El honor de la sociedad civil israel¨ª
?Hasta d¨®nde va a llegar la escalada de las atrocidades en Palestina? Estamos ya en decenas de muertos al d¨ªa y nada anuncia que vaya a cesar en un futuro inmediato. Seg¨²n el Consejo Palestino de Justicia y Paz, en los ¨²ltimos 15 meses hemos llegado a los 1.000 muertos y hemos superado los 35.000 heridos, de los cuales m¨¢s de 8.000 son ni?os y cerca de 3.000 mutilados irrecuperables. Nadie parece capaz de romper la circularidad maldita -ataques, represalias, atentados, bombardeos- y la tr¨¢gica cadena de muertos que iguala en el dolor a israel¨ªes y palestinos.
Pero esta lectura igualitaria -todos v¨ªctimas y todos verdugos- falsea la realidad, porque, m¨¢s all¨¢ de la barbarie de cualquier guerra, est¨¢ la programada provocaci¨®n, de cuya ¨²ltima versi¨®n fue Sharon el gran protagonista al desencadenar en septiembre de 2000 la segunda Intifada y todas las acciones y reacciones que de la misma se han derivado. Con todo, antes y por encima de esta barbarie sangrienta, en la que el ¨²nico papel que se ha reservado a los palestinos es el de guerreros m¨¢rtires, est¨¢ el horror cotidiano a que se somete en permanencia a su pueblo.
Los bulldozers del Ej¨¦rcito israel¨ª destruyen sus casas, las autoridades les deniegan el permiso para reconstruirlas, se les confiscan las tierras, se les priva de agua, se arrancan los ¨¢rboles de sus huertos, se les encierra en sus pueblos y ciudades, se les condena a vivir en permanente humillaci¨®n. Esta situaci¨®n ha ido agrav¨¢ndose hasta alcanzar niveles insoportables.
La soluci¨®n a un enfrentamiento de esta magnitud s¨®lo puede venir de las grandes potencias, y en particular Estados Unidos, la Uni¨®n Europea y los Estados ¨¢rabes, bien mediante acuerdos directos, bien a trav¨¦s de Naciones Unidas. Pero todos los avances hacia la paz conseguidos hasta ahora, o se han quedado en letra muerta o han sido, sobre todo ¨²ltimamente, impedidos por Estados Unidos: la reciente propuesta tunecina de enviar una fuerza de interposici¨®n internacional, debatida en el Consejo de Seguridad, cont¨® con el apoyo de Francia e Irlanda, pero Norteam¨¦rica opuso su veto.
Esta bochornosa carencia de los Estados ha sido suplida, sin embargo, por un grupo de actores de la sociedad civil. Y en primer lugar, de la sociedad civil israel¨ª, que en su postulaci¨®n de paz en plena guerra, en su defensa de los derechos humanos para todos, en su lucha por una plena convivencia judeo-¨¢rabe, ha salvado el honor del pueblo jud¨ªo y ha abierto una puerta a la esperanza. Le Monde Diplomatique de marzo nos cuenta que han surgido surgido asociaciones como Rabinos a Favor de los Derechos de la Persona, Comit¨¦ contra la Destrucci¨®n de Casas, Centro de Informaci¨®n de los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, Nuevo Perfil para una Sociedad C¨ªvica, Todo tiene L¨ªmites (Yesh Gvul), Asociaci¨®n de las Mujeres de Negro, Acercamiento, o la reci¨¦n creada S¨¦ptimo D¨ªa (dirigida sobre todo a los reservistas, que se niegan a hacer la guerra en los territorios ocupados y piden que Israel los abandone). Entre ellas, la asociaci¨®n Taayush (Vivir Juntos), con su prop¨®sito de realizar acciones pac¨ªficas de masa de car¨¢cter local y de contenido concreto -construcci¨®n de escuelas primarias, organizaci¨®n de convoyes de v¨ªveres para los pueblos palestinos bloqueados por las tropas israel¨ªes-, es la expresi¨®n m¨¢s visible de la posible convivencia judeo-¨¢rabe y de su posibilidad de convertirse en el destino futuro de ambas comunidades.
Esta movilizaci¨®n civil de la sociedad israel¨ª encuentra su eco en Europa. Anteayer, en Par¨ªs, una concentraci¨®n a favor de la paz anunci¨® para el pr¨®ximo d¨ªa 23 una gran manifestaci¨®n promovida por organizaciones jud¨ªas, palestinas y de la izquierda francesa, que, con el apoyo de manifiestos de artistas y profesionales de la cultura, de m¨¦dicos y cient¨ªficos, de abogados, magistrados y juristas (con muchos miles de firmas), exigir¨¢n que Francia y la UE se comprometan a no cejar en sus esfuerzos hasta que se establezca una paz justa y duradera entre Palestina e Israel.
?Qu¨¦ gran prop¨®sito para la presidencia espa?ola, sus cumbres de Barcelona y Sevilla y las movilizaciones populares que sabemos que las acompa?ar¨¢n!
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