Plomo candente
Hay un acontecimiento central en este montaje que se superpone como eje de reflexi¨®n a la consideraci¨®n del Holocausto. El viejo actor jud¨ªo que estuvo ingresado por los nazis en el campo de Terezin, en presumible tr¨¢nsito hacia los hornos crematorios, represent¨® durante s¨®lo cuatro d¨ªas un Macbeth, una vez conclu¨ªda ya la guerra, para desaparecer despu¨¦s sin dejar rastro hasta refugiarse en una granja. El enigma de esa deserci¨®n se aclara en el sentido del actor y v¨ªctima al que le resulta intolerable que sus verdugos de ayer sean los espectadores de hoy. Por esa enorme grieta dram¨¢tica actualiza el autor, y subraya Helena Pimenta en su montaje, la consideraci¨®n de una actualidad pol¨ªtica que no hace sino eternizarse, ya que el artista siempre correr¨¢ el riesgo de trabajar sin remedio para sus adversarios. Es tambi¨¦n por esa v¨ªa por donde contin¨²a una tormenta cuyos truenos nunca dejan de retumbar, ni siquiera en el Pa¨ªs Vasco.
Sigue la tormenta
De Enzo Cormann, en versi¨®n de Fernando G¨®mez Grande. Int¨¦rpretes, Walter Vidarte, Jos¨¦ Tom¨¦. Iluminaci¨®n, Miguel Angel Camacho. Vestuario y escenograf¨ªa, Jos¨¦ Tom¨¦, Susana de U?a. Espacio sonoro, Eduardo Vasco. Audiovisual, Daniel Albadalejo. Direcci¨®n, Helena Pimenta. Compa?¨ªa Ur Teatro. Teatro Rialto. Valencia.
En el texto de Cormann, muy bien construido, al servicio del personaje principal, el viejo actor jud¨ªo, resuenan fragmentos breves pero contundentes de El rey Lear y de Macbeth, y al resolver el enigma de una retirada temprana de los escenarios va entrando de lleno en la desolada memoria del universo concentracionario y en las argucias del olvido. Lo hace paso a paso, de la mano de un Walter Vidarte genial aunque algo histri¨®nico en ocasiones (aunque hay que tener en cuenta que hace de viejo actor alcoholizado), en un espiral progresiva de crispaciones cuyo centro es la resistencia de la v¨ªctima a rememorar tanto horror. Helena Pimenta ha captado con fortuna la estructura indagatoria del texto, de modo que no se precipita nunca y va creando las condiciones precisas para que el retorno de lo reprimido resulte brutal y estremecedor, en una progresi¨®n dram¨¢tica de las m¨¢s impresionantes en los ¨²ltimos a?os. Hay que verla. Y no olvidarla nunca.
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