Un monte con perfil atl¨¢ntico

Esta pen¨ªnsula pontevedresa, no abrasada todav¨ªa por los intereses tur¨ªsticos, hace gala de un coraz¨®n monta?oso y unos perfiles atl¨¢nticos, generalmente m¨¢s suaves, que son promesa de excepcional calidad paisaj¨ªstica. El Morrazo separa las r¨ªas de Vigo y Pontevedra, y permanece a buen recaudo del viento y el oleaje gracias a las moles de las islas C¨ªes y Ons, integrantes del futuro parque nacional de las Islas Atl¨¢nticas. Repleta de espl¨¦ndidos miradores, como el monte Domaio, y bajo la influencia de una de las climatolog¨ªas m¨¢s deliciosas de la costa gallega, sus dominios, tan ex¨®ticos para muchos visitantes como cercanos a importantes centros urbanos, se ven en parte libres, fuera de temporada, de los embotellamientos vacacionales.

De la naturaleza proteica del Morrazo no cabe duda: de una parte, cabos, cruceros, playas; de otra, pazos, una rica gastronom¨ªa, toda suerte de crep¨²sculos arrebatadores, el pulm¨®n verde que rodea el lago Casti?eiras y el excepcional espacio natural de cabo de Home / costa de Soavela. El Morrazo es un brazo de tierra abrupto, de gentes marineras de car¨¢cter combativo curtidas en mil mareas, donde pervive la tradici¨®n oral y las mujeres toman las riendas del hogar y aun desclavan los percebes del acantilado. En suma, un aislamiento responsable de esa galleguidad meridional tan caracter¨ªstica de la zona.

UNA JOYA P?TREA

CRUCERO DE H?O

Asombra nada m¨¢s verlo. La m¨¢s alta representaci¨®n monumental del Morrazo, en forma de gran cruz de piedra, se yergue en la parroquia de H¨ªo (Cangas), sobrevolando a distancia la cara interna de la r¨ªa de Ald¨¢n. Tres elementos componen este conjunto arquitect¨®nico, que a¨²n conserva su primitivo encanto: la iglesia de San Andr¨¦s, con fachada del siglo XII, la casa Rectoral y, a medio camino, a modo de transici¨®n, el soberbio y afiligranado cruceiro de tipo desclavado que labr¨® en 1872 el escultor y cantero Jos¨¦ Cervi?o.

Considerado uno de los cruceros de ejecuci¨®n m¨¢s lograda de Galicia, en su ¨¢pice se representa con gran fuerza expresiva el Descendimiento y varias escenas del Antiguo Testamento, mientras que en el fuste sobresalen las figuras de Ad¨¢n y Eva expulsados del para¨ªso. Toda una joya p¨¦trea fuertemente enraizada en tierra gallega, que, para apreciarse al detalle, conviene ayudarse con lentes de aumento.

EL MORRAZO A PIE

RUTA ECOL?GICA

El Roteiro Ecol¨®xico do Morrazo, marcado bajo la denominaci¨®n GR-59, es una de las m¨¢s modernas referencias senderistas de la costa gallega. Se trata de un trazado de gran recorrido, de sentido circular, que rodea la pen¨ªnsula a lo largo de 87 kil¨®metros y que alcanza un desnivel m¨¢ximo de 400 metros. El bosque atl¨¢ntico domina las fragas interiores, si bien los tramos m¨¢s recomendados se extienden paralelos a la costa. El recorrido entre Lim¨¦ns y la parroquia de H¨ªo incluye la ascensi¨®n al monte O Facho, desde cuya antigua atalaya y punto de vigilancia de incursiones piratas la visi¨®n descansa en la costa percebeira de Soavela, donde las olas rompen en lluvia de espuma. Sorprende la alineaci¨®n del cabo de Home con las islas C¨ªes, componiendo la iconograf¨ªa gallega m¨¢s aquilatada. Similar inter¨¦s concita el recorrido circular en torno al cabo de Udra, transitando por afloramientos gran¨ªticos de gran plasticidad.

Las rutas interiores del Roteiro permiten internarse en los bosques atl¨¢nticos de abedules, alisos, sauces, robles, donde se escucha al picapinos y los alcaudones escoltan al senderista saltando de tojo en tojo. La ruta desde La Portela hasta Pastoriza, o la Carballeira de Coiro, son otras referencias ineludibles. El ritmo de asfaltado de algunos viales aconseja emprender la ruta cuanto antes.

