El hombre que ser¨ªa ni?o
Todos los ni?os, menos uno, crecen' y 'morir ser¨ªa una aventura terriblemente formidable' son dos de las frases m¨¢s perdurables de ese mito todav¨ªa m¨¢s perdurable que es Peter Pan. Frases que en su tan s¨®lo aparente contradicci¨®n acaban delimitando la leyenda de un hombre que comenz¨® neg¨¢ndose a crecer y termin¨® envejeciendo r¨¢pido.
Y est¨¢ claro que los grandes y luminosos cl¨¢sicos de la literatura infantil suelen estar fundamentados en oscuras patolog¨ªas de sus autores. Pero la relaci¨®n entre el escoc¨¦s James Matthew Barrie (1860-1937) y la figura de Peter Pan va mucho m¨¢s all¨¢ y acaba funcionando como una suerte de autobiograf¨ªa en clave a la vez que como perfecta merecedora de todas las medallas de oro en una hipot¨¦tica olimpiada freudiana.
Barrie descubre lo fant¨¢stico a los seis a?os: su madre lo confunde con su hermano mayor reci¨¦n fallecido
Exitoso autor de obras de teatro y libros donde aparecen una y otra vez los temas de la infancia como para¨ªso y de la adultez como territorio autoritario al que hay que resistirse a viajar como sea, Barrie descubre a los seis a?os las posibilidades de lo fant¨¢stico cuando su desconsolada madre lo confunde en la penumbra de una habitaci¨®n con su hermano mayor reci¨¦n fallecido. Barrie no la contradice y a partir de entonces habita una tierra de Nuncajam¨¢s desde la que apenas viaja para asistir a los estrenos de sus obras o recibir honores varios. A?os despu¨¦s del fantasmal equ¨ªvoco, un encuentro en la universidad con su ¨ªdolo Robert Louis Stevenson -quien le aconseja que 'un autor no debe ser como sus libros, debe ser sus libros'- hacen todav¨ªa m¨¢s s¨®lida su vocaci¨®n: 'No dejar de jugar nunca', convencido de que 'nada de lo que ocurre despu¨¦s de los doce a?os de edad importa demasiado' y de que 'lo segundo mejor despu¨¦s de ser ni?o es escribir sobre ser ni?o'.
Peter Pan surge de este credo art¨ªstico y existencial rubricado por un encuentro fortuito con los ni?os George y Jack Llewelyn Davies mientras paseaba a su perro Porthos por los londinenses Kensington Gardens a los que acabar¨ªa regalando en agradecimiento una estatua de su m¨¢s c¨¦lebre criatura y creaci¨®n. ('La estatua de Peter Pan no se coloc¨® en su sitio sino hasta la noche del 30 de abril de 1912 en que estuvo terminada. Barrie quer¨ªa que, a la ma?ana siguiente, los ni?os pensaran que la estatua hab¨ªa aparecido all¨ª como por arte de magia', explica Ed Glinert en A Literary Guide to London.) La fascinaci¨®n de Barrie por los hermanitos Llewelyn Davis es mutua: Barrie comienza a contarles historias maravillosas y ellos no dejan de pedirle m¨¢s aventuras de ese 'ni?o perdido capaz de comprender el idioma de las aves y de las hadas'. Barrie se hace amigo de sus padres, quienes primero se preocupan por la obsesiva relaci¨®n, pero enseguida sucumben al encanto de Barrie, quien -37 a?os, menos de metro y medio de estatura- se convierte en el compa?ero de juegos ideal para sus hijos a la vez que los utiliza como inspiraci¨®n colectiva para el vamp¨ªrico Peter Pan. En 1910, los padres de los ni?os Davies -quienes ahora son cinco: George, Jack, Michael, Nicholas y Peter- mueren con pocos meses de diferencia y Barrie, m¨¢s feliz que apesadumbrado, 'hereda' a los hu¨¦rfanos. Su relaci¨®n con todos y cada uno de ellos -seg¨²n las intenciones de la biograf¨ªa y el enfoque del bi¨®grafo- ha sido retratada con rasgos que van de lo angelical a lo perverso al igual que su matrimonio aparentemente 'blanco' con la actriz Mary Ansell, quien acabar¨ªa pidiendo el divorcio cansada de ser m¨¢s madre que esposa. En cualquier caso, la muerte de George Llewelyn Davies en las trincheras de la Primera Guerra Mundial marca el comienzo del fin del sue?o de Barrie. En 1921, Michael Llewelyn Davies -su favorito- se ahoga en un estanque junto a uno de sus compa?eros de Oxford. Se archiva el expediente como 'muerte accidental', se sospecha un 'pacto suicida homosexual' pero, en cualquier caso, Barrie se derrumba y ya nunca vuelve a ser el mismo. A partir de entonces las fotos lo muestran siempre triste, los ojos rodeados por arrugas que parecen reci¨¦n hechas con maquillaje imposible de quitar. En 1922 dona a perpetuidad todos los derechos de autor de Peter Pan al hospital de ni?os de Great Ormond Strett y se encierra a escribir en su mansi¨®n para salir, cada vez menos, a jugar con la peque?a princesa Margaret. Muri¨® en Londres en 1937 a los 77 a?os sin haber dejado de ser un ni?o. En 1960, Peter Llewelyn Davies -respetado editor quien no soportaba que le preguntaran una y otra vez sobre qu¨¦ se sent¨ªa al haber inspirado a uno de los h¨¦roes m¨¢s populares de la historia de la literatura- se arroj¨® bajo las ruedas del metro desde el and¨¦n de la estaci¨®n de Sloane Square. A la hora de los obituarios, amigos y colegas recordaron que Peter Llewelyn Davis sol¨ªa referirse a Peter Pan como a 'esa espantosa obra maestra'.
Rodrigo Fres¨¢n publicar¨¢ en 2003 la novela Kensington Gardens sobre la vida de J. M. Barrie y la leyenda de Peter Pan.
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