Los 'tifosi' imponen su ley

La afici¨®n de Bolonia se ha salido con la suya. Ettore Messina, uno de los m¨¢s prestigiosos t¨¦cnicos del baloncesto europeo, volver¨¢ a dirigir al Kinder ma?ana, una semana despu¨¦s de haber sido destituido. Para que el presidente del club, Marco Madrigali, rectificara fue preciso un espectacular golpe de teatro. Se escenific¨® el pasado martes con motivo de un partido entre el equipo bolo?¨¦s y el Trieste. Los ¨¢nimos estaban caldeados, muy caldeados. Nadie se cre¨ªa la versi¨®n oficial.

El p¨²blico, que suele llenar el Palamaguti, de Bolonia, se expres¨® con meridiana claridad. En los proleg¨®menos, los tifosi, adem¨¢s de exhibir pancartas contra Madrigali y reclamar el retorno de Messina, invadieron, enfurecidos, la pista. Fue necesaria la intervenci¨®n del capit¨¢n, el franc¨¦s Rigaudeau. A duras penas, tras unas palabras a trav¨¦s de la megafon¨ªa del pabell¨®n exhortando a la calma, pudo celebrarse el encuentro.

Cierto era que hab¨ªa escocido la derrota, el pasado fin de semana, ante un rival directo, el Scavolini de Pesaro (95-62), y que el propio Messina, tal vez cansado por la rutina de estar dirigiendo al mismo cuadro tantos a?os y de haber conquistado la pasada temporada todos los t¨ªtulos -Liga, Copa y Euroliga-, hab¨ªa proclamado semanas antes: 'El equipo ya no me escucha. Podr¨ªa dejarlo'.

Pero ninguna derrota -el Kinder es el tercero en la Liga italiana-, ni esa paliza ante el Scavolini, pod¨ªan echar a perder el carisma de Messina. El t¨¦cnico (Catania, 1959) ha guiado al Kinder a tres Ligas, tres Copas, dos Copas de Europa y una Copa Saporta y fue seleccionador de Italia, con la que logr¨® la plata en el Eurobasket de 1997.

Todo se enmarca en una crisis m¨¢s global en una entidad que lleva casi un decenio manejando un presupuesto puntero gracias al respaldo de una afici¨®n como pocas y un potente patrocinador. Durante los ¨²ltimos d¨ªas se ha rumoreado que el patrocinio va a concluir y las disensiones en el organigrama se han sucedido con la dimisi¨®n del vicepresidente, Roberto Brunamonti, el mayor s¨ªmbolo del baloncesto en Bolonia, y las maniobras de Madrigali, quien, tras el episodio de los tifosi, ha dimitido y parece presto a vender su paquete accionarial.

Por el momento, los vaivenes empresariales no han impedido que Messina haya sido restituido como entrenador y que Brunamonti tenga igualmente asegurado su regreso. La afici¨®n, por una vez, ha impuesto su criterio.