PULPOS Y NASAS

PUERTO DE BUEU

Cuatro puertos tiene Morrazo, pero, con toda evidencia, el que guarda con mayor celo las esencias marineras es el de Bueu, asomado a la r¨ªa de Pontevedra. Es el puerto m¨¢s importante; donde se impone la conversaci¨®n con los marineros y en donde la cofrad¨ªa de pescadores admite la presencia de turistas en las subastas de pescado (18.30) y pulpo y percebes (19.30). No en vano, el de Bueu es uno de los primeros puertos de Galicia en la comercializaci¨®n de este cefal¨®podo.

El regreso de la flota artesanal, con su mundo de nasas, cercos y trasmallos; las subastas; las regateiras (pescaderas) arrastrando el g¨¦nero reci¨¦n adquirido en la lonja; quiz¨¢, con suerte, los remolinos que forman los arroaces (delfines) en el puerto a la busca de pescados, son estampas que aquilatan esta visita, casi se dir¨ªa que imprescindible para los devotos del mundo pesquero. Los lobos de mar, abocados a una dura reconversi¨®n industrial, se concentran en la Casa del Mar y en la taberna La Viuda.

ENIGMA JUNTO AL MAR

PETROGLIFOS DE MOGOR

Miran a la r¨ªa de Pontevedra y a la suave playa de Mogor (Mar¨ªn), a la manera de afloramientos rocosos, y son el mejor exponente de una tipolog¨ªa de grabados muy abundantes en las R¨ªas Baixas y, por ende, buque insignia de la investigaci¨®n sobre petroglifos en Espa?a.

Unas tarimas de madera dispuestas para la observaci¨®n detenida permiten observar los grabados esculpidos sobre roca al aire libre, bastante bien conservados pese a remontarse a la edad de bronce (2.500 antes de Cristo). Es f¨¢cil imaginar al pueblo colonizador de navegantes desembarcar en la playa y ascender la cuesta para dejar testimonio de su paso en forma de laberintos y formas de c¨ªrculos conc¨¦ntricos asociados entre s¨ª por l¨ªneas rectas.

Respecto al significado de estas representaciones enigm¨¢ticas, se han aventurado toda suerte de hip¨®tesis. Que si estas formas geom¨¦tricas son vestigios en honor a Teseo de la civilizaci¨®n cretense; que si representan una met¨¢fora del microcosmos; que si hablan del camino vital del hombre o se?alan los movimientos migratorios de los pueblos de anta?o. De lo que no cabe duda, seg¨²n los expertos, es de la gran semejanza que guardan los laberintos con otros ejemplos de arte megal¨ªtico encontrados en Laponia e Islandia.

RETAZOS DE ARENA

PLAYAS ATL?NTICAS

La deficiente red interior de carreteras, unida a las a menudo p¨¦simas zonas de aparcamiento y a la mala se?alizaci¨®n, aconseja conocer las playas del lugar fuera de temporada, para disfrutarlas ya a gusto en pleno verano. Siempre hay una cala mejor, m¨¢s apartada o, entre las urbanas, la que ha sabido burlar mejor la todav¨ªa incipiente agresi¨®n constructora.

Dan fe del poder¨ªo playero del Morrazo la pasmosa ensenada de Barra, as¨ª como playas de singular encanto que dispensa la recogida ensenada de Ald¨¢n, la r¨ªa gallega m¨¢s peque?a y, quiz¨¢ por ello, la menos conocida. Las hay f¨¢ciles de encontrar, como Mendui?a o Areabrava; de acceso m¨¢s intrincado, como Areacova, y otras, como Pintens, coto privado de los vecinos y pocos m¨¢s, donde los eucaliptos llegan a ensombrecer las orillas.

Pasear en primavera por estas playas constituye todo un regalo al que se suma el lienzo de arena rabiosamente blanca de Melide, en el id¨ªlico emplazamiento del cabo de Home, frente a unas islas C¨ªes que parecen tocarse con las manos. Pinos y casta?os descienden hasta arenas de finura extraordinaria.