Brindis
Estaba Espa?a en la luna de febrero, que devuelve el vigor a la savia para que circule por las plantas, estaba en sus claves, coraz¨®n, coraz¨®n por todos los canales, romances, amor¨ªos confesados, rupturas sentimentales, cuando se presentaron los dos consejeros de la Junta en Madrid, a ponerle una denuncia a las grandes tabaqueras ante el juzgado de guardia. Francisco Vallejo, alcalde que fue de La Carolina, de la ind¨®cil estirpe de Olavide, y Gaspar Zarr¨ªas, con su cabeza esf¨¦rica de ariete, desembarcaron en el mostrador de la justicia, portando una ingeniosa percha para cazar multinacionales. Un resorte duro, anclado en el C¨®digo Penal, una costilla de acero templado en miles de ensayos de laboratorio y una espesa cobertura de historiales cl¨ªnicos, de andaluces que se van muriendo a chorros mientras alegran la cuenta de resultados de uno de los negocios m¨¢s pr¨®speros del mundo.
Pero aunque en los historiales predominan las cardiopat¨ªas, la denuncia de la Junta apunta pol¨ªticamente a otro ¨®rgano del cuerpo civil, se?ala el dedo experto en la radiograf¨ªa pulmonar, denuncia el enfisema, el aire envenenando los alv¨¦olos, la ret¨®rica -menos estado, m¨¢s mercado- que invade como una mancha azulona tejidos vitales del gobierno. No se trata solamente de los 50.000 millones que las secuelas del tabaco nos cuestan a los andaluces cada a?o, ni de que sumen m¨¢s muertes que las del alcohol, las malditas drogas, el tr¨¢fico, los andamios flojos, los homicidios, los suicidios y hasta el sida. Se trata de que el tabaco hace mucho da?o no s¨®lo a los ciudadanos, sino a la ciudadan¨ªa.
Richard Ford, ingl¨¦s, vecino de la Alfalfa, que nos conoc¨ªa bien, escribi¨® en su Manual para viajeros por Andaluc¨ªa y lectores en casa, que la actividad ilegal de los contrabandistas de Ronda, 'constituye el ¨²nico sistema verdadero, activo y bien organizado en toda la Pen¨ªnsula'. Ahora es un sistema global. En el Campo de Gibraltar, en las playas de Andaluc¨ªa como en Marsella, en N¨¢poles o en las r¨ªas de Galicia, el contrabando de tabaco act¨²a como una v¨ªa poderosa de corrupci¨®n de las fuerzas del orden, una corrosi¨®n incesante de uno de los pilares del estado de derecho. Hasta la Uni¨®n Europea, burriciega en tantos asuntos graves, tom¨® conciencia de ello hace tiempo.
Al delegado del Plan nacional sobre Drogas todo esto le parece un 'brindis al sol'. Y tanto. En los tendidos de sol del ruedo ib¨¦rico est¨¢ el personal, impaciente, esperando que la izquierda haga la pol¨ªtica de izquierdas que promet¨ªan los carteles. Brindis aclamados por el sol fueron los libros de papel reciclado, para que la cultura popular no se convirtiera en condena de los bosques; los frigor¨ªficos sin CFC, para que el mantener los alimentos frescos no ensanchara la capa de ozono. Las bombillas de bajo consumo, los coches el¨¦ctricos, la agricultura biol¨®gica. Todo eso son brindis al sol: dejar que corra la vida dinamitando los diques de la codicia.
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