Ferrari se exhibe en casa
Barrichello escolta a M. Schumacher en la apoteosis de la escuder¨ªa en Imola
El brasile?o Rubens Barrichello fue el segundo en el Gran Premio de San Marino de f¨®rmula 1, la cuarta prueba del Campeonato del Mundo. ?sa es la noticia, la ¨²nica noticia de lo acontecido ayer en el circuito de Imola, en el que m¨¢s de 150.000 tifosi (seguidores) se lo pasaron en grande ante el aplastante triunfo de Ferrari, la gran escuder¨ªa italiana. El ganador fue el alem¨¢n Michael Schumacher, por supuesto, que para eso est¨¢. Y que, c¨®mo no, se dio otro pase¨ªto. Tras ¨¦l entr¨® en la meta su compa?ero Barrichello, que hizo una carrera ejemplar, aguantando con problemas mec¨¢nicos la acometida final del menor de la familia, Ralf Schumacher, que demostr¨® al colombiano Juan Pablo Montoya, por si hac¨ªa falta, qui¨¦n es el l¨ªder del equipo Williams.
Fue segundo Barrichello, s¨ª, lo que llen¨® de felicidad a Ferrari. El suramericnao vive a la sombra del, de momento, s¨®lo tetracampe¨®n del mundo, de Michael Schumacher, y su papel no es que encuentre poco eco. La verdad es que no encuentra ninguno.
Ayer, en lo que result¨® el mejor homenaje posible a su compatriota Ayrton Senna, que se mat¨® en un accidente en Imola hace casi ocho a?os, el 1 de mayo de 1994, Barrichello se col¨® en la anunciada lucha que iba a mantener su jefe de filas con los dos williams, y que no fue tal, y acab¨® el segundo, un ¨¦xito extraordinario trat¨¢ndose de un tipo que ¨²nicamente ha ganado un gran premio de los 151 que ha disputado. Pero s¨®lo al final pas¨® por dificultades. Su coche tuvo alg¨²n problema tras la segunda parada en los boxes y Ralf Schumacher se lanz¨® a todo tren a por ¨¦l y rebaj¨® las diferencias hasta acabar a menos de dos segundos. Por detr¨¢s, a considerable distancia, lleg¨® Montoya, cuya actuaci¨®n, de no mediar alg¨²n desarreglo mec¨¢nico, fue sencillamente frustrante.
'Decir que existe rivalidad entre Michael y Montoya es excesivo. Cuando el colombiano, o cualquier otro, gane la mitad de las carreras que ha ganado Schumi empezaremos a discutir'. Quien as¨ª hablaba en la v¨ªspera de la carrera era Luca di Montezemolo, el presidente de Ferrari, harto de los rumores que sit¨²an a Montoya en su equipo el el a?o que viene, y que mandan al paro a Barrichello, y harto, evidentemente, del disparate que supone comparar al colombiano con un se?or que est¨¢ a un paso de convertirse en el mejor corredor de la historia.
Montoya fue ayer un piloto m¨¢s de los muchos que compiten, y se rinden, ante el mayor de los Schumacher, que tard¨® ocho vueltas en meterle seis segundos a su hermano Ralf, siete a Barrichello y 14 al susodicho Montoya, quien hasta ayer hab