Bush se prepara para la 'madre de todas las batallas'

George W. Bush reiter¨® al cumplirse los seis meses del 11-S que no descansar¨¢ hasta acabar con los terroristas. La misi¨®n, que tras Afganist¨¢n parece que pasa por Irak, es dif¨ªcil de entender para los europeos, a quienes les cuesta ver a los norteamericanos en el papel de v¨ªctimas y no perciben con la misma intensidad la amenaza internacional del terrorismo. Tal vez se equivoquen. Entre los expertos existe cierto consenso en que la utilizaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva es la fase superior e inevitable del terror. Al fin y al cabo, entre la indignaci¨®n de Osama Bin Laden por la presencia sacr¨ªlega de fuerzas norteamericanas en Arabia Saud¨ª durante la guerra del Golfo y los atentados convencionales pese a su espectacularidad de Nueva York y Washington pasaron 10 a?os, un tiempo insignificante en la vida de una naci¨®n.

Los servicios secretos norteamericanos insisten en que Irak y el resto de pa¨ªses del llamado eje del mal han intentado conseguir esas armas, que han existido intercambios tecnol¨®gicos entre ellos susceptibles de hacerlo posible, que otros pa¨ªses como Rusia o China han primado sus intereses comerciales sobre la seguridad. Tambi¨¦n dicen que se han producido deserciones en el r¨¦gimen iraqu¨ª, como la del yerno de Sadam, Husein Kamel al Majid en 1995, que han arrojado alguna luz sobre el peligro, y que dos terroristas del 11-S, Marwan al Shehhi y Ziad Jarrah, se reunieron con agentes iraqu¨ªes.

Pero el mundo necesita m¨¢s pruebas. Kennedy lo hizo cuando mostr¨® fotograf¨ªas de los misiles sovi¨¦ticos en Cuba durante la crisis de 1962. M¨¢s pruebas sobre todo cuando Bush anuncia que los tiempos de la estabilidad estrat¨¦gica, que garantizaba la llamada destrucci¨®n mutua asegurada (MAD), aquello de que la guerra nuclear no podr¨ªa tener nunca un vencedor, han terminado. Roto este tab¨², EE UU se adentra en un terreno nuevo, el del empleo de armas at¨®micas de dise?o contra Estados y amenazas no nucleares. Como ha escrito el analista norteamericano Randy Larsen, es el paso del siglo XX, el de la f¨ªsica, al XXI, el de la biolog¨ªa, de la MAD (loco) a la Self-assured Destruction o la 'autodestrucci¨®n asegurada' (SAD, triste). Es decir, que cualquier naci¨®n o actor no estatal que ataque a EE UU con armas de destrucci¨®n masiva 'se asegurar¨¢ su propia destrucci¨®n'. Pero como recordaba en su editorial del martes The New York Times, 'las armas nucleares no son s¨®lo otra parte del arsenal. Son diferentes, y rebajar el umbral de su empleo es una locura temeraria'. La nueva pol¨ªtica nuclear norteamericana fomentar¨¢ la proliferaci¨®n al animar a los Estados que se sientan vulnerables a buscar con m¨¢s ah¨ªnco estas armas para prevenir esa amenaza o para afirmar su soberan¨ªa como ocurri¨® con Pakist¨¢n en 1998.

Bush se prepara para 'la madre de todas las batallas'. Empieza en Bagdad, donde su padre y su actual vicepresidente Dick Cheney, secretario de Defensa durante la guerra del Golfo, tienen cuentas que saldar. All¨ª habr¨¢ que echar el pie a tierra -los expertos hablan de la necesidad de desplegar m¨¢s 100.000 soldados sobre el terreno- , y no existe ninguna Alianza del Norte ni EE UU encontrar¨¢ simpat¨ªas en la regi¨®n.