Pol¨¦mico triunfo de un p¨ªcaro norteamericano
Como se esperaba, Estados Unidos est¨¢ batiendo sus r¨¦cords de medallas, pero le ha salido el lunar de un cierto favoritismo. Al surcoreano Dong Sung Kim se le descalific¨® injustamente en los 1.500 metros del patinaje de velocidad en beneficio del norteamericano de padre japon¨¦s Apolo Anton Ohno, que, a sus 19 a?os, es una mina de pol¨¦micas porque sabe estar en la cresta de la ola. Desde luego, por el camino que va, puede seguir en las portadas de Time y Newsweek a la pareja canadiense del art¨ªstico con su medalla de oro perdida y reencontrada.
Esta vez no fue el COI el que salv¨® a Am¨¦rica, sino los jueces, que se anticiparon a que el presidente de la Uni¨®n Internacional de Patinaje (ISU), Ottavio Cinquanta, tuviera que ponerse otra vez a las ¨®rdenes de Jacques Rogge, el del m¨¢ximo organismo -testigo de la jugada desde las gradas-, y a que la NBC y el resto de la maquinaria medi¨¢tica del primer pa¨ªs del mundo se pusiesen nuevamente en marcha.
Llov¨ªa sobre mojado porque Ohno hab¨ªa perdido los 1.000 metros al ser derribado por otro surcoreano, Hyun Soo Ahn. Ahora Ohno ayud¨® a que los jueces le dieran el oro de Kim levantando con habilidad las manos, cuando intentaba pasarle, para quejarse de la supuesta obstrucci¨®n de su rival, imparable ya en la cabeza. En principio, pudo parecer que Kim tap¨® a Ohno, pero todo fue producto de la astucia de ¨¦ste, que hizo algo as¨ª como una falta personal en ataque: intent¨® meterse por la cuerda cuando Kim extend¨ªa la pierna correctamente para tomar impulso y no hab¨ªa sitio. El surcoreano cruz¨® primero la l¨ªnea entre la bronca del p¨²blico del Delta Center y cogi¨® una bandera de su pa¨ªs, pero se la quitaron enseguida como advirti¨¦ndole de que no se alegrara tan pronto. La recuper¨® durante unos segundos, pero hubo de arrojarla finalmente al suelo mientras mostraba su incredulidad ante lo sucedido y, en contraste, los aficionados explotaban de j¨²bilo. Los jueces hab¨ªan dictado su sentencia.
Ocurri¨® al rev¨¦s que en el debutante skeleton (el trineo que se dirige tumbado boca abajo), en el que los tiempos no enga?an y dieron el triunfo completo a los estadounidenses.
Algo especialmente emotivo para Jim Shea, que fue doble protagonista en la apertura de los Juegos, cuando hizo uno de los ¨²ltimos relevos de la antorcha ol¨ªmpica en el estadio junto a su padre, tambi¨¦n ol¨ªmpico en esqu¨ª n¨®rdico, y prest¨® el juramento de los atletas como su abuelo hace 70 a?os, en Lake Placid 32.
El viejo patriarca, John Shea, era a sus 91 a?os el m¨¢s viejo medallista de oro estadounidense vivo, pero no pudo ser uno de las grandes estrellas de la inauguraci¨®n porque falleci¨® un mes antes en un accidente de tr¨¢fico. Su nieto puso en su casco una foto suya para que le diera suerte y, al final, la levant¨® hacia el cielo para dedicarle su victoria.
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