El Atl¨¦tico se desinfla
El l¨ªder pincha en casa frente al C¨®rdoba tras otra actuaci¨®n mediocre y sopor¨ªfera
Al paso que va el Atl¨¦tico, los m¨¦dicos van a recomendar un paseo por el Calder¨®n para combatir el insomnio. El partido de ayer hizo m¨¢s o menos el mismo efecto que ponerse a contar ovejas. La grada m¨¢s alegre de los ¨²ltimos tiempos ha cambiado su estampa: ni?os durmiendo en brazos de su padre, cientos de bostezos y escenas de cabreo, mucho cabreo. Ante el C¨®rdoba, el Atl¨¦tico volvi¨® a jugar mal, a aburrir, a ceder puntos. Al paso que va, otros m¨¦dicos, los del coraz¨®n, van a prohibir visitas al Calder¨®n. Porque el Atl¨¦tico, que se promet¨ªa un retorno c¨®modo y tranquilo a Primera, amenaza con empujar a su gente al infarto, a sufrir el ascenso hasta el suspiro final. El colch¨®n se desinfla.
ATL?TICO 0| C?RDOBA 0
Atl¨¦tico de Madrid: Burgos; Armando, Garc¨ªa Calvo, Hibic, Carreras; Aguilera (Torres, m. 71), Nagore, Colsa (Jes¨²s, m. 63), Stankovic (Luque, m. 55); Correa y Diego Alonso. C¨®rdoba: J¨¢uregui; Velasco (Soto, m. 77), Juanito, Fabao, L¨®pez Ramos; Ram¨®n; Alfonso (Whelliton, m. 63), Jos¨¦ Mari, Arzu, Manolo; y Eloy (Sarmiento, m. 82). ?rbitro: Valle. Amarilla a Carreras, Calvo, Colsa, Ram¨®n, Fabao, Juanito y Whelliton. Unos 45.000 espectadores en el Calder¨®n. 33? jornada de Segunda Divisi¨®n.
El partido ante el C¨®rdoba, un rival ordenado y correcto al que le falt¨® una pizca de ambici¨®n, de convicci¨®n en s¨ª mismo para aprovechar la bondad del panorama que ten¨ªa ante s¨ª, sirvi¨® para comprobar la mediocridad que impregna buena parte de la plantilla rojiblanca. Y sirvi¨® para echar de menos a los ausentes: a Dani, a Torres, a Movilla sobre todo. Sin el calvo, sancionado, el Atl¨¦tico se qued¨® sin ideas, sin claridad en la circulaci¨®n, sin la pelota. Sin el portugu¨¦s, lesionado, los rojiblancos no tuvieron chispa ni desborde. Y sin el ni?o, castigado en el banquillo por el presunto delito de acaparar p¨¢ginas de peri¨®dicos durante la semana -cumpli¨® 18 a?os el mi¨¦rcoles-, el Atl¨¦tico perdi¨® profundidad y capacidad de da?o.
Sin sus tres elementos principales, el Atl¨¦tico ense?¨® mucho jugador de complemento, nadie capaz de resolver aver¨ªas. La defensa, poco apretada, se complic¨® la vida m¨¢s de la cuenta. El centro del campo fue un constante desgobierno, tambi¨¦n con Luque, un petardo al que la afici¨®n mantiene una fe incomprensible. Y la delantera, una ruina. A uno, Diego Alonso, su entrega no le da para corregir los ladrillos que tiene por pies. Y al otro, Correa, su calidad no le alcanza para vencer a su desidia: naci¨® cansado. El Atl¨¦tico lleg¨® poco y sin peligro; el C¨®rdoba atac¨® menos, una vez, pero de forma clar¨ªsima. Fue entonces cuando Burgos compens¨® su horrible tarde exhibicionista con un alarde de frialdad en el mano a mano. Total, 0-0, y el aliento de los perseguidores acosando a un l¨ªder que se desinfla.
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