La 'escuelita' de cine
El alumnado de un instituto de Sevilla rescata al cineasta N¨¦stor Almendros del olvido
Cuenta Antonio Gos¨¢lvez, profesor de dibujo, que cuando contact¨® con N¨¦stor Almendros (Barcelona, 1930-Nueva York, 1992) para comentarle que el Instituto de Ense?anza Secundaria (IES) de Tomares (Sevilla) iba a llevar su nombre, ¨¦ste le espet¨®: '?No ser¨¢ una broma, verdad?' El que fuera cuatro veces nominado al Oscar de Fotograf¨ªa y una vez premiado con el m¨¢ximo galard¨®n de Hollywood por la pel¨ªcula D¨ªas de Cielo (1979) no pod¨ªa explic¨¢rselo; era la primera vez que en Espa?a alguien se acordaba de ¨¦l.
Pero no s¨®lo acept¨® el cineasta, sino que se entusiasm¨® con la idea y desde entonces llam¨® al centro docente aljarafe?o 'mi escuelita'. N¨¦stor Almendros vino a Sevilla en diciembre de 1988 a inaugurar el que es -'que yo sepa', precisa Gos¨¢lvez-, el ¨²nico centro docente de ense?anzas medias en el mundo que lleva su nombre.
Desde entonces, el instituto, que naci¨® como primer Centro de la Imagen de Andaluc¨ªa, transpira en sus muros la ciencia y el arte de este gran mago de la fotograf¨ªa. Ahora se cumplen 10 a?os de su muerte y los 1.700 alumnos han querido rendirle un sentido homenaje. Conferencias, seminarios, mesas redondas, concursos de cortos, de fotograf¨ªa y de graffiti; y hasta la representaci¨®n de dos obras teatrales -Pic-nic, de Fernando Arrabal y La farsita del glorioso San Albano, de Alfonso Zurro- han tenido cabida en el apretado programa que ha durado tres d¨ªas.
Se ha proyectado, asimismo, su corto, in¨¦dito en Andaluc¨ªa, Gente en la playa (Cuba, 1961); y, una vez m¨¢s, se ha hablado de El Abencerraje, un gui¨®n original que Almendros regal¨® al centro docente poco antes de morir. El gui¨®n, depositado en la Filmoteca andaluza, 'espera que alguien se decida a arriesgar su dinero para convertirlo en pel¨ªcula', explica Gos¨¢lvez.
Algo con lo que el alumnado est¨¢ un¨¢nimemente de acuerdo. 'Incluso estamos dispuestos a hacer rifas para recaudar fondos; tampoco nos importar¨ªa hacer los recados o llevarle los caf¨¦s a quienes trabajasen en la pel¨ªcula', se?alan a un tiempo To?i, Alberto, Mart¨ªn, Roberto, Cristina, Carlos, Luis, David y Juan Luis, todos alumnos de los cursos de Producci¨®n, Realizaci¨®n o Imagen del Ciclo Superior que se imparten en el instituto.
El alumnado est¨¢ convencido de que la huella de N¨¦stor Almendros va a impregnar siempre su obra. Los aspirantes a realizadores, como Cristina y Mart¨ªn, reconocen la capacidad del genial director de fotograf¨ªa para captar 'sin trucos' la luz natural y trasladarla a la obra filmada. Pero, al mismo tiempo, son conscientes de que hoy 'lo que manda es el dinero', dicen, y por eso no tendr¨¢n escr¨²pulo alguno en utilizar los recursos tecnol¨®gicos que les ofrece el mercado, si de hacer una pel¨ªcula se trata. Por eso David, tambi¨¦n aspirante a ser alg¨²n d¨ªa director de cine, afirma: 'Cualquier recurso me vale mientras pueda justificarlo'.
Un maestro de la luz
A N¨¦stor Almendros lo trajo el azar a Sevilla. Lo cuenta muy bien Antonio Gos¨¢lvez. ?l fue quien, tras hacer algunas indagaciones en Barcelona, localiz¨® al director de Fotograf¨ªa en Nueva York. Cuenta Gos¨¢lvez que al comentarle al cineasta que el claustro de profesores de Tomares quer¨ªa ponerle su nombre al nuevo instituto porque entend¨ªa que el nombre de una persona viva era mejor para el centro, que el de alguien que ya hubiese muerto, Almendros le coment¨®: '?Esa es una idea muy manchega!' '?Es que yo soy manchego!', contest¨® el profesor. '?Y yo. Mi padre era de Almansa!', replic¨® el cineasta. '?C¨®mo yo! Yo tambi¨¦n soy de all¨ª', se entusiasm¨® el profesor. A partir de ah¨ª surgi¨® una estrecha amistad, plasmada en una prolija correspondencia que durar¨ªa hasta la muerte del cineasta. Algunas de estas cartas a¨²n las guarda Gos¨¢lvez sin atreverse a publicarlas. Almendros, aunque barcelon¨¦s de nacimiento, es, para mucho, un artista cubano. En esta isla caribe?a vivi¨® 14 a?os. Ten¨ªa 17 cuando lleg¨®. All¨ª se form¨® y dio sus primeros pasos cinematogr¨¢ficos. Para el nuevo r¨¦gimen cubano film¨® documentales sobre higiene, educaci¨®n o loando la reforma agraria castrista. Pero tambi¨¦n, en 1984, ya lejos de Cuba, su documental Mala conducta supuso un duro alegato contra el r¨¦gimen de Fidel y el drama del exilio cubano. N¨¦stor Almendros era un artesano de la luz. Maestro de maestros, le llamaban algunos. Nadie como ¨¦l para captar cada momento m¨¢gico de la luz natural. Despreciaba los trucos y cualquier artificio. En Francia fue acogido con los brazos abiertos, en los a?os 60, por los principales mentores de la nueva ola (nouvelle vague); entre otros, Fran?ois Truffaut y Eric Rohmer trabajaron con ¨¦l. Con ellos film¨® algunas de las pel¨ªculas m¨¢s exitosas de la ¨¦poca. La coleccionista y La rodilla de Clara, de Eric Rohmer y El peque?o salvaje y La historia de Ad¨¨le H, de Truffaut, est¨¢n entre ellas. En Espa?a trabaj¨® con Luis Marquina en 1968 (Tuset Street) y con Vicente Aranda en 1976 (Cambio de Sexo). Pero siempre se quej¨® de que aqu¨ª no se le hac¨ªa demasiado caso. Por eso le alegr¨® tanto que eligiesen su nombre para denominar a un instituto sevillano.
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