Una f¨¢brica en el sal¨®n
El ruido originado por una empresa en Zaratamo provoca problemas de salud a una veintena de vecinos
Los 19 vecinos de un edificio de viviendas de la localidad vizca¨ªna de Zaratamo oyen con dificultad por efecto del ruido constante que emite la planta Outokumpu Copper Tubes S.A., la m¨¢s importante de Espa?a en la fabricaci¨®n de tubos de cobre.
El elevado nivel de ruido, el doble del autorizado, ha convertido sus vidas en un infierno: los residentes apenas duermen, tienen problemas estomacales, de estr¨¦s y audici¨®n reconocidos en distintos informes m¨¦dicos. La producci¨®n en los pabellones, situados a s¨®lo cinco metros del inmueble, genera fuertes vibraciones que abren grietas en las paredes de las viviendas y les obligan a convivir con puertas desencajadas y vajillas que se agitan solas.
Zaratamo es un municipio de 1.600 habitantes que ha preservado intacta la tranquilidad frente al crecimiento brutal y desordenado de la localidad lim¨ªtrofe de Basauri. Y, sin embargo, la televisi¨®n suena a todo volumen en las seis viviendas del bloque n¨²mero seis del barrio de Arcocha. S¨®lo as¨ª sus residentes pueden escuchar un sonido distinto al estruendo que genera Outokumpu Copper Products, una empresa con 440 trabajadores que factur¨® hace dos a?os los 108,4 millones de euros (18.000 millones de pesetas). Un informe realizado el pasado mes de marzo por el Instituto Tecnol¨®gico Labein a instancias del Gobierno vasco evidenci¨® que estos hogares sufren el azote continuo de hasta 90 decibelios ponderados de sonido, m¨¢s del doble del tope autorizado.
Mar¨ªa Jos¨¦ L¨®pez Zamora, riojana de 44 a?os, lleva 24 viviendo en este edificio de tres plantas: 'Es algo terrible. A m¨ª el o¨ªdo derecho me va cada vez peor. A mi hijo mayor le han hecho una audiometr¨ªa en el trabajo y le han mandado al otorrino. Mi hija la peque?a, de 6 a?os, tiene que dormir conmigo porque los ruidos le asustan'. La casa perdi¨® la calma hace treinta a?os, cuando el grupo finland¨¦s Outokumpu ampli¨® las instalaciones de la nueva factor¨ªa en Zaratamo. De la noche a la ma?ana, este bloque construido hace casi un siglo se encontr¨® literalmente introducido en el interior de una f¨¢brica, al servir su fachada trasera como cierre a esta industria. El Ayuntamiento vulner¨® al autorizar las obras el reglamento de actividades molestas, que obliga a situar las industrias a un m¨ªnimo de 2.000 metros de las zonas residenciales.
Los administradores de esta comunidad, Teodoro Oliva y Bego?a Chavero, compraron hace nueve a?os un piso de unos 55 metros cuadrados en el edificio. 'Ruido hemos tenido siempre, pero no con las vibraciones que hay ahora', se?ala Bego?a, auxiliar de cl¨ªnica de 35 a?os, que sufre problemas auditivos y estomacales. Dice que muchas noches se despierta con v¨®mitos. Y eso si logra conciliar el sue?o, porque el insomnio en una constante en toda la escalera. 'Cuando lo sufres semana tras semana, acaba afect¨¢ndote al car¨¢cter y a todo lo dem¨¢s'.
Los residentes en este bloque han aprendido a colocar a cierta distancia las copas en el interior de sus vitrinas para evitar el molesto tintineo provocado por las vibraciones de la factor¨ªa. Pero no logran acostumbrarse a las grietas que proliferan en sus paredes, a las puertas desencajadas por efecto de las sacudidas, a las persianas que se atascan o al rodapi¨¦s que se desplaza.
Un estudio realizado por el Gobierno vasco ha demostrado que la casa no corre riesgo de derrumbe, pero esto no tranquiliza a los vecinos. El pasado verano, un trozo del cielo raso del techo de la sala de una de las viviendas se vino abajo. Ninguno de los afectados ha recibido nunca compensaci¨®n econ¨®mica alguna por las molestias causados por la f¨¢brica. En marzo de 1998, los vecinos presentaron en el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 4 de Bilbao una querella criminal contra el Ayuntamiento y el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco. La denuncia constituy¨® su primera acci¨®n conjunta en defensa de su calidad de vida. El juez no percibi¨® un peligro grave para el entorno y archiv¨® las diligencias, si bien -seg¨²n el auto fechado el 2 de marzo de 1999- reconoci¨® la 'posible dejaci¨®n del Ayuntamiento de Zaratamo en la persecuci¨®n administrativa de este tipo de conductas'.
En septiembre de 1998, el colectivo denunci¨® al consistorio y a la empresa ante el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco. Como respuesta, el Ejecutivo aut¨®nomo dio al Ayuntamiento un plazo de tres meses para que obligara a Outokumpu a reducir sus ruidos, pero el requerimiento fue en vano.
Una soluci¨®n conjunta
El alcalde de Zar¨¢tamo, Juan Daniel Barandiar¨¢n (EA), considera que el realojamiento de los vecinos en pisos protegidos, con ayudas de la empresa y el Ayuntamiento, sigue siendo a ¨²nica f¨®rmula posible para resolver la situaci¨®n. El gerente de la planta de Outokumpu, Oscar Cubero, apunta que la mayor parte de los residentes conoc¨ªan, antes de adquirir su vivienda, el ruido existente, que atribuye no s¨®lo a la f¨¢brica, sino tambi¨¦n al paso a nivel sin barreras y la carretera comarcal cercana. Pero aboga por buscar una salida conjunta con las instituciones. 'Lo cierto es que estamos haciendo inversiones para disminuir el nivel de ruido y, a?o a a?o, vamos bajando alg¨²n decibelio, pero es muy dif¨ªcil eliminarlo de forma espectacular. Nosotros solos no podemos asumir la soluci¨®n', subraya el gerente.
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