Los ganaderos temen un descenso de los precios por el caso de 'vaca loca'
El due?o cree que pudo comprar la res ya enferma
Los aproximadamente 50 ganaderos de Canencia, localidad donde el pasado lunes se confirm¨® el primer caso de vaca loca registrado en la Comunidad, temen que, tras hacerse p¨²blica la noticia, se derrumben los precios de la carne de vacuno. Los criadores de este pueblo del valle del Lozoya han recibido la confirmaci¨®n justo cuando estaban recuper¨¢ndose de la ca¨ªda del 30% en el precio de la carne provocada por la crisis de la encefalopat¨ªa espongiforme bovina (EEB).
'Con la crisis de las vacas locas, el a?o pasado cayeron los precios de 530 pesetas el kilo a 380 pesetas. Fue un a?o muy duro y ahora nos est¨¢bamos recuperando, pero con esta noticia ya no sabemos qu¨¦ esperar', explica Juan Francisco Domingo, propietario de Endemoniada, la vaca de nueve a?os que dio positivo de EEB y que fue sacrificada hace 10 d¨ªas.
Hasta el momento, el valor de la carne de vacuno hab¨ªa remontado hasta alcanzar un precio medio de 550 pesetas el kilo. Pero los ganaderos de Canencia, peque?a localidad de 500 habitantes en la que, seg¨²n un criador, la mayor¨ªa de los vecinos tiene 'al menos una o dos vacas', han acogido con temor y angustia la noticia de este primer caso de vaca loca.
'Ha sido una de las 1.500 reses que hay en el pueblo. Pero la gente se asusta con facilidad', cuenta un ganadero propietario de 60 reses a las que, al igual que Domingo, alimenta durante tres o cuatro meses al a?o con piensos vegetales procedentes de Segovia, Villalba y Lozoya, mientras que el resto del a?o las deja pastar libremente por el valle.
Este hombre, que prefiere no identificarse, asegura que la caba?a de Canencia est¨¢ perfectamente sana. 'Los controles de calidad son muy estrictos. Los veterinarios examinan constantemente la sangre y la orina de los terneros para comprobar que no les damos piensos prohibidos, y en el matadero pasan las pruebas de la enfermedad. Nunca ha habido carne m¨¢s segura', se?ala.
El due?o de la vaca enferma teme que se avecine un a?o malo no s¨®lo por la ca¨ªda de los precios, sino porque, adem¨¢s, tendr¨¢ que rehacer casi toda su caba?a ganadera despu¨¦s de que, con toda probabilidad, seg¨²n Domingo, la Consejer¨ªa de Sanidad mande sacrificar las 80 vacas de raza avile?a que posee, como ya hizo con Endemoniada. 'Puede que me dejen conservar las reses que he comprado en el ¨²ltimo a?o, pero por ahora no s¨¦ ni cu¨¢ndo se las llevar¨¢n al matadero ni cu¨¢ntas ser¨¢n', se lamenta el ganadero.
Juan Francisco Domingo compr¨® la res enferma con un a?o de edad a la ganader¨ªa de Juan Boix en 1994, el mismo a?o en el que la Uni¨®n Europea prohibi¨® el uso de piensos animales para el engorde de las vacas, ya que ese producto ha sido vinculado con la transmisi¨®n de la EEB. 'Pero es posible que la ternera hubiera comido ese pienso y a m¨ª me la vendieran ya enferma' afirma.
Boix vendi¨® tambi¨¦n animales a una explotaci¨®n de Buitrago de Lozoya. 'Supongo que tambi¨¦n esas vacas las sacrificar¨¢n', advierte Domingo.
Este criador de 35 a?os, guarda forestal de la Comunidad de profesi¨®n, recibir¨¢ una indemnizaci¨®n por el sacrificio de sus animales que oscilar¨¢ entre los 360 y los 1.200 euros por cabeza, en funci¨®n de la edad de las reses. Cada una de estas vacas le cost¨® a Domingo alrededor de 960 euros cuando las adquiri¨® para su caba?a.
'Lo que no se paga con dinero es el trabajo de criarlas. Los primeros tres a?os no producen y luego hay que acostumbrarlas a que no se marchen de los pastos que les corresponden cuando est¨¢n sueltas, y hay que conocerlas para saber c¨®mo cruzarlas. Es muy duro empezar de nuevo', dice.
Volver a empezar
Juan Francisco es un ganadero joven en comparaci¨®n con la media de edad de sus colegas de la zona, como explica uno de sus seis compa?eros guardas -cuatro de ellos, ganaderos como ¨¦l-. 'Si esto me hubiera pasado a m¨ª', asegura este colega mientras se?ala su pelo cano, 'yo no volver¨ªa a empezar. Pero Juanito quiere seguir con la explotaci¨®n', cuenta. 'Vivir de las vacas es un mal negocio. Mucho trabajo y poco dinero. Y con las vacas locas nos rematan', a?ade otro compa?ero.
Juanito afronta su situaci¨®n con relativa tranquilidad. Le gusta Canencia y su trabajo. Es uno de los pocos j¨®venes que han elegido quedarse en un pueblo peque?o como el suyo, que ayer aparec¨ªa cubierto por la nieve y sacudido por un intenso fr¨ªo. 'Me gusta esta vida, y aunque sea dif¨ªcil lo intentar¨¦ de nuevo'.
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