Las chispas del sector el¨¦ctrico
?Qu¨¦ pasa con el sector el¨¦ctrico? ?Por qu¨¦ aparecen tantos problemas de suministro y se manifiestan tantas quejas de los usuarios? ?Se trata de un problema nuevo o m¨¢s bien es el resultado de algunos errores cometidos en el pasado? Intentar¨¦ contestar a estas preguntas, consciente de que el espacio limitado de unas pocas l¨ªneas me obliga a una cierta simplificaci¨®n.
- Causas de la situaci¨®n. Considero que las principales causas de la falta de calidad del servicio el¨¦ctrico en Catalu?a son tres: el modelo de liberalizaci¨®n, la cultura monopolista de la empresa el¨¦ctrica y la falta de una pol¨ªtica energ¨¦tica coherente por parte del Gobierno de la Generalitat.
En 1996, la UE aprueba la directiva comunitaria que establece el nuevo marco regulador del sector para los pa¨ªses europeos, con un periodo transitorio de aplicaci¨®n progresiva hasta el 2007. La Ley del Sector El¨¦ctrico de 1997 es la transposici¨®n de la directiva comunitaria al derecho espa?ol.
La ley el¨¦ctrica se marcaba tres objetivos: garantizar el suministro de los clientes, garantizar la calidad del suministro y garantizar el menor coste posible. Tres garant¨ªas que en parte no se estar¨ªan cumpliendo y que, en algunos casos, podr¨ªan estar en grave riesgo seg¨²n las previsiones de consumo de los pr¨®ximos 10 a?os. En Catalu?a, sobre todo despu¨¦s de los apagones de finales de a?o, se ha generalizado la opini¨®n de que las cosas no se han hecho bien y que es preciso rectificar.
Con la ley el¨¦ctrica de 1997 se separan jur¨ªdicamente las funciones de producci¨®n, transporte, distribuci¨®n y comercializaci¨®n, que ser¨¢n realizadas por distintas compa?¨ªas. Se liberaliza la producci¨®n y parcialmente la comercializaci¨®n mediante un calendario progresivo, pero no as¨ª el transporte y la distribuci¨®n. Primer problema: se permite la integraci¨®n vertical. El mismo grupo empresarial dispone de una filial de generaci¨®n, otra de distribuci¨®n y otra de comercializaci¨®n. Jur¨ªdicamente distintas, pero formando parte del mismo grupo empresarial.
- Segundo problema: En Espa?a, las dos primeras empresas el¨¦ctricas concentran alrededor del 80% de la generaci¨®n, la distribuci¨®n y la comercializaci¨®n. ?Es posible un aut¨¦ntico mercado de oferta con la posici¨®n de dominio que permiten los dos problemas anteriores?
- Tercer problema: Las empresas el¨¦ctricas deciden estrategias de diversificaci¨®n empresarial que orientan sus inversiones hacia otros sectores -telecomunicaci¨®n- y hacia otros territorios -primero Suram¨¦rica y despu¨¦s Europa- en detrimento de las necesarias inversiones del negocio el¨¦ctrico en Espa?a. La misma presi¨®n por la rentabilidad a corto plazo mueve a decisiones organizativas -prejubilaciones, subcontrataci¨®n sistem¨¢tica del mantenimiento, etc¨¦tera- que penalizan la calidad del servicio. La consigna todo el poder para el accionista sustituye al necesario predominio de la satisfacci¨®n del cliente, como premisa de todo servicio.
Vayamos con la segunda causa, la cultura monopolista imperante en este sector. Cien a?os de monopolio natural dejan un poso denso y compacto dif¨ªcil de remover, aun en el supuesto de una c¨²pula dirigente dispuesta a encabezar el cambio cultural. ?Es razonable tal supuesto a la vista de algunas actitudes recientes?
Encabezar el cambio cultural de una organizaci¨®n amplia y compleja es una de las tareas m¨¢s dif¨ªciles de la gesti¨®n empresarial. Pasar de la cultura de un monopolio a la de una organizaci¨®n en competencia requiere un liderazgo fuerte y a?os de aplicar una gesti¨®n orientada al cliente en un entorno competitivo. En caso contrario, seguiremos tratando al cliente como abonado.
- Tercera causa: Un gobierno sin pol¨ªtica energ¨¦tica y dependiente de la empresa el¨¦ctrica. Despu¨¦s de una primera etapa -d¨¦cada de 1980- con un Gobierno de la Generalitat con ganas de hacer cosas nuevas, en la que se crea el Instituto Catal¨¢n de la Energ¨ªa (Icaen), que impulsa pol¨ªticas de ahorro y de diversificaci¨®n energ¨¦tica, entramos en un per¨ªodo de ensimismamiento, de anar fent, sin ideas para afrontar los retos que plantean una sociedad m¨¢s exigente y una econom¨ªa m¨¢s competitiva.
A la vista de la evoluci¨®n del consumo durante los ¨²ltimos a?os, debido en parte a la falta de pol¨ªticas de ahorro y de gesti¨®n de la demanda, las inversiones realizadas han sido claramente insuficientes. Las necesidades de las empresas, con equipos cada vez m¨¢s avanzados, requer¨ªan un suministro el¨¦ctrico m¨¢s estable y unas orientaciones claras sobre los sistemas de estabilizaci¨®n que se debe utilizar. Una poblaci¨®n con mayor sensibilidad hacia la calidad del servicio y las garant¨ªas de seguridad precisaba de unos mecanismos de comunicaci¨®n m¨¢s sensibles a estas nuevas demandas sociales.
Todo ello ha fallado durante los ¨²ltimos a?os. La Generalitat acord¨® unas inversiones de 17.000 millones de pesetas anuales durante el periodo 1995-1998. A finales de 1998, se firm¨® un protocolo de acuerdo, para el periodo 1999-2002, que establec¨ªa un objetivo de inversi¨®n de 22.000 millones de pesetas anuales. Recientemente, seg¨²n el Plan de la Energ¨ªa con el horizonte del a?o 2010 aprobado por el Gobierno de la Generalitat, har¨ªan falta 48.000 millones de pesetas (288,5 millones de euros) anuales de inversi¨®n durante el decenio 2001-2010. ?Cu¨¢les son las necesidades reales?, ?qu¨¦ pasar¨¢ durante los a?os 2002 y 2003 de vigencia del citado protocolo?
Estamos a tiempo de rectificar si somos capaces de acordar un conjunto de medidas orientadas a hacer frente a los problemas de fondo. El recurso a las sanciones como alimento medi¨¢tico no resuelve nada y s¨®lo pone de manifiesto la propia debilidad de un Gobierno que parece que no sabe c¨®mo resolver un problema clave para el pa¨ªs. Las gesticulaciones excesivas de ¨²ltima hora no borran a?os de connivencia con quien, al fin y al cabo, se ha limitado a cumplir los acuerdos firmados por ambas partes.
Miquel Barcel¨® es diputado en el Parlament de Catalunya por el Grupo Socialista-Ciutadans pel Canvi.
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