?Un F¨°rum de la paz, el di¨¢logo y el entendimiento?
El F¨°rum Universal de les Cultures de 2004 naci¨® como un proyecto de una enorme ambici¨®n. Se trataba, ni m¨¢s ni menos, de inventar un nuevo tipo de acontecimiento de alcance mundial articulado en torno a los valores y expresiones culturales, un acontecimiento en el que se abordasen de forma seria e imaginativa los temas, problemas y conflictos asociados a la rampante globalizaci¨®n econ¨®mica y que posteriormente han puesto en el orden del d¨ªa movilizaciones como las de Seattle, G¨¦nova, Porto Alegre e incluso, desgraciadamente, los ataques terroristas del 11-S. No se trataba de pretender resolver ingenuamente los problemas del mundo, pero s¨ª, por lo menos a mi entender, de proponer una plataforma de reflexi¨®n y di¨¢logo, de convivencia y creatividad, desde la que cuestionar la l¨®gica perversa, social y culturalmente destructiva, ecol¨®gicamente insostenible, del neoliberalismo salvaje y de la mercantilizaci¨®n de todos los componentes de la vida.
Sodupe fue apartado como consejero delegado del F¨°rum sin que nadie lo haya explicado de forma veros¨ªmil
La p¨¦rdida de peso cultural de Barcelona es directamente proporcional al enroque de un clan de mandarines
No era f¨¢cil definir y concretar un programa realista y coherente con estas ambiciones. Es evidente que la vastedad de los temas rozaba siempre el peligro de la inocuidad bienintencionada. Por otra parte, a esta perspectiva global se sumaba la voluntad de atraer a cinco millones de visitantes-participantes. La necesidad de complejidad y sutileza conceptuales iba emparejada, pues, con un masivo deseo de popularidad y resonancia.
En suma, se trataba de un proyecto realmente arriesgado, sin precedentes, en el que todo estaba por inventar, y cuya fuerza fundamental resid¨ªa en el deseo de generar un verdadero espacio de encuentro y contraste social y cultural, un espacio en el que Barcelona sacase lo mejor de s¨ª misma y lo ofreciese al mundo, y recibiese lo mejor del mundo y lo incorporase a nuestros modos de ver, de hacer y de vivir.
La persona encargada de pilotar y materializar la idea fue Jaume Sodupe, ingeniero con amplia experiencia en el ¨¢mbito de la organizaci¨®n y gesti¨®n de proyectos de escala internacional, aunque totalmente ne¨®fito en el mundo de la cultura -y en particular, en el mundillo de la cultura oficial barcelonesa. Especialmente preocupado por la novedad, magnitud y complejidad del proyecto, Sodupe centr¨® sus esfuerzos en conseguir los recursos econ¨®micos y las colaboraciones institucionales imprescindibles para hacerlo posible, as¨ª como en organizar una estructura y unos procesos de decisi¨®n y participaci¨®n que lo hicieran cre¨ªble y viable a escala internacional. Descuid¨®, en cambio, en t¨¦rminos relativos, el desarrollo program¨¢tico y el trabajo de seducci¨®n de las ¨¦lites culturales locales, en la convicci¨®n de que los responsables pol¨ªtico-culturales de las instituciones que apadrinan el F¨°rum iban a ser sus grandes aliados y sus principales colaboradores en ambas tareas. Y ah¨ª se equivoc¨® radicalmente porque, tal vez sinti¨¦ndose amenazados en sus prerrogativas, fueron algunos de estos supuestos aliados los que desde el principio boicotearon su trabajo y, posteriormente, organizaron la operaci¨®n de acoso y derribo contra ¨¦l.
El mes de julio del pasado a?o Jaume Sodupe fue apartado de su cargo de consejero delegado del F¨°rum. ?Por qu¨¦? Nadie lo ha explicado de forma veros¨ªmil. Las seudoexplicaciones que en su momento se dieron se han ido desmoronando una tras otra. Se dijo, por ejemplo, que Sodupe y su equipo fueron incapaces de definir los contenidos program¨¢ticos del F¨®rum, pero resulta que el pasado 11 de diciembre se present¨® a bombo y platillo un 'nuevo' programa cuya principal singularidad consist¨ªa en reproducir, de manera confusa y aguada, el esbozo program¨¢tico ya elaborado en la etapa anterior. Se dijo tambi¨¦n que Sodupe hab¨ªa mantenido al F¨°rum al margen de la sociedad civil, pero lo cierto es que bajo su mandato se firm¨® un acuerdo marco de colaboraci¨®n con m¨¢s de 40 entidades c¨ªvicas y m¨¢s de 100 organizaciones no gubernamentales expresaron su adhesi¨®n a los principios del F¨°rum. Se dijo, en fin, que Sodupe hab¨ªa confeccionado un presupuesto desmesurado, pero en diciembre se dieron por buenas unas cifras presupuestarias ligeramente superiores a las previstas anteriormente.
