Nueve soldados de EE UU mueren al ser alcanzados dos helic¨®pteros en Afganist¨¢n

La batalla de Gardez, la m¨¢s intensa de la guerra de Afganist¨¢n, est¨¢ resultando tambi¨¦n la m¨¢s cruenta para las tropas estadounidenses. Al menos nueve soldados americanos fallecieron ayer al ser alcanzados dos helic¨®pteros por fuego enemigo, lo que elev¨® hasta diez el n¨²mero de muertos desde el inicio de los combates. Los heridos eran al menos 36, sin incluir a las tropas afganas, de las que se desconoc¨ªan las bajas. Los milicianos talibanes y de Al Qaeda atrincherados en las cimas 'han decidido resistir hasta la muerte', dijo el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.

La ca¨ªda de dos helic¨®pteros reflej¨® la dureza de los combates, calificados de 'feroces' por el Pent¨¢gono, y la capacidad operativa del grupo de milicianos concentrado en las monta?as, unos 30 kil¨®metros al sur de Gardez, cerca de la frontera con Pakist¨¢n. Los helic¨®pteros MH-47 Chinook, dedicados al transporte de tropas, fueron alcanzados por fuego de artiller¨ªa y de armas cortas. En el primer caso, el helic¨®ptero estaba casi en tierra cuando sufri¨® el impacto de una granada; el piloto logr¨® despegar y huir, pero un soldado cay¨®, al parecer, durante la maniobra. En el segundo caso, el Chinook fue tiroteado y tuvo que realizar un violento aterrizaje de emergencia; se desconoce cu¨¢ntos de sus tripulantes murieron en el impacto y cu¨¢ntos en la refriega inmediatamente posterior. El balance, en cualquier caso, fue de hasta ocho muertos y al menos diez heridos. El s¨¢bado ya hab¨ªa perdido la vida un miembro de los cuerpos de operaciones especiales, abatido por un francotirador.

El Pent¨¢gono hab¨ªa reunido para el asalto a la fuerza terrestre m¨¢s importante de toda la guerra. Un millar de soldados estadounidenses, apoyados por comandos de Canad¨¢, Australia, Dinamarca, Francia, Alemania y Noruega, y unos 500 soldados del nuevo Gobierno afgano, iniciaron el viernes la ofensiva contra el foco de resistencia. Un violento ataque a¨¦reo, con bombarderos B-52, cazabombarderos, aviones artillados C-130 y helic¨®pteros Apache, trat¨® de allanar el camino a la infanter¨ªa.

El Pent¨¢gono estima que hay unos 500 milicianos atrincherados en las monta?as. C¨¢lculos de las autoridades locales afganas elevan la cifra hasta 4.000 o 5.000. 'Es muy posible que esa gente se refugiara temporalmente en Pakist¨¢n, o en zonas rurales de Afganist¨¢n, tras las batallas de Kabul y Mazar-i-Sharif, y poco a poco fuera convocada por sus jefes', indic¨® Donald Rumsfeld. Gran parte de las armas y municiones deb¨ªan estar ocultas en las monta?as desde antes del inicio de la guerra, el 7 de octubre. 'Sabemos que algunos est¨¢n ah¨ª con sus familias; esos civiles acompa?aron voluntariamente a los combatientes, saben perfectamente a qui¨¦n apoyan y a qu¨¦ se exponen', afirm¨® Rumsfeld.

Ni el asalto terrestre ni el martilleo a¨¦reo, con m¨¢s de 300 bombas lanzadas en tres d¨ªas, entre ellas al menos una del nuevo modelo termob¨¢rico, ni el fuego de los AC-130, hab¨ªan conseguido ayer, tras tres d¨ªas de combates ininterrumpidos, quebrar las defensas de Al Qaeda.

La batalla era el tipo de enfrentamiento directo que el Pent¨¢gono trat¨® de evitar desde el principio de la guerra. La estrategia del general Tommy Franks consist¨ªa, hasta ahora, en utilizar a los guerrilleros de la Alianza del Norte o de las tribus pastunes, organizados por un pu?ado de soldados de ¨¦lite estadounidenses, como fuerza de choque, y ejercer su invulnerable poder a¨¦reo. Fuentes militares indicaron, sin embargo, que Franks quer¨ªa evitar que los milicianos encontraran facilidades para huir tras la batalla.