La Revoluci¨®n Sovi¨¦tica tambi¨¦n lleg¨® a Marte
'ANTA, ODELI, UTA' es el misterioso e indescifrable mensaje extraterrestre captado por Los, un ingeniero el¨¦ctrico sovi¨¦tico. Procede de Marte, donde, al parecer, existe una sociedad avanzada, aunque de estructura feudal, regida por el dictador Tuskub. Entretanto, la princesa Aelita utiliza un telescopio para observar la vida en la Tierra y pronto se fija en Los. Aelita (1924) es el primer filme sovi¨¦tico de ciencia-ficci¨®n.
El filme refleja la realidad pol¨ªtica, social y econ¨®mica de la URSS de posguerra de la d¨¦cada de 1920. Destaca por la est¨¦tica cubista y futurista de la civilizaci¨®n marciana. Un dise?o que influir¨ªa en Flash Gordon y que se adelanta, en un par de a?os, a otro filme emblem¨¢tico: Metr¨®polis, de Fritz Lang.
El telescopio interplanetario del que se sirve Aelita merece atenci¨®n. De dimensiones equivalentes a las de un telescopio de aficionado, posee una resoluci¨®n impresionante pues permite observar con detalle a los terrestres. ?A qu¨¦ distancia deber¨ªan estar los objetos en la Tierra para que pudiesen ser resueltos, es decir, separados, desde Marte mediante un telescopio? El poder de resoluci¨®n de un instrumento ¨®ptico, como un telescopio, es su capacidad para separar y distinguir dos objetos que est¨¢n muy juntos. Las im¨¢genes de los objetos tienden a superponerse debido a los efectos de la difracci¨®n.
El l¨ªmite de resoluci¨®n se halla seg¨²n el criterio de Rayleig: puede elevarse aumentando el di¨¢metro de la lente o disminuyendo la longitud de onda de la luz. Determinada as¨ª la separaci¨®n m¨ªnima entre objetos, en unidades angulares, es posible estimar la distancia entre ellos si se sabe cu¨¢n alejados est¨¢n del observador, sin m¨¢s que multiplicarla por el poder de resoluci¨®n.
En condiciones de cielo ideales podr¨ªamos distinguir a ojo desnudo (di¨¢metro de la pupila del ojo, 5 mm) a dos astronautas en la Luna separados por una distancia m¨ªnima de unos 55 kil¨®metros. Con el Gran Telescopio de Canarias, de 10 metros de di¨¢metro, en fase de construcci¨®n, bastar¨ªa un distanciamiento de 27 metros.
Si los marcianos de Aelita dispusieran, que no es el caso, de esta maravilla tecnol¨®gica, s¨®lo podr¨ªan distinguir a los terrestres separados... ?algo m¨¢s de 5 km! Imposible que desde Marte, mediante telescopios convencionales en suelo, la voluble Aelita consiga enfocar a Los y aprender la t¨¦cnica del beso que tanto practican los terrestres. 'Toca mis labios con tus labios, como haces en la Tierra', le pedir¨¢ a ¨¦ste.
Peor parada resulta la nave espacial dise?ada y construida por el protagonista. Tiene forma de globo aerost¨¢tico y su interior se asemeja a cualquier habitaci¨®n de una vivienda. Y, por supuesto, a su llegada a Marte nuestros viajeros no utilizan ning¨²n tipo de traje espacial ni nada parecido. Faltaban a¨²n 37 a?os para que la URSS pusiera en ¨®rbita a Yuri Gagarin.
Al final, toda la historia no es m¨¢s que un sue?o del protagonista. Hasta el misterioso mensaje marciano se revela como un anuncio de neum¨¢ticos: 'Los ¨²nicos neum¨¢ticos que valen lo que cuestan... ?Anta, odeli, uta!'. Los, un burgu¨¦s comprometido con la revoluci¨®n pero emocionalmente no integrado en el nuevo orden, rechaza el individualismo de su proyecto de construcci¨®n de una nave espacial (y sus veleidades burguesas) y se compromete a trabajar, junto a Natasha, por el bien com¨²n.
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