Novillada de lujo en la s¨¦ptima de feria
M¨¢s que corrida de toros, la de Capea fue una novillada. De lujo, pero novillada al fin y al cabo.Los murubes de Capea mantienen el fondo de calidad que siempre ha tenido tan hist¨®rico hierro, aunque de fuerzas est¨¢n en el l¨ªmite de lo permitido. Y tambi¨¦n muy al l¨ªmite la presentaci¨®n de los seis que saltaron ayer.
La corrida, de poca entidad, se tap¨®, en parte, por la clase y nobleza que derrocharon los seis toros. Unos con m¨¢s transmisi¨®n que otros, pero todos de una docilidad muy notable. De la misma forma que tambi¨¦n estuvieron muy justos de fuerzas. Los dos toros con mayor llegada fueron tercero y cuarto, pero con un matiz que los diferenci¨®. El primero de El Juli tuvo ciertos puntos de mansedumbre -de salida salt¨® dos veces al callej¨®n-, mientras que el segundo de Ponce se emple¨® bien en el primer puyazo. A un Juli sobrado y populista s¨®lo le falt¨® subirse encima de su primero. La mejor virtud de esa faena fue sujetar al toro y no dejar que acabara sali¨¦ndose hacia tablas. Con el quinto no hubo color y anduvo a gorrazos con ¨¦l. La gente no tuvo en cuenta la faena de Ponce al primero ante la escasa entidad del supuesto enemigo. En el cuarto, sobre la derecha, traz¨® los mejores muletazos de la tarde. Se recre¨® por ese lado y puso de su lado a un paisanaje bastante exigente con ¨¦l. El nuevo matador, Ant¨®n Cort¨¦s, se tropez¨® con los dos toros de menor entidad f¨ªsica. Y lo pag¨® en tarde tan importante. S¨®lo tuvo detalles y vanos intentos de acabar los muletazos a dos toros que acabaron por quedarse cortos y no pasar.
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