Mariscadas en un nuevo local de Madrid

No deja de resultar sorprendente que un modelo tan explotado como las marisquer¨ªas despierte en Madrid la misma expectaci¨®n de siempre. Basta una rutinaria decoraci¨®n marinera, un surtido de buenos mariscos y una carta sencilla para que el ¨¦xito acaricie el local a los pocos d¨ªas de su apertura. La reciente inauguraci¨®n de Casa Nemesio por los mismos propietarios de La M¨¢quina no aporta nada nuevo al panorama gastron¨®mico, salvo el inmenso lujo de sus materias primas.

Dos comedores muy ruidosos prestan vida a una carta elemental basada en arroces, mariscos y pescados. Algo as¨ª como una fusi¨®n del Mediterr¨¢neo y el Atl¨¢ntico bajo el estandarte de recetas gallegas, alicantinas y andaluzas. ?Cu¨¢ndo se ha visto una marisquer¨ªa tan surtida de piezas a la sal y pescaditos fritos sure?os? Aunque las frituras son buenas suscitan ciertos reparos. Resultan muy agradables los chopitos y los calamares, presentan un rebozo tosco los bu?uelos de bacalao y son magn¨ªficos los chanquetes. ?Qu¨¦ objeto tienen las campa?as oficiales contra el consumo de peces inmaduros si luego siguen campando a sus anchas en algunos restaurantes? Clandestinidad asumida por la hosteler¨ªa, que las facturas de Casa Nemesio tratan de disimular denominando 'plato especial' a estos alevines.

Pero lo verdaderamente irreprochable es la calidad de los pescados y mariscos, todo el estado mayor de frutos del mar en el que no falta ninguna de las especies grandes: espectaculares las gambas rojas hervidas, que ser¨ªan de ensue?o si no se sirvieran tan fr¨ªas; deliciosas las cigalas a la plancha, y soberbios la merluza y el rodaballo a la gallega, dos tacos sensacionales de pescado en un punto de coci¨®n justo, que se acompa?an de cachelos (patatas hervidas) y una buena ajada. En los entrantes hay un poco de todo. Fin¨ªsimo el salpic¨®n de marisco, sabroso el lomo ib¨¦rico de orza y tan absurdos como pretenciosos los huevos fritos con patatas, que se coronan con un pu?ado de angulas que disparan el precio del plato sin mejorar su sabor para nada. Con los arroces se repiten las alternancias: salado, insulso y grasiento el arroz a banda, y correcto el de verduras, con gusto a caldo de ave y la presencia no muy ortodoxa de pimientos rojos.