Aznar defender¨¢ el mantenimiento de la ayuda espa?ola a Am¨¦rica Latina

El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, llegar¨¢ el jueves a Monterrey con los deberes hechos en cuanto a la cantidad de ayuda que va a comprometer, gracias al acuerdo alcanzado por la UE en Barcelona de elevar la contribuci¨®n media de los Quince hasta el 0,39% del PIB comunitario en cuatro a?os. Pero hay otro asunto, la concentraci¨®n de la ayuda espa?ola en Am¨¦rica Latina, que le enfrenta a socios europeos y de la ONU. Por ¨¦l, tendr¨¢ que plantear una pelea algo esquizofr¨¦nica, dada su condici¨®n de presidente de la UE.

Marruecos es el primer pa¨ªs receptor de ayuda exterior espa?ola, pero m¨¢s de la mitad de los 800 millones de d¨®lares (912 millones de euros), sobre una ayuda total de 1.300 millones de d¨®lares, que Espa?a dedica a la cooperaci¨®n bilateral, va a parar a Am¨¦rica Latina. El problema es que ni los pa¨ªses de esta zona ni Marruecos se ajustan al criterio favorecido por la mayor¨ªa de los Quince y por la declaraci¨®n de Monterrey de orientar la cooperaci¨®n hacia los pa¨ªses m¨¢s pobres. Un motivo b¨¢sico de esa posici¨®n es acabar con situaciones ambiguas como la que se refleja en que Egipto sea el primer pa¨ªs receptor de ayuda de EE UU.

Madrid y Par¨ªs son las capitales europeas que, por su pasado colonial, tienen m¨¢s inter¨¦s en la orientaci¨®n geogr¨¢fica de las ayudas de la UE que, desde la Convenci¨®n de Lom¨¦, favorecen m¨¢s al ?frica subsahariana. Y no es casual que el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, y Aznar sean los ¨²nicos dirigentes de pa¨ªses grandes de la UE que piensan viajar a Monterrey.

El argumento espa?ol, que Aznar defender¨¢ en Monterrey, aunque intervenga como presidente de la UE, es que hay pa¨ªses, como los latinoamericanos, que, aun cuando en t¨¦rminos de PIB per c¨¢pita hayan salido de la miseria extrema, acumulan enormes problemas sociales y presentan grandes bolsas de pobreza. El problema de la distinci¨®n entre lo que es ayuda al desarrollo y lo que son transferencias destinadas a enmascarar relaciones internacionales basadas en otros intereses debe ser aclarado mediante un an¨¢lisis cualitativo de los programas, en el que primen la eficacia del beneficiario en la administraci¨®n de la ayuda, su transparencia y su calidad democr¨¢tica.

El presidente espa?ol tendr¨¢ menos dificultades para defender la posici¨®n europea sobre el monto de la ayuda, a pesar de que el compromiso alcanzado en Barcelona sea un acuerdo de m¨ªnimos. La promesa de que cada uno de los Quince dedicar¨¢ en 2006 a la cooperaci¨®n al menos un 0,33% de su PIB queda lejos del objetivo del 0,7%. Pero subsiste el hecho de que los miembros de la UE, con una dedicaci¨®n de 25.449 millones de d¨®lares en 2000, constituyen el primer donante del mundo y aportan cerca del 55% del total de ayudas. Estados Unidos apenas alcanza el 0,1% de su PIB.

A Espa?a, cumplir el compromiso de Barcelona le supondr¨¢ incrementar su ayuda en un 50% desde el 0,22% actual y una aportaci¨®n adicional de unos 600 millones de d¨®lares.