Referentes en el horizonte
Muere la tarde en la ciudad (coches, faros, bullicio, gente; sobre todo, gente) mientras se ve a Venus en el horizonte. Estrella Vespertina. Necesitamos a Venus para saber que la tarde es eso, tarde, y que esto es la Tierra, ese planeta cansado que nos acoge hace ya demasiado tiempo. Tambi¨¦n las sociedades, c¨®mo no, necesitan de sus Venus y de sus Estrellas Polares para orientarse. Ellas tambi¨¦n necesitan de sus referentes (por mucho que quieran velarlos los Jos¨¦ Saramago de turno; me explicar¨¦ m¨¢s adelante).
Este fin de semana, el PSE-EE ha celebrado su Congreso. Necesitamos saberlo para saber que esto es la Tierra y que, de momento, sigue la vida en ella (porque algunos necesitamos sentirlo, palparlo, sabernos parte de la vida y no de la muerte). Que, si miramos al norte, a la izquierda est¨¢ Venus en las tarde, que hay un Partido Socialista. El Congreso ha elegido a Patxi L¨®pez como l¨ªder y a una ejecutiva de 'aparato' para llevar su pol¨ªtica a buen puerto.
Tengo muchas preguntas que hacerme al respecto. Pero desde luego, no las que nos plantea Jos¨¦ Saramago. (Alguien debe decirlo, puesto que el Nobel tiene amplia audiencia en este rinc¨®n de Europa que recorre estos d¨ªas de la mano de Elkarri.) Desde un humanismo comunista dogm¨¢tico, va enfangando la imagen de los partidos, as¨ª, en general. Habla el Nobel de grandes verdades (como que la soberan¨ªa est¨¢ en las personas y no en los partidos) pero luego se arrodilla ante la palabra Pueblo. Difunde una gran mentira (la superaci¨®n de la democracia y los partidos por la v¨ªa de un 'comunismo primitivo') envuelta en muchas verdades firmes (las injusticias del mundo, su sentido humanista, la paz antes que nada). Sea bienvenido Jos¨¦ Saramago en nuestra ciudad, puesto que expone honestamente sus puntos de vista, porque es hombre de bien y en algo ilumina nuestro firmamento gris (tambi¨¦n ¨¦l es 'estrella'). Pero no debe pretender nublar nuestra manera de orientarnos en este sistema pol¨ªtico, el parlamentario, el menos malo (como suele decirse en casos as¨ª).
Pero vayamos con el PSE-EE y las tareas a las que se enfrenta Patxi L¨®pez. (Cuya elecci¨®n no ha sido mejor ni peor que otras para el paisito: depender¨¢ de lo que haga, claro.) De entrada, debe cohesionar ese partido para que la sociedad sepa que, a la izquierda de Dios padre, existe un socialismo posible, redistributivo y solidario, fiel a la democracia, a nuestra democracia. Esa tarea le resultar¨¢ costosa. El socialismo vasco es hoy una jaula de grillos necesitado de un liderazgo fuerte, con autoridad y carisma.
Claro que esto s¨®lo lo conseguir¨¢ si aborda con inteligencia otros asuntos. En primer lugar, dirigirse a la ciudadan¨ªa directamente desde la sensibilidad de izquierda. Contra ETA y por la libertad, est¨¢; es un valor ya dado. Pero ha de avanzarse m¨¢s all¨¢. Y el PSE ha estado viviendo ¨²ltimamente de mirarse en los dem¨¢s, cuando debi¨® mirar hacia la ciudadan¨ªa.
En segundo lugar, deber¨¢ generar las expectativas sociales suficientes como para ser cre¨ªdo como alternativa de gobierno. Esta sociedad necesita, como el respirar, como lo necesit¨® M¨¦xico en su d¨ªa, quitarse de encima a su PRI. Y si se lo quita desde la izquierda, tanto mejor. Se oxigenar¨¢ al fin el sistema pol¨ªtico y, de paso, ser¨¢ m¨¢s social. Esto, en un sistema de partidos aut¨®nomo consolidado como es el vasco, nunca lo conseguir¨¢ dependiendo del PSOE. Deber¨¢, con decisi¨®n, jugar a la pol¨ªtica vasca. Y ser pedagogo en ella, dando el valor que se debe a instituciones como el Parlamento. Finalmente, nunca deber¨¢ definir su pol¨ªtica en relaci¨®n al PNV (aunque tampoco al PP, por mucho que se lo exija Mayor).
Claro que, para ello, deber¨¢ presentarse como l¨ªder serio y consolidado del socialismo vasco, con una propuesta bien trabada. Y aqu¨ª se cierra el c¨ªrculo. S¨®lo alcanzar¨¢ el liderazgo real del partido, dirigi¨¦ndose a la sociedad y jugando en ese patio que es el vasco. Y eso s¨®lo lo podr¨¢ hacer desde el liderazgo interno. El discurso de clausura de Patxi L¨®pez promete, s¨®lo promete de momento. Mientras tanto, uno ve desde la ciudad bulliciosa los atardeceres en la primavera, y busca con alguna melancol¨ªa, es cierto, referentes en el horizonte.
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