Hundir barcos
La brutalidad de la propuesta del ministro para las reformas italiano, Umberto Bossi, de hundir a ca?onazos los barcos en los que centenares de inmigrantes pretend¨ªan llegar a las costas italianas, con la finalidad de dar un escarmiento y frenar en seco la inmigraci¨®n ilegal, ha causado consternaci¨®n y ha encontrado la repulsa general en la propia Italia, aunque no ha sido corregidas por el primer ministro, Silvio Berlusconi, y en el resto de Europa. Habr¨ªa que remontarse al periodo anterior a la segunda guerra mundial para encontrar precedentes de declaraciones de ese tipo en los pa¨ªses europeos occidentales.
Las declaraciones del ministro italiano han sido repugnantes, porque, adem¨¢s no tienen nada de un exabrupto irreflexivo, sino que dan toda la impresi¨®n de haber sido formuladas de manera deliberada, a fin de evitar que se pueda siquiera abrir un debate y acostumbrar a la opini¨®n p¨²blica a la brutalidad cuando del problema de la inmigraci¨®n se trata. Constituyen o pueden constituir, en lugar de un revulsivo, un anest¨¦sico, que favorezca respuestas sumamente duras contra los inmigrantes. Nadie va a proponer el hundimiento de los barcos a ca?onazos, pero se pueden perseguir fines similares por otras v¨ªas.
Los flujos migratorios no vamos a poder detenerlos, ni a ca?onazos en el mar ni hundiendo los barcos en tierra; mejor ser¨ªa que nos prepar¨¢ramos para integrarlos
Porque hay muchas formas de hundir barcos para los inmigrantes. Y no tenemos que ir lejos de Espa?a para encontrarlas ?O no es una forma de hundir los barcos de los inmigrantes marroqu¨ªes lo que est¨¢ ocurriendo en los campos de Huelva en la campa?a de recogida de la fresa? Es verdad que el Gobierno no se ha dedicado a hundir a ca?onazos las pateras que atraviesan el estrecho de Gibraltar, pero ?no es hundir barcos regularizar la situaci¨®n de trabajadores marroqu¨ªes para trabajar exclusivamente en el sector agrario en la provincia de Huelva el a?o pasado y autorizar a continuaci¨®n la formalizaci¨®n de miles de contratos en Polonia o Ruman¨ªa para este a?o, con lo que los que regularizaron su situaci¨®n la pasada campa?a de recogida de la fresa se han quedado sin trabajo esta? ?No es hundir barcos aprobar en el Consejo de Ministros de 21 de diciembre de 2001 un cupo de temporeros de 3.500 trabajadores para la provincia de Huelva y admitir posteriormente la contrataci¨®n en origen de casi 7.000 trabajadores de pa¨ªses del este de Europa, frustrando de esta manera la posibilidad de encontrar trabajo para quienes hab¨ªan sido regularizados el a?o anterior? ?En qu¨¦ situaci¨®n quedan unos trabajadores, confinados por sus papeles a trabajar en la provincia de Huelva e imposibilitados de hacerlo, porque el mismo Gobierno que los regulariz¨® adopta a continuaci¨®n medidas que los deja sin trabajo? ?Qu¨¦ salida se les deja a estos trabajadores que no sea la de conseguir la supervivencia como sea? La patera no ha sido hundida en el mar, pero est¨¢ siendo hundida en tierra.
?No es una forma de hundir barcos relacionar la inmigraci¨®n con la delincuencia, como ha hecho esta misma semana el ministro de interior, Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados y en declaraciones a la revista Tiempo? ?C¨®mo pueden insertarse los trabajadores inmigrantes en el pa¨ªs si el mensaje que se transmite a la sociedad desde el Gobierno es que el aumento de la delincuencia tiene su origen en el aumento de la inmigraci¨®n? En un momento en el que, como indican todos los estudios solventes de opini¨®n, la inseguridad ciudadana por el incremento de la delincuencia es una de las primeras preocupaciones de los espa?oles, ?no es hundir el barco de los inmigrantes responsabilizarlos directamente de dicho incremento? ?No es hundir barcos endosar a la inmigraci¨®n la responsabilidad del fracaso del llamado Plan 2000 del Gobierno Aznar para frenar el aumento de la delincuencia?
Hay muchas maneras de hundir barcos. Y en Espa?a se est¨¢n poniendo en pr¨¢ctica algunas de ellas. De manera soterrada, pero se est¨¢n poniendo. Y cada vez m¨¢s. Las que he mencionado en este art¨ªculo son las m¨¢s llamativas de esta semana, pero no son las ¨²nicas. Y seguro que hay quien est¨¢ dise?ando algunas otras. Porque el problema es que, una vez que se elige esta v¨ªa, se est¨¢ condenado a seguirla. Una vez que se act¨²a como el Gobierno lo est¨¢ haciendo con los trabajadores marroqu¨ªes en Huelva, no es de descartar que algunos de ellos se incorporen a alguna actividad delictiva, con lo que parecer¨ªa que se confirma la tesis del Gobierno de vincular el aumento de la delincuencia con el incremento de la inmigraci¨®n. De esta manera se justificar¨ªa la adopci¨®n de medidas m¨¢s duras contra los inmigrantes. Y as¨ª sucesivamente. La vinculaci¨®n de la inmigraci¨®n con la delincuencia, 'hay relaci¨®n directa entre delincuencia y emigraci¨®n', dice Mariano Rajoy en Tiempo, es un claro ejemplo de profec¨ªa que se autocumple. Si ese es el mensaje del Gobierno a la sociedad, as¨ª acabar¨¢ siendo percibida por ¨¦sta y as¨ª acabar¨¢ ocurriendo.
Lo que no acabo de entender es por qu¨¦ se est¨¢ siguiendo esta estrategia. Comprendo que electoralmente puede ser rentable jugar con la inseguridad y los miedos de la ciudadan¨ªa. Pero, a medio y no digamos nada a largo plazo, esa pol¨ªtica no puede conducirnos a ning¨²n lado. Los flujos migratorios no vamos a poder detenerlos, ni a ca?onazos en el mar ni hundiendo los barcos en tierra, y en consecuencia, mejor ser¨ªa que nos prepar¨¢ramos para integrarlos. El 'efecto llamada' no se acab¨® con la aprobaci¨®n de la nueva ley de extranjer¨ªa, a pesar de lo que prometi¨® el Gobierno. Tampoco se va a acabar con operaciones como las de Huelva o declaraciones como las de Rajoy.
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