Radicalismo
No hace mucho, un galerista barcelon¨¦s se lamentaba de que sus artistas se mostraban reacios a exponer sus dibujos. Las razones: su cotizaci¨®n por debajo de su obra pict¨®rica y un cierto prejuicio de que el dibujo es obra menor. El avance de las nuevas tecnolog¨ªas en el arte est¨¢ contribuyendo parad¨®jicamente a un cambio de mentalidad. Una generaci¨®n forjada en los noventa ha indagado en nuevas salidas formales cohesionando sus logros mediante el dibujo. Ahora se dibuja a l¨¢piz, pero tambi¨¦n con luz, con metal, o con ordenador. Este estado de cosas ha sido reforzado por una influencia bidireccional de la cultura del c¨®mic con el mundo del arte, tanto gr¨¢fica como conceptualmente. En Estados Unidos y Europa se ha forjando desde la historieta una joven generaci¨®n que ha utilizado el intimismo -otra paradoja- como herramienta de an¨¢lisis social.
TRAMAS ENTRECRUZADAS
Raymond Pettibon Dibujo y v¨ªdeo Museu d'Art Contemporani de Barcelona Plaza dels ?ngels, 1 Barcelona Hasta el 11 de abril
Generacionalmente, por delante de esta ¨²ltima hornada de creadores se presenta el trabajo de Raymond Pettibon (Tucson, Arizona, 1957), un artista que ha enlazado la contracultura de los a?os sesenta con los movimientos antiglobalizaci¨®n, pasando por el radicalismo existencial del punk. Sus trabajos, expresados principalmente en ilustraciones semejantes a vi?etas de c¨®mic, son, desde posturas de cr¨ªtica social, el resultado de la influencia de la moderna cultura popular, aunque -m¨¢s paradoja- sean precisamente los protagonistas medi¨¢ticos quienes son objeto de su cr¨ªtica. La publicidad, los telediarios, el rock, el terrorismo en directo, los anuncios por palabras, la lucha libre americana, la nueva izquierda, las retransmisiones deportivas, el humor gr¨¢fico... todo ello impregna los dibujos de Pettibon. El artista se apropia del lenguaje de los media como parte fundamental de su propio discurso, dejando de lado la opci¨®n ¨²nicamente descontextualizadora escogida por los artistas pop. La fuerza de Pettibon, junto a la expresi¨®n no preciosista de su dibujo, se alimenta de sus propias contradicciones -y las del radicalismo extremo-, que le hacen pasar de la admiraci¨®n a Bin Laden al anarquismo y de la cr¨ªtica de su gobierno al patriotismo. En cierta manera, su actitud representa la tradici¨®n y la herencia de Malcolm X dibujada a l¨¢piz y pasada a tinta.
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