Un colector pone en peligro vestigios renacentistas
Prosigue el tendido de una tuber¨ªa junto a restos paleol¨ªticos y del siglo XVI hallados en una zona protegida de la Casa de Campo
Casa de Campo. Puerta del Rey. Margen derecha del r¨ªo Manzanares. Sobre esta ribera acaban de ser hallados ¨²tiles de fabricaci¨®n humana procedentes del paleol¨ªtico (10.000 a?os antes de Cristo) Los vestigios han sido examinados por arque¨®logas de la Direcci¨®n de Patrimonio Hist¨®rico de la Comunidad de Madrid. En parajes contiguos floreci¨®, durante aquella era, uno de los poblamientos de hombres y animales m¨¢s importantes del mundo. Algunos grandes mamuts hallados sobre el subsuelo de este brazo del r¨ªo adquirieron el apodo cient¨ªfico de matritensis. As¨ª son conocidos en los gabinetes de Paleontolog¨ªa de todas las universidades del planeta.
Pero esta singularidad del terreno no parece haber pesado en el ¨¢nimo del equipo municipal de gobierno, del Partido Popular, ya que, pese a la calidad hist¨®rica de su subsuelo, ha decidido tender un colector de enormes proporciones -seis metros de profundidad por otro tanto de anchura- que cruza el paraje y lo horada implacablemente. El Plan de Saneamiento Integral es considerado por la Concejal¨ªa de Medio Ambiente como prioritario y no quiere, hasta hoy, estudiar otro tendido alternativo.
El Ayuntamiento se niega a alterar el trazado, que amenaza las grutas de Felipe II
La cosa no queda ah¨ª. Junto a este acceso, el m¨¢s cercano de los de la Casa de Campo al Palacio Real, se encuentra el palacio de Fadrique de Vargas. Hoy es la sede del Instituto Municipal de Deportes. Pero en su d¨ªa, hasta el a?o 1560, cobijaba a una familia patricia madrile?a que vendi¨® su finca a Felipe II. El rey decidi¨® instalar all¨ª un Real Sitio y lo dot¨® de un jard¨ªn renacentista ¨²nico en Espa?a. A su vera situ¨® un raro vivero de plantas medicinales y curativas. El conjunto, su dise?o y cuidado, lo encomend¨® al bot¨¢nico Gregorio de los R¨ªos, cl¨¦rigo autor del primer tratado sistem¨¢tico de jardiner¨ªa de cuantos se conocen en el mundo. El colector de marras tambi¨¦n ha hollado el centro mismo de estos dos antiguos jardines, que muestran su subsuelo abierto de par en par por excavadoras de hasta 20 toneladas, procedentes de una empresa de Galapagar.
El jard¨ªn filipino, transformado en vivero municipal, hasta hoy era albergue de unos 30.000 ¨¢rboles con los cuales se nutren los parques madrile?os. Tampoco este dato ha sido tenido en cuenta, ni siquiera el hecho de que, sobre algunos de sus ¨¢rboles, por primera vez en Madrid, desde tiempo inmemorial, han anidado cig¨¹e?as.
Hay m¨¢s. El tendido del colector cruza a unos tres metros de las denominadas Grutas de Felipe II, construcci¨®n renacentista a¨²n en pie dotada de columnas toscanas de granito y arcadas que all¨ª se alzan, en una edificaci¨®n de ladrillo atribuida a Juan G¨®mez de Mora. Fue ¨¦ste el arquitecto de la Corte de Felipe III, autor asimismo del palacio de la Casa de la Villa y del palacio de Santa Cruz (hoy sede del Ministerio de Asuntos Exteriores y entonces c¨¢rcel de Madrid).
Detr¨¢s mismo del palacio de Fadrique de Vargas, redise?ado en el siglo XVIII por Juan de Villanueva y donde, por temor a un atentado del pueblo ocupado, Jos¨¦ Bonaparte se alojara con una amante durante su reinado entre 1808 y 1813, cabe ver los enormes tubos de hasta 1,80 metros de di¨¢metro que horadar¨¢n el delicado suelo de este paraje.
No importa. Al equipo municipal de Gobierno, del Partido Popular, ¨²nicamente parece preocuparle que el trazado del colector no sea modificado. No s¨®lo ha desde?ado la alarma dada por Ecologistas en Acci¨®n y por la concejal socialista Cristina Narbona, el pasado septiembre, cuando anunciaban que el despliegue de la tuber¨ªa arruinar¨ªa la riqueza hist¨®rica del lugar. El equipo de Gobierno del PP ni siquiera ha tenido en cuenta que Esperanza Aguirre, hoy presidenta del Senado y en su d¨ªa concejal del PP en Madrid, amenaz¨® en 1985 con atarse a un ¨¢rbol del parque filipino si el PSOE, entonces en el Gobierno regional, acomet¨ªa el tendido de la l¨ªnea 10 del metro bajo este terreno henchido de vestigios hist¨®ricos.
La ¨²nica garant¨ªa que puede hoy, remotamente, impedir que se consume la remoci¨®n de los restos arqueol¨®gicos paleol¨ªticos, renacentistas y ecol¨®gicos, es una joven arque¨®loga de unos 25 a?os. Se niega a dar su nombre. Trabaja en un cuadrante de terreno acotado frente a las Grutas de Felipe II. A sus pies, un suelo excavado muestra que el solar p¨¦treo del conjunto renacentista se extiende bajo la zona y queda en la trayectoria prevista para el colector. Conducciones surgidas por los tajos del terreno remarcan el caudal de los ca?os de las fuentes que regaron otrora este vergel, hoy herido de muerte.
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