En fin, el caso es que a mitad del recorrido, Sodupe fue despedido sin contemplaciones y, tras una fantasmag¨®rica aparici¨®n/desaparici¨®n de Josep Caminal como redentor del F¨°rum, ¨¦ste ha pasado a estar dirigido por el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona. Seis meses despu¨¦s de esa reestructuraci¨®n, los problemas del F¨°rum, y en especial los de su inconcreci¨®n program¨¢tica, siguen donde los dej¨® Sodupe, pero agravados por el tiempo perdido. (Es de esperar que el reciente nombramiento de Jordi Oliveras como nuevo director general contribuya a enderezar el proceso). Y el caso es que, desde el pasado verano, mi nombre, el de Gao, idees i projectes, sl -empresa de la que soy socio junto con Eul¨¤lia Bosch, especialista internacionalmente reconocida en programas de innovaci¨®n educativa, y Fernando Marz¨¢, arquitecto de consolidado prestigio en el campo de las exposiciones- y los de los miembros de nuestro equipo han aparecido reiteradamente en los medios de comunicaci¨®n como chivos expiatorios con los que justificar una crisis jam¨¢s explicada. ?Cu¨¢l era nuestro papel en este embrollo? El de estar desarrollando uno de los pocos proyectos claramente identificables del F¨°rum, un proyecto expositivo -Aventuras del esp¨ªritu: viejos y nuevos mitos- cuyo hipot¨¦tico coste ha sido considerado por algunos como desorbitado, factor agravado por el supuesto cobro, en mi caso, de unos honorarios estratosf¨¦ricos. Mi participaci¨®n y la de mi equipo en el asunto ha concluido cuando, como ocurriera con Sodupe, a finales de enero se nos ha rescindido el encargo sin mayor explicaci¨®n.
Con estos datos como fundamento, algunos y algunas seudoanalistas (v¨¦anse, por ejemplo, art¨ªculos como los de Salvador Card¨²s en La Vanguardia del 6 de febrero o de Pilar Rahola en EL PA?S del 10 de febrero) han evacuado estos d¨ªas infamias y sandeces que no voy a perder el tiempo en rebatir punto por punto, porque es in¨²til discutir con aquellos que falsean malintencionadamente la verdad. Sin embargo, por respeto y desagravio a mis socios y colaboradores en este proyecto, debo recordar que el encargo de concebir y dirigir la realizaci¨®n de uno de los tres pabellones expositivos previstos inicialmente para el F¨°rum 2004 derivaba de haber ganado el concurso internacional convocado a tal efecto en junio de 2000. Por cierto, el nuestro fue el ¨²nico caso en que se produjo unanimidad positiva de un jurado formado por Josep Acebillo, Llu¨ªs Bassat, Mega Ferreira (comisario general de la Expo Lisboa 98), Robert Fitzpatrick (director del Museo de Arte Moderno de Chicago), Manuel Huerga, Llu¨ªs Monreal, Lidya Moserova (representante de la Unesco) y Jaume Sodupe. En el apartado dedicado al desarrollo urbano sostenible, el concurso fue declarado desierto, tambi¨¦n por unanimidad, mientras que en el apartado de lengua y comunicaci¨®n, la decisi¨®n se tom¨® por mayor¨ªa.
Conviene tambi¨¦n recordar que la estimaci¨®n presupuestaria prevista para el proyecto (12 millones de euros; o sea, 2.000 millones de pesetas) era un dato que ven¨ªa dado por el propio F¨°rum como hip¨®tesis de trabajo a los equipos participantes en el concurso. Una cifra muy elevada, desde luego, en relaci¨®n con las dotaciones presupuestarias habituales en nuestro entorno cultural. Ocurre, sin embargo, que los pabellones expositivos del F¨°rum no ten¨ªan, por lo menos inicialmente, nada que ver con una exposici¨®n ordinaria, sino con la creaci¨®n de un espacio y un contenido capaces de atraer el inter¨¦s de un p¨²blico masivo (el objetivo era de entre 10.000 y 15.000 visitantes diarios para cada pabell¨®n) hacia temas altamente complejos. Si con algo ten¨ªan que ver, para dar una referencia aproximada, era con los pabellones tem¨¢ticos de las grandes exposiciones internacionales (pabellones cuyo coste suele ser el doble del previsto para los del F¨°rum).
