Schumacher ampl¨ªa su leyenda
La agresividad de Montoya dej¨® el camino libre al alem¨¢n, con el Ferrari 2002, en Interlagos
Cuenta la escritora italiana Susana Tamaro en su ¨²ltimo libro una vieja historia entre un mono y un escorpi¨®n que deb¨ªan atravesar un r¨ªo. El escorpi¨®n pide al mono que le suba a cuestas, y ¨¦ste se niega porque teme la amenaza del ar¨¢cnido. Sin embargo, al final accede. Cuando est¨¢n a mitad del r¨ªo el mono nota la mortal picadura. '?Por qu¨¦ lo has hecho? Ahora moriremos los dos', le dice. Y el escorpi¨®n responde: 'No pude evitarlo. Es mi naturaleza'.
Ayer, en el circuito de Interlagos, el colombiano Juan Pablo Montoya tampoco pudo controlarse. Su naturaleza le llev¨® a intentar un adelantamiento suicida sobre el alem¨¢n Michael Schumacher, cuando acababa de perder la primera posici¨®n a poco m¨¢s de 100 metros de la salida del Gran Premio de Brasil. Le quedaban 70 vueltas, pero no pudo reprimirse. Lo intent¨® en un lugar inadecuado y en un momento que no era el id¨®neo. Y, como el escorpi¨®n, perdi¨® todas las opciones de reivindicarse.
Ah¨ª muri¨® la batalla m¨¢s esperada de toda la semana, y que hab¨ªa levantado a¨²n m¨¢s expectativas cuando el colombiano arrebat¨® a Michael Schumacher la pole position en los ¨²ltimos entrenamientos oficiales. Montoya, el rebelde, el ¨²nico piloto que parece capaz de acabar con la dictadura del cu¨¢druple campe¨®n mundial, no abandon¨®. Tuvo que pararse en boxes porque hab¨ªa da?ado su aler¨®n delantero. All¨ª perdi¨® unos 50 segundos. Y cuando sali¨® de nuevo a la pista, en la 20? posici¨®n, se hallaba a m¨¢s de un minuto del l¨ªder.
Su carrera tuvo que andar luego por otros derroteros: salvar al menos los muebles. Y con su BMW Williams le result¨® f¨¢cil remontar de forma espectacular y concluir en quinta posici¨®n. Sum¨® dos puntos. Pero ¨¦sta no es su guerra. Al colombiano s¨®lo le motiva su pugna con el Ferrari de Schumacher, pero su excesiva agresividad o su naturaleza pueden producir, como esta vez, un efecto contrario al buscado.
Sin su principal argumento, la carrera encontr¨® entonces otros elementos de inter¨¦s en el remonte del segundo piloto de Ferrari -que corr¨ªa a¨²n con el viejo F2001-, Rubens Barrichello, el ¨²nico brasile?o con opciones de ganar. Hab¨ªan transcurrido 13 vueltas cuando adelant¨® a su jefe de filas y pas¨® a encabezar la carrera. Parec¨ªa su ocasi¨®n. Pero los gritos del p¨²blico se apagaron s¨®lo cuatro vueltas despu¨¦s: su ¨ªdolo se par¨® con problemas en el coche. Fue su octava decepci¨®n consecutiva. En sus nueve participaciones en el GP de Brasil, Barrichello s¨®lo pudo concluir una vez, en 1994. Nunca ha ganado en su pa¨ªs.
Saldadas todas estas cuentas, la ¨²ltima fase del gran premio ofreci¨® otro episodio de un duelo fraternal. Los dos hermanos, Michael y Ralf (BMW Williams), enfrascados en conseguir una victoria que el primero ya ten¨ªa clara. Y una demostraci¨®n evidente de que el nuevo Ferrari 2002 ofrece todas las garant¨ªas de fiabilidad por las que el equipo italiano hab¨ªa retrasado su aparici¨®n. Michael Schumacher logr¨® su segunda victoria de la temporada y ampl¨ªa su r¨¦cord de triunfos en grandes premios a 55. En la llegada, el genial futbolista Pel¨¦ se olvid¨® de agitar la bandera a cuadros.
El espa?ol Pedro Mart¨ªnez de la Rosa (Jaguar) realiz¨® una carrera regular, en la que luch¨® para mantenerse entre los 12 primeros con Villeneuve, Irvine y Sato. Su compa?ero de equipo le super¨® al final y acab¨® s¨¦ptimo. Mart¨ªnez de la Rosa fue octavo gracias a los m¨²ltiples abandonos que se produjeron. Pero la evoluci¨®n de su Jaguar parece evidente.
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