Dos modelos de ciudad
El choque entre D¨ªaz Alperi, y Llu¨ªs Cantallops, encargado de redactar el nuevo Plan General de Ordenaci¨®n Urbana de Alicante, era inevitable. En un momento u otro del trabajo del arquitecto, deb¨ªa sobrevenir el enfrentamiento. Cantallops y Alperi tienen ideas muy diferentes sobre la ciudad. Son ideas dif¨ªcilmente conciliables. Cantallops es el hombre formado, el t¨¦cnico que reflexiona sobre su trabajo y pondera sus consecuencias. Pertenece a una sociedad m¨¢s evolucionada que la alicantina, donde los conflictos de poder se resuelven mediante transacciones y el ciudadano est¨¢ acostumbrado a defender sus derechos. Alperi representa al empresario alicantino. De formaci¨®n pr¨¢ctica, es arriesgado, emprendedor, comerciante, agn¨®stico en cultura, poco considerado para cuanto no sean sus intereses y los de sus amigos. Para el arquitecto catal¨¢n, la ciudad es el territorio de los ciudadanos, el lugar donde se producen las relaciones sociales que crea la convivencia. Para D¨ªaz, es la materia prima que abastece a la construcci¨®n y genera plusval¨ªas.
Hasta ahora, el conflicto no se hab¨ªa manifestado por encontrarnos en los inicios del plan. Pese a que, en su presentaci¨®n, Cantallops censur¨® la elevada edificaci¨®n que soporta Alicante, no se quiso reparar en ello. Se pensaba que, llegado el momento, las propuestas del arquitecto se acomodar¨ªan a las pretensiones de los constructores. Para D¨ªaz era inconcebible que un t¨¦cnico contratado por ¨¦l no acatara sus ¨®rdenes. Pero, la codicia de los constructores alicantinos dif¨ªcilmente puede ser aceptada por el urbanista sin arruinar su prestigio. Duplicar, en unos a?os, la poblaci¨®n de Alicante sin resolver los problemas pendientes de la ciudad, es una insensatez. De complacer a los promotores, el riesgo de que Alicante se convierta en lugar inhabitable es tremendo.
Cuando Cantallops ha avanzado un plan que pretende la rehabilitaci¨®n de barrios y viviendas y el freno de nuevas construcciones, el enfrentamiento se ha hecho forzoso. En el conflicto, D¨ªaz Alperi ha tomado partido del lado de los constructores, como no pod¨ªa ser de otra manera. Las cr¨ªticas de la oposici¨®n y de los vecinos ante esta postura, han obligado al alcalde a declarar p¨²blicamente que los promotores no son amigos del Partido Popular. Desgraciadamente, es una afirmaci¨®n dif¨ªcil de creer. Durante su mandato, D¨ªaz ha antepuesto, una y otra vez, los deseos de los constructores a los de la ciudad. ?Por qu¨¦ habr¨ªa de variar su actitud ante la redacci¨®n del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana?
Treinta o 40 a?os atr¨¢s, los constructores y empresarios del momento impusieron a los alicantinos un modelo de ciudad, acorde con sus intereses. Se opt¨® entonces por el desarrollo de enormes edificios y barrios desastrados que rompieron la trama urbana y convirtieron Alicante en el ejemplo de lo que no debe ser una ciudad. A los alicantinos se les convenci¨® de que con esas construcciones tendr¨ªan una poblaci¨®n moderna y admirada. Todav¨ªa hoy sufrimos las consecuencias de aquellas decisiones tan imprudentes, que s¨®lo beneficiaron los bolsillos de unos pocos y arruinaron la ciudad.
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