En nuestro caso, se trataba de inventar, crear y producir un conjunto de obras y situaciones que desarrollasen una tem¨¢tica tan amplia como la de los grandes mitos de la humanidad, es decir, aquellas estructuras y formas simb¨®licas a trav¨¦s de las cuales los humanos intentamos comprender nuestro lugar en el mundo y responder a los interrogantes m¨¢s profundos de la vida. Se trataba, pues, de ver c¨®mo las m¨¢s diversas tradiciones culturales se enfrentan esencialmente a unos mismos temas -por ejemplo, el impulso sexual y el amor; la violencia, el mal, la muerte; la esperanza y la creencia en otras formas de vida; los beneficios y amenazas del conocimiento; la crisis de las identidades, personales y colectivas; el poder, el inconformismo, la rebeli¨®n; etc¨¦tera. Un proyecto de esta ¨ªndole exig¨ªa necesariamente la creaci¨®n de obras videogr¨¢ficas o cinematogr¨¢ficas, programas multimedia e interactivos, ¨¢mbitos sonoros, encargos art¨ªsticos ad hoc, actuaciones en vivo, espacios participativos, etc¨¦tera, adem¨¢s de la utilizaci¨®n de obras de arte en el sentido tradicional. Y todo ello expresado en seis lenguas distintas. De ah¨ª que el coste de un proyecto de esta envergadura y complejidad no tuviera nada que ver con el de una exposici¨®n convencional, del mismo modo que los supuestos honorarios que se me han atribuido correspond¨ªan, en realidad, a la remuneraci¨®n de los servicios de decenas de personas y empresas a lo largo de todo el proceso de investigaci¨®n, creaci¨®n y desarrollo del proyecto.
Pero todo esto, quienes boicotearon por activa o por pasiva el trabajo de Sodupe y quienes nos difaman ahora a m¨ª y a mi equipo no quieren saberlo. Lo ¨²nico que parece interesarles es mantener una cultura oficial constituida como feudo propio.
En fin, el da?o que se nos ha causado, totalmente ruin y gratuito, es grande, y no lo compensa ninguna indemnizaci¨®n, pero ya pueden irse desenga?ando nuestros inquisidores. Sobreviviremos. Seguiremos trabajando y disfrutando con nuestro trabajo, con nuestra libertad. Lejos de gremios y capillas, seguiremos tratando de tender puentes entre unos planteamientos conceptuales rigurosos y unas formas de intervenci¨®n cultural que valoricen y dignifiquen la vida p¨²blica. Aqu¨ª o donde sea. Ancho es el mundo. Por azares de la vida, al mismo tiempo que particip¨¢bamos en el concurso del F¨°rum, nuestro equipo tambi¨¦n particip¨® en el convocado por el Ministerio de Cultura franc¨¦s para la concepci¨®n y realizaci¨®n del proyecto museogr¨¢fico de la Galer¨ªa de Arquitectura Moderna y Contempor¨¢nea de la Cit¨¦ de l'Architecture que en estos momentos se est¨¢ empezando a construir en Par¨ªs. Resulta que, adem¨¢s de participar, junto con otros 55 equipos, acabamos ganando el concurso, y ya nos hallamos en pleno desarrollo ejecutivo del proyecto. O sea que, como dec¨ªa Bogart, siempre nos quedar¨¢ Par¨ªs. No nos faltan, por desgracia, precedentes muy ilustres.
Tambi¨¦n sobrevivir¨¢ Barcelona, por supuesto, aunque, culturalmente, el da?o que estos ¨²ltimos a?os se le est¨¢ infligiendo es considerable. La p¨¦rdida de peso cultural espec¨ªfico, de energ¨ªa, de ideas, de influencia, es directamente proporcional al enroque en sus poltronas y a la mezquindad en sus tribunas de un clan de mandarines que hace tiempo perdieron todo sentido de la honestidad intelectual y profesional, de la pol¨ªtica como servicio p¨²blico y de la cultura como expresi¨®n e instrumento de libertad y autonom¨ªa, personal y social.
Es de temer que, en sus manos, el F¨°rum 2004 acabe reduci¨¦ndose a un macrofestival para el consumo local, un escaparate m¨¢s o menos vistoso, m¨¢s o menos cargado de grandes nombres del hit-parade internacional de las artes y el espect¨¢culo, pero perfectamente irrelevante en t¨¦rminos de reflexi¨®n y cuestionamiento de los grandes temas de nuestro tiempo. Tambi¨¦n es de temer que el F¨°rum acabe ejerciendo como pesebre gremial con el que gratificar a los sumisos y tratar de acallar a los descontentos. Es de esperar que, por uno u otro azar, algunas ideas originales y comprometidas puedan prosperar y dignifiquen ocasionalmente el programa de eventos. Lo que es seguro, sin embargo, es que dif¨ªcilmente el desarrollo de un proyecto puede llegar a contradecir tan radical y profundamente los propios fundamentos de su discurso. Raras veces algo que se presenta como la construcci¨®n de un espacio de di¨¢logo, basado en el respeto, el entendimiento, el rigor intelectual y la imaginaci¨®n creativa, habr¨¢ conocido mayor c¨²mulo de insidias, silencios y malicia, cayendo en una descorazonadora din¨¢mica de intrigas, inercia y descr¨¦dito.
Mientras, los temas y motivos que inspiraron el nacimiento del F¨°rum cobran cada vez mayor relevancia y urgencia. Ojal¨¢ Barcelona consiga finalmente, a pesar de algunos, recuperar algo de su valiente pero maltrecha apuesta por el conocimiento, la educaci¨®n y la creatividad como factores de desarrollo sostenible, de convivencia pac¨ªfica y de celebraci¨®n de la diversidad.
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