Innovaci¨®n es algo m¨¢s que conocimiento en tecnolog¨ªa
El autor comenta que la innovaci¨®n tecnol¨®gica no surge de la improvisaci¨®n y que introducir las nuevas tecnolog¨ªas exige aumentar la inversi¨®n en I+D.
En el lento camino de Espa?a hacia la convergencia real econ¨®mica con Europa destaca un hecho diferencial que, al observar las estad¨ªsticas comparativas, resalta de forma considerable y ralentiza tozudamente un acercamiento m¨¢s r¨¢pido que, por ejemplo, Irlanda ya ha logrado. Se trata del gran d¨¦ficit de Innovaci¨®n propia en Ciencia y Tecnolog¨ªa (CyT) que, medida por los diferentes baremos (n¨²mero de investigadores, n¨²mero de patentes o gastos en I+D), representa una brusca discontinuidad negativa con respecto a los datos de otros pa¨ªses l¨ªderes europeos.
Comparando exclusivamente Espa?a con Francia y Gran Breta?a (que empezaron el siglo XIX con una similar riqueza per c¨¢pita), sorprende que todav¨ªa en 1998, si damos al gasto en I+D per c¨¢pita espa?ol un valor de 100, el promedio franco-brit¨¢nico se eleva hasta un 275. Pero adem¨¢s, como para similares actividades econ¨®micas, la basada en tecnolog¨ªa propia incorpora mucho m¨¢s valor a?adido nacional que la basada en tecnolog¨ªa importada, la consecuencia se refleja en un distante PIB per capita, que siendo 100 para Espa?a, llega a 162 para el promedio franco brit¨¢nico.
'Los pa¨ªses importantes son aquellos que dan el salto del conocimiento a la innovaci¨®n'
Durante las revoluciones industrial y tecnol¨®gica ocurridas a lo largo de los dos siglos precedentes, en este pa¨ªs ha predominado una cultura, sustentada tambi¨¦n por algunos conocidos intelectuales, caracterizada por una mezcla de rechazo, desconfianza e incluso miedo hacia la ciencia y la tecnolog¨ªa como motores del crecimiento econ¨®mico. Afortunadamente, en los ¨²ltimos a?os parece que se est¨¢ cambiando. Quiz¨¢s de una forma algo tumultuosa, ante la s¨²bita emergencia de las nuevas tecnolog¨ªas y de sus posteriores coletazos nominados Sociedad del Conocimiento o de la Informaci¨®n.
Ante esta nueva moda en que todo el mundo se apunta a 'lo tecnol¨®gico', conviene no perder el norte respecto a lo que espec¨ªficamente este pa¨ªs ha venido, desde siempre, necesitando para ser un pa¨ªs importante. Seg¨²n un estudio, citado por Gabriel Tortella en su libro La revoluci¨®n del siglo XX, si agrup¨¢ramos todos los pa¨ªses seg¨²n su tecnolog¨ªa y su grado de desarrollo en s¨®lo tres categor¨ªas, la distribuci¨®n en porcentaje de la poblaci¨®n mundial ser¨ªa: pa¨ªses innovadores y superdesarrollados (15%, que incluir¨ªa a la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos), pa¨ªses conocedores y desarrollados (50%, que incluir¨ªa a Espa?a y Portugal) y pa¨ªses excluidos y sudesarrollados (35%, que incluir¨ªa a todo el Tercer Mundo).
Preocupa, por tanto, observar la confusi¨®n entre los conceptos, representados por palabras, debido al grave peligro de que los esfuerzos y presupuestos dedicados, ?por f¨ªn!, a transformar este pa¨ªs en innovador se queden en convertirlo en mero conocedor de las nuevas tecnolog¨ªas, que es otra cosa. El 'conocimiento' tiene que ver con el grado de educaci¨®n de nuestras universidades y, en eso, este pa¨ªs est¨¢ bastante bien homologado con cualquier pa¨ªs europeo, como lo demuestra la excelente adaptaci¨®n de nuestros f¨ªsicos, ingenieros, m¨¦dicos, arquitectos, etc. cuando salen al extranjero. La 'innovaci¨®n' es otro nivel superior, que surge del conocimiento, pero que precisa de algo m¨¢s, conformado por una naturaleza distinta hecha de creatividad y coraje. No es lo mismo fomentar las nuevas tecnolog¨ªas (donde se trata de expandir el conocimiento y uso de nuevos productos ya desarrollados por otros) que el fomentar la innovaci¨®n tecnol¨®gica (donde se trata de desarrollar nuevos productos para luego expandir su conocimiento y uso por otros). Es distinto conocer o 'saber usar la tecnolog¨ªa', que innovar o 'saber hacer tecnolog¨ªa'.
Los reci¨¦n llegados a la importancia de la CyT suelen mezclar las palabras y los conceptos a ellos referidos, as¨ª como la relaci¨®n entre ellas. Cuando en una empresa se toma la primera decisi¨®n de desarrollar productos propios a trav¨¦s de innovaci¨®n, la tensi¨®n que se crea tambi¨¦n lo mezcla todo. Si el producto a desarrollar es complejo se descubre que el desarrollo tambi¨¦n necesita subcontratos de investigaci¨®n porque el conocimiento en tecnolog¨ªa del ingeniero necesita complementarse con el del cient¨ªfico en ciencia. Tras sucesivas experiencias se acaba decantando una relaci¨®n precisa entre las seis palabras-conceptos m¨¢s mentados, que podr¨ªa ser la siguiente: 'S¨®lo a partir de conocimiento s¨®lido en ciencia y tecnolog¨ªa, complementado con muchos trabajos en investigaci¨®n y desarrollo, podr¨¢ surgir alguna innovaci¨®n, realmente avanzada y perdurable'.
La innovaci¨®n tecnol¨®gica exitosa no surge de la improvisaci¨®n, sino de una creatividad basada en el mucho conocimiento y de un coraje templado en el intenso trabajo. Porque innovaci¨®n es creatividad de un equipo investigador, que se asienta en lo personal, donde impera la confianza huyendo de lo burocr¨¢tico, donde impera el control, pero tambi¨¦n es coraje de un equipo directivo, que apuesta por un proyecto arriesgado reafirmando repetidamente al propio investigador ante las incertidumbres.
Como conclusi¨®n hay que orientar los presupuestos hacia el nivel de objetivos que se ambicionan y no enga?arse. Invertir en nuevos equipamientos tecnol¨®gicos para introducir las nuevas tecnolog¨ªas en centros educacionales, es importante tambi¨¦n, pero desde un presupuesto de educaci¨®n. Aumentar las inversiones en nuevos proyectos de I+D, a trav¨¦s de un mayor presupuesto de CyT, es el ¨²nico camino para conseguir el objetivo de ser un pa¨ªs innovador, y por tanto importante.
Es una cuesti¨®n de prioridades. En el mundo tecnol¨®gico, los pa¨ªses o empresas importantes son aquellos que, con naturalidad y audacia, saben dar el salto del conocimiento a la innovaci¨®n. O al menos as¨ª se ven las cosas desde una trayectoria ejecutiva en empresas espa?olas con expansi¨®n internacional, quiz¨¢s no con la suficiente visi¨®n nacional, pero s¨ª comprometida con sus empresas y con su pa¨ªs.
Jos¨¦ Antonio P¨¦rez-Nievas Heredero es presidente de Iberfomento y fundador de Ceselsa.
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