Atea gracias a Dios
TENGO SUE?OS premonitorios; tanto es as¨ª que mi psiquiatra, que es un hombre racional, al principio los interpretaba desde un punto de vista m¨¦dico, pero el hombre ha visto que tengo poderes, y sistem¨¢ticamente me pregunta si he so?ado con el n¨²mero de los ciegos. Los psiquiatras andan locos por llevarse un sobresueldo (v¨¦ase psiquiatra Negro). Ya digo, lo m¨ªo es paranormal. No mi mente, que tambi¨¦n, sino mis premoniciones. El otro d¨ªa, por poner un ejemplo la mar de ilustrativo, so?¨¦ con el cardenal Antonio Mar¨ªa Rou-co. Che, che, un momentito, que nadie piense que voy a contar un sue?o impublicable; al contrario, fue un sue?o que yo calificar¨ªa de simb¨®lico. El cardenal y servidora ¨ªbamos levitando por encima de nuestro querido pa¨ªs, Espa?a. Rouco iba poniendo una cruz encima de todos los colegios religiosos concertados (dec¨ªa: '¨¦ste es m¨ªo') y yo iba poniendo un tridente encima de los p¨²blicos ('y ¨¦ste, m¨ªo'). De vez en cuando, el cardenal se adelantaba y pon¨ªa una cruz donde no deb¨ªa; yo le dec¨ªa: 'Eh, Rouco, tranquilo, que perdemos las amistades'. Luego me dijo cosas que me da verg¨¹enza contarlas, pero las voy a contar, qu¨¦ co?o, me dijo que le parec¨ªa que mis art¨ªculos ten¨ªan una calidad no s¨®lo literaria, sino moral, y, por cierto, me dijo que iba a llamar al director de EL PA?S para decirle que me subiera el sueldo. Yo digo lo que me dijo. Y lo digo sin ¨¢nimo de lucro. Ah, tambi¨¦n me dijo: 'Somos almas gemelas, a los dos nos preocupa la educaci¨®n religiosa'. Y a?adi¨®: 'Me voy a hablar del tema con Zapatero porque a Jos¨¦ Mari ya lo tengo encarrilao'. Chasque¨® los dedos y desapareci¨® dejando tras de s¨ª una estela de humo divino.
No s¨¦ si esto de que llame a Ceberio por mi aumento de sueldo se har¨¢ realidad. Digamos que ¨¦sta ser¨ªa la parte interesante del sue?o premonitorio. Luego est¨¢ la segunda parte y m¨¢s dolorosa: eso de que somos almas gemelas. Maticemos: efectivamente, Rouco y yo tenemos una gran cosa en com¨²n: a los dos nos preocupa la educaci¨®n religiosa, pero digamos que vamos en sentido contrario. Mientras ¨¦l acaba de salir en la prensa para pedir que en los colegios p¨²blicos vuelva a cobrar importancia la religi¨®n, a fin de poner ¨¦l sus crucecitas, a m¨ª, sin en cambio (es bonito esto de 'sin en cambio'), sin ¨¢nimo de molestar (ni de lucro), me molar¨ªa bastante m¨¢s que el dinero fuera s¨®lo para los colegios p¨²blicos, y las cruces, para los privados. Es muy gracioso que nuestros queridos dirigentes de izquierda se lanzaran al cuello de la pobre directora del colegio Juan de Herrera de El Escorial y a ninguno se les haya ocurrido soltar una verdad como un templo (nunca mejor dicho): que el problema vino rebotado de un colegio religioso (concertado). Una monja con una toca no tiene autoridad para decirle nada a una ni?a con un velo. Pero a la se?ora monja le quitaron de problemas y se los endilgaron a la se?ora directora del instituto. Tampoco a ninguno de los contertulios airados se les ocurri¨® ver c¨®mo se trata desde siempre a los ni?os inmigrantes en ese instituto. Yo he tenido la oportunidad de verlo, conozco a esos profesores, ellos me han tra¨ªdo muchas veces libros para que se los dedique a sus chavales marroqu¨ªes. A veces se enfrentan a problemas para los que no tienen todos los medios. As¨ª que de racistas, nada de nada. Son gente que trabaja m¨¢s con la realidad que muchos de los opinadores de guante blanco a los que o¨ª en esos d¨ªas. Desde aqu¨ª lo digo: rompo una lanza. Rota la lanza, bajo el tono, que me estoy poniendo reivindicativa y lo m¨ªo es la frivolidad y lo insustancial.
Por cierto que no les he dicho nada en estos ¨²ltimos art¨ªculos de Bicoca porque en estos d¨ªas anda convirti¨¦ndose al budismo. Le entr¨® el gusanillo en las clases de yoga-chikun. Dice que estaba haciendo la posici¨®n del saludo al sol y de pronto se sinti¨® iluminada. No se pueden imaginar lo excitada que anda con su nueva fe. De momento, ayer la acompa?¨¦ a Kenzo, que es un poco, seg¨²n ella, la marca de ropa que responde est¨¦ticamente a sus nuevas aspiraciones religiosas, y se dej¨® all¨ª quinientas mil pelas, luego nos fuimos a El Corte Ingl¨¦s a la Semana de la India, donde adquiri¨® la alimentaci¨®n adecuada a sus creencias. 'Me siento multicultural', me dijo mientras se probaba una t¨²nica. Y yo le plante¨¦ un tema escabroso a la par que puntual: 'Bicoca, y esta multiculturalidad tuya tan acendrada, ?no puede tal vez chocar con las tesis del PP, es que acaso no son m¨¢s cercanas tus tendencias al PSOE?'. Y Bicoca me dijo, con su brillante en el entrecejo: 'Antes de votar yo al PSOE, f¨ªjate lo que te digo, voy al carnicero y le digo que me corte la mano'. Me imagin¨¦ la mano de Bicoca en una olla para un caldo y tuve que pegarme en la cara para quitarme dicha imagen tal como me recomend¨® en su d¨ªa el eminente psic¨®logo Pinillos.
Me reconocer¨¢n que el t¨ªtulo de mi art¨ªculo es el mejor de los que he escrito. Pues no es m¨ªo. Es de Don Luis Bu?uel. Es que el otro d¨ªa me compr¨¦ El ¨²ltimo suspiro, sus memorias, que se han vuelto a editar. Lo compr¨¦ en una nueva librer¨ªa, no s¨®lo dan libros, tambi¨¦n dan copas, se llama El bandido doblemente armado. Pero a m¨ª m¨¢s que los libros y las copas me impresionaron los se?oritos dependientes. Creo que al fin me voy a aficionar a la lectura, y esto, siendo escritora, conviene.
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