que habl¨® desde la tribuna del Ateneo de Madrid en 1884 y la segunda del siglo XIX en estrenar en el Teatro Espa?ol. En alg¨²n lugar de sus memorias lo subraya Manuel Aza?a, otro ilustre mas¨®n, igual que Mendiz¨¢bal, Espartero, Castelar, Blasco Ib¨¢?ez e, incluso, Ram¨®n Franco Bahamonde.
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