Un anticipo
En 2003 se cumplir¨¢ el segundo centenario del nacimiento de H¨¦ctor Berlioz. El Real ha programado este fin de semana una de sus obras m¨¢s hermosas, La condenaci¨®n de Fausto, lo que bien podr¨ªa -ojal¨¢- ser un anticipo de una celebraci¨®n en toda regla, con la oportunidad de escuchar algunos de sus t¨ªtulos l¨ªricos m¨¢s relevantes. Ser¨ªa una ocasi¨®n de oro para favorecer una mirada actual sobre el compositor galo.
Del deseo a la realidad, que no en vano estamos este a?o con Luis Cernuda en primer plano. El Coro y la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid salen con cierta frecuencia del coto de las actividades oper¨ªsticas representadas al escenario abierto de los conciertos l¨ªricos o sinf¨®nico-corales, tanto en su feudo del Real como en los ciclos del Auditorio Nacional. De su decepcionante R¨¦quiem alem¨¢n, de Brahms, en enero en el Auditorio, pongamos por caso, a esta pulcra Condenaci¨®n de Fausto en el Real hay, dig¨¢moslo de entrada, un abismo.
La condenaci¨®n de Fausto
H¨¦ctor Berlioz. Versi¨®n de concierto. Coro y Orquesta Sinf¨®nica de Madrid. Director: Marc Soustrot. Con Kurt Streit (Fausto), Giorgio Surian (Mefist¨®feles), Enkelejda Shkosa (Margarita) e I?aki Fres¨¢n (Brander). Teatro Real, Madrid, 2 de marzo.
En primer lugar, por una cuesti¨®n de adecuaci¨®n estil¨ªstica. El clima oper¨ªstico rom¨¢ntico de Berlioz encuentra en los m¨²sicos de la Sinf¨®nica una complicidad m¨¢s inmediata, y si bien Marc Soustrot no aprovech¨® la brillantez y la variedad de registros que la partitura le permite, s¨ª es cierto que hubo orden, control, dosificaci¨®n de los efectos y un tono de normalidad previsible, lo que permiti¨® una aproximaci¨®n a la obra razonable y solvente, aunque a falta de un chispazo de fantas¨ªa o, si se prefiere, de desmelenamiento pasional.
Los cantantes estuvieron, desde perspectivas diferentes, en su sitio. Kurt Streit despleg¨® su sentido de canto limpio, mozartiano y angelical para hacer un Fausto luminoso y, en cierto modo, inquietante. Giorgio Surian hizo un Mefist¨®feles l¨ªrico y de buena l¨ªnea, m¨¢s sutil que perverso, sin forzar en exceso el lado malvado. Enkelejda Shkosa sac¨® a flote un fuerte car¨¢cter dram¨¢tico aunque a su Margarita le falt¨® una miaja de seducci¨®n, especialmente en la maravillosa aria De amor la ardorosa llama. En cuanto a I?aki Fres¨¢n estuvo impecable en la canci¨®n de Brander.
Coro endeble
Lo m¨¢s endeble fue, a mi modo de ver, la actuaci¨®n del coro. Y no porque cantasen de manera deficiente (estuvieron a a?os luz por arriba del citado R¨¦quiem alem¨¢n), sino por falta de un mayor sentido de la matizaci¨®n. Estuvieron m¨¢s a gusto en la escena de la taberna de Auerbach, o en la de la carrera hacia el abismo de Fausto y Mefist¨®feles, por ejemplo, que en el Pandem¨®nium o en la apoteosis final de Margarita. El coro enfatiza m¨¢s y mejor los aspectos r¨ªtmicos o din¨¢micos que los derivados de la definici¨®n del color o del gusto por el detalle. Tal vez sea solamente que est¨¢n a falta de un hervor m¨¢s. En cualquier caso, el p¨²blico les ovacion¨® con mucho calor.
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