Purificaci¨®n
Dos muertos m¨¢s ha habido, ahora en ?rgiva, Granada, en una fiesta con t¨®xicos ingeribles legales e ilegales. Oigo que la legalizaci¨®n de los t¨®xicos prohibidos permitir¨ªa el control de la calidad del producto y evitar¨ªa estas muertes por droga, pero no me lo creo. El vodka que se bebi¨® el pobre muchacho franc¨¦s muerto en la fiesta de ?rgiva, las pastillas que se tom¨®, si se las tom¨®, quiz¨¢ tuvieran todos los sellos de Hacienda y de alg¨²n laboratorio con licencia del Estado. Yo veo que la improbable legalizaci¨®n de las drogas purificar¨ªa, m¨¢s que a los t¨®xicos y a los intoxicados, al Estado que se atribuye el papel de purificador absoluto.
La m¨¢s famosa prohibici¨®n de un t¨®xico fue la Ley Seca de Estados Unidos, con los g¨¢ngsters y los legendarios Intocables. La restituci¨®n a los ciudadanos del permiso estatal para beber alcohol ?elimin¨® los desastres, temblores, delirios y destrucciones de h¨ªgados y cerebros que produce el alcoholismo? La legalizaci¨®n no purific¨® a los bebedores, sino al Estado: desmont¨® parte de la industria criminal surgida en torno a la prohibici¨®n. Porque la econom¨ªa de las drogas ilegales se alimenta de la prohibici¨®n, y envuelve, adem¨¢s de a los bandidos, al aparato pol¨ªtico, policial, judicial y penitenciario mediante la extorsi¨®n y el soborno. El mercado de las drogas es una de las principales fuentes de deslegitimaci¨®n del Estado.
En la fiesta de M¨¢laga a primeros de marzo, en un palacio de deportes municipal cedido fabulosamente gratis para un negocio millonario, circularon miles de pastillas y, acabada la fiesta en tragedia, la polic¨ªa encontr¨® 5.200 pastillas m¨¢s, casi en el mismo momento en que, hace dos d¨ªas, en una carretera de Castell¨®n, la Guardia Civil se incautaba de 123.000 pastillas a bordo de un Ford Focus alquilado en M¨¢laga. 128.200 pastillas suponen una multitud en fiesta y fuera de la ley, la masificaci¨®n de la ilegalidad y el fracaso de la ley: la uni¨®n de fiesta y delito, la sospecha de que la ley es irreal y absurda (y probablemente lo sea).
El C¨®digo Penal se ocupa de 'drogas t¨®xicas, estupefacientes o sustancias psicotr¨®picas', pero no las especifica: se remite a la lista establecida en la Convenci¨®n de Naciones Unidas, en Viena, 20 de diciembre de 1988, lista fechada, es decir, pasajera o circunstancial. Las drogas prohibidas tienen un car¨¢cter m¨¢s bien eventual, como las costumbres, y las anfetaminas fueron t¨®xicos legales y muy utilizados por algunos de los mejores cerebros de los a?os sesenta y setenta. La selecci¨®n de los t¨®xicos prohibidos es una demostraci¨®n de poder que el Estado efect¨²a en lo m¨¢s ¨ªntimo de sus ciudadanos: el propio cuerpo, sobre el que el ciudadano deber¨ªa tener, y saber ejercer, la m¨¢xima responsabilidad. Aunque se legalicen hoy mismo, Domingo de Resurrecci¨®n, todas las drogas, y mientras los seres humanos prefieran delegar su responsabilidad personal en una autoridad superior, siempre surgir¨¢n nuevos productos t¨®xicos a la espera de ser declarados legales o ilegales. En este mismo instante, cierto doctor Jekyll ya est¨¢ inventando en su laboratorio esos polvos que lo transformar¨¢n por unas horas en el se?or Hyde, o al rev¨¦s.
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