Una Bolsa para el futuro
?Tienen futuro las bolsas regionales, como la de Valencia? Como casi todo en econom¨ªa la respuesta es: depende. Por ello, para contestar con cierta precisi¨®n a dicha pregunta voy a forzar y ampliar las dos acepciones b¨¢sicas de la Bolsa de Valores: la Bolsa como mercado y como sociedad que presta servicios.
Como mercado, todo parece indicar que su futuro es, y lo ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s, bastante complicado. Las grandes l¨ªneas de tendencia a escala mundial apuntan hacia la concentraci¨®n de la contrataci¨®n y de los mercados, incluso de la propia titularidad de las instituciones, la superaci¨®n de los mercados concebidos como emplazamientos f¨ªsicos por los articulados mediante estrictas redes de comunicaciones y servicios humanos e inform¨¢ticos, la mundializaci¨®n de la actividad, la aparici¨®n de bolsas mundiales para ofrecer un servicio permanente e integral a sus clientes, etc. De hecho, hoy la Bolsa de Valencia como mercado es casi irrelevante y su futuro comprometido.
?Cu¨¢l puede ser la salida? Si se desea evitar su l¨¢nguido vivir e inevitable morir hay que encontrar un ¨¢rea espec¨ªfica (un nicho) de mercado. Por ejemplo, especializarlo, sea en mercado de pymes, sea potenciando el incomprensiblemente dilapidado mercado de commodities, en deudas auton¨®micas, o en valores locales a escala europea con otras bolsas regionales similares, en cotizar fondos especiales (capital riesgo), etc.
Por desgracia, no parece que esa sea la l¨ªnea seguida ni que la Administraci¨®n est¨¦ dispuesta a apostar por alguna de esas alternativas. Al fin y al cabo se trata de apostar dinero y esfuerzo por una l¨ªnea de trabajo que reportar¨¢ poco lustre y si lo hace ser¨¢ a largo plazo.
La Bolsa es tambi¨¦n una empresa que presta servicios. Muchos de estos servicios son los espec¨ªficos de su actividad (como fuente de financiaci¨®n), y los debe suministrar a un coste competitivo con los restantes mercados. Pero podemos ampliar tambi¨¦n esta acepci¨®n e incluir otros mucho m¨¢s sutiles pero tambi¨¦n importantes como pueden ser: fomentar la cultura financiera y burs¨¢til, apoyar a las empresas de ¨¦xito y con un fuerte crecimiento en su inevitable paso hacia su salida a Bolsa, divulgar las ventajas e inconvenientes del mercado en un mundo empresarial poco proclive a utilizarlo como v¨ªa de financiaci¨®n, crear nuevos productos e ideas, en definitiva, ser un centro de innovaci¨®n, reflexi¨®n y divulgaci¨®n sobre temas financieros. En estos campos la Bolsa de Valencia tiene mucho que decir y merece nuestro apoyo.
Si somos capaces de definir el nicho de mercado y el conjunto de servicios que queremos ofertar a la sociedad, como dir¨ªa un buen amigo, el ¨²nico ingrediente adicional que se precisa para que el proyecto funcione no es otro que la elecci¨®n del equipo adecuado y, sobre todo, el apoyo p¨²blico necesario.
Aurelio Mart¨ªnez es profesor de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Valencia.
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