Excepcionales medidas de seguridad marcan la gala de los Oscar
La vigilancia en torno a la ceremonia de esta noche estar¨¢ a la altura de las cumbres internacionales y los viajes de Bush
La llegada a la ceremonia de los Oscar suele ser un agobio. Candidatos e invitados sonr¨ªen como extasiados, porque est¨¢n en el mayor escaparate del mundo y, en cierta forma, se ganan la vida con esto. Pero las aglomeraciones, las prisas del ¨²ltimo minuto y la proximidad del ¨¦xito o el fracaso causan sudores fr¨ªos y taquicardias. 'Las crisis de ansiedad son frecuentes', comenta la doctora Anne Ryback Schmidt, cuya lista de clientes abunda en ejemplares de esa especie hollywoodiense llamada celebridad. Este a?o, bajo la sombra del 11 de septiembre y envueltos en una seguridad extraordinaria, los 3.300 asistentes a la ceremonia estar¨¢n m¨¢s nerviosos que nunca. Ser¨¢ una velada de alta tensi¨®n.
La obsesi¨®n por la seguridad es tan profunda que el FBI mantiene en secreto parte de sus planes
La organizaci¨®n intenta no pregonar el tema. El miedo dura ya muchos meses, y fatiga. Pese a lo cual resulta obvio que la gran fiesta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematogr¨¢ficas es uno de los objetivos m¨¢s golosos que pueda imaginar el terrorismo, y la vigilancia en torno al acontecimiento estar¨¢ a la altura de la desplegada en las cumbres internacionales y los viajes de George W. Bush. La obsesi¨®n por la seguridad es tan profunda que el FBI ha decidido mantener en secreto parte de sus planes, y se refleja incluso en el p¨®ster oficial: el Oscar de la estatuilla se convierte este a?o en un musculoso Batman dorado (el dibujante, Alex Ross, es especialista en superh¨¦roes) que vigila Hollywood desde lo alto de una g¨¢rgola.
El acontecimiento comenzar¨¢ a las 17.30 (2.30 en Espa?a), pero la cuenta atr¨¢s del FBI y de la polic¨ªa de Los ?ngeles se inici¨® ayer, cuando el aparatoso centro comercial que alberga el teatro Kodak (un espasmo arquitect¨®nico nuevo y ya cubierto de escarnio y befa) cerr¨® sus puertas a la clientela. La zona ha quedado totalmente aislada y estaba previsto que una compa?¨ªa de polic¨ªas, con perros y detectores de artefactos, dedicara la noche a rastrear hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de los retretes pompeyanos y las molduras sas¨¢nidas del edificio.
Esta ma?ana, cuando se d¨¦ por garantizada la seguridad en el interior, se cerrar¨¢ el espacio a¨¦reo sobre Hollywood y nadie, salvo el sargento Mike Arminio, jefe local de la operaci¨®n, y un equipo antiterrorista del FBI, podr¨¢ entrar o salir sin pasar por la carpa de seguridad, los arcos detectores de metales y el cacheo de los agentes.
Las principales calles de Hollywood permanecer¨¢n cortadas. Algunas lo est¨¢n ya desde el jueves. 'La polic¨ªa ha cortado a lo grande; mi consejo a los residentes es que pasen el d¨ªa en M¨¦xico', dice con resignaci¨®n Eric Garcetti, concejal del distrito de West Hollywood.
Las cautelas son tan extremas que incluso el p¨²blico que vitorea cada a?o la llegada de las estrellas a la alfombra roja ha tenido que registrarse: s¨®lo 500 privilegiados, elegidos por sorteo entre las 5.000 personas que han aportado a la polic¨ªa todos sus datos y han sufrido una investigaci¨®n exhaustiva, disfrutar¨¢n de una plaza en la grada de espont¨¢neos.
La carpa de seguridad ser¨¢ donde comenzar¨¢ la tensi¨®n de actores, celebridades y magnates. La gala de los Oscar no es el tipo de acontecimiento al que se puede llegar con anticipaci¨®n; o desfila uno en el momento oportuno (los ¨²ltimos 15 minutos son los de m¨¢xima audiencia) o mejor se queda en casa. Por esa raz¨®n, el tramo final de la alfombra roja se embotella cada a?o y en la aglomeraci¨®n se viven situaciones desagradables. Tom Hanks perdi¨® a su mujer (que llevaba la entrada) y sus hijos; Nicole Kidman tuvo que pedir ayuda a un desconocido, hace dos a?os, porque se sinti¨® 'paralizada'. ?se es el momento en que suelen desatarse las crisis de angustia en la selecta concurrencia. 'Para calmar el coraz¨®n, lo que m¨¢s receto es Inderal y Atenolol; para evitar tartamudeos nerviosos, Xanax; contra los ataques de p¨¢nico, Atrivan', explica la doctora Ryback Schmidt. Un desmayo es mala cosa, y el tartamudeo tampoco luce cuando se enfrenta uno a las c¨¢maras y al acoso de los periodistas que jalonan el camino rojo.
Pero lo peor, sin duda alguna, es un manchurr¨®n de sudor en una axila forrada de Dior o Valentino. Por eso, la gran novedad de este a?o, en el ¨¢mbito del cuidado personal high tech, es la inyecci¨®n de botox en la axila. El botox, una toxina que ya ha borrado todo rastro de humanidad en millones de rostros y que simultanea la condici¨®n de arma bacteriol¨®gica potencialmente apocal¨ªptica y de producto estelar de la industria cosm¨¦tica, paraliza el movimiento muscular y, por tanto, impide las arrugas de expresi¨®n. Otro de sus efectos es el bloqueo de la transpiraci¨®n. Un pinchazo de ese t¨®sigo en el sobaco anula el sudor durante seis meses. 'Es el desodorante total y est¨¢ muy de moda. Tambi¨¦n aplico bastantes inyecciones en las palmas de las manos; de esa forma, mis clientes no deben preocuparse de humedades desagradables', explica a la agencia Associated Press la dermat¨®loga Jessica Wu.
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