Una escala nocturna
Hacia 1970, en unos momentos poco dados a las efusiones sentimentales, los primeros libros de Antonio Colinas (La Ba?eza, Le¨®n, 1946) conectaron con el gran romanticismo europeo y con muchos de sus temas: melancol¨ªa de las ruinas, comuni¨®n con la naturaleza, exaltaci¨®n del fracaso. Esa est¨¦tica alcanz¨® su cenit en Sepulcro en Tarquinia (1975), donde el culturalismo y la desconfianza en la raz¨®n logoc¨¦ntrica, rasgos plenamente sesentayochistas, acertaron a convivir con una emoci¨®n que se expresaba sin cautelas. Un paso m¨¢s all¨¢, los cantos de Noche m¨¢s all¨¢ de la noche invitaban, en sus alejandrinos solemnes y un punto enf¨¢ticos, al conocimiento ¨®rfico y a la celebraci¨®n sacral, dentro de un misticismo de car¨¢cter pante¨ªsta. Caracter¨ªstico de esa po¨¦tica era el telurismo originario, muy presente en otros leoneses de naci¨®n o de residencia, como Gamoneda, Llamazares, Trapiello o Jos¨¦ Luis Puerto (quiz¨¢ el poeta que est¨¢ m¨¢s en su ¨®rbita). Tambi¨¦n, las letan¨ªas como recurso estructural y como eco de la entonaci¨®n religiosa, y un irracionalismo domesticado al comp¨¢s armonioso de la m¨²sica.
TIEMPO Y ABISMO
Antonio Colinas Tusquets. Barcelona, 2002 136 p¨¢ginas. 11 euros
DEL PENSAMIENTO INSPIRADO
VOL?MENES I y II Antonio Colinas Junta de Castilla y Le¨®n Valladolid, 2001 280 y 360 p¨¢ginas 24,99 euros (precio conjunto)
Los silencios de fuego y Libro de la mansedumbre iniciaron un proceso de despojamiento de lo accesorio que concluye, de momento, con Tiempo y abismo. A lo largo de esa trilog¨ªa no premeditada, el escritor ofrece la imagen de un mundo asentado en la contemplaci¨®n y en la piedad. En su af¨¢n de huir de la an¨¦cdota, ha debido renunciar a su poderoso verbalismo anterior, lo que supone asumir un riesgo no peque?o, pues a veces la eliminaci¨®n de la pacotilla deja al aire no la sustancia nuclear, sino el vac¨ªo. El mismo Colinas comenta alguna vez el desd¨¦n de Leopardi por las patra?as m¨ªsticas (mistiche fanfaluche): un desprecio f¨¢cil de trasladar al d¨ªa de hoy, en que proliferan las pamplinas de tantos pretenciosos discursos de la nada, m¨¢s cerca de la trivialidad y la beater¨ªa quietista que de la verdadera poes¨ªa.
El libro entero es una 'ca¨ªda
al origen' rilkeana, y nace de la muerte del padre, resuelta al fin en una hermosa acci¨®n de gracias (En los p¨¢ramos negros). En esta composici¨®n se recrea la desolaci¨®n inverniza de aldeas, montes y prados maragatos. All¨ª el alma naufraga casi tan dulcemente como lo har¨ªa en el mar et¨¦reo que se otea desde el colle del infinito del poema leopardiano, contra el que han chocado los m¨¢s eximios traductores. El autor sabe que la escritura permite salvar el recuerdo del jard¨ªn de la ni?ez: 'Debo escribirte para no perderte, / peque?a casa de la infancia de los veranos de oro'. Otros poemas memorables son Las dos madres, Letan¨ªa del ciego que ve o En el camino sin camino, t¨ªtulo ¨¦ste que reproduce una locuci¨®n machadiana para exponer un ideal de vida: 'Ser como ese cedro lleno de p¨¢jaros: / perdurar y cantar'. Pero no siempre se ajusta el tono a la nobleza de los temas (Tres preguntas de fray Luis de Le¨®n), especialmente cuando el fuego espiritual est¨¢ enunciado, pero no encendido en los versos. En alguna ocasi¨®n cabr¨ªa considerar la afirmaci¨®n de Pound, que el propio Colinas nos recuerda en Del pensamiento inspirado, seg¨²n la cual es mejor decir en un buen art¨ªculo aquello que puede dar al traste con un poema (l¨¦ase ese ejercicio l¨ªrico de acusaci¨®n moral, curioso en ¨¦l, titulado La mordaza). Pero por lo com¨²n predominan la inspiraci¨®n y el acierto. El libro, en su plena saz¨®n, concluye con Cinco canciones con los ojos cerrados, tr¨¦mulas y muy intensas en su metrismo enjuto y su ret¨®rica despoblada.
Los dos vol¨²menes de ensayos titulados Del pensamiento inspirado son, por su parte, un asedio a algunos motivos literarios que constituyen los universales tem¨¢ticos de Colinas. La unidad de tantos escritos breves, que fueron antes dictados como conferencias o publicados como art¨ªculos en peri¨®dicos o revistas, no viene dada por la estructura que parecen construir los sobret¨ªtulos del ¨ªndice, sino por la recurrencia de ciertos temas: misticismo, autores amados, traducci¨®n literaria, naturaleza de la l¨ªrica, budismo, sufismo, tao¨ªsmo. Estos ensayos valen por s¨ª mismos; pero su inter¨¦s m¨¢s elevado radica en que guardan la llave para entrar en el sagrario po¨¦tico de este autor que nos convoca, de nuevo y de viejo, al mundo del esp¨ªritu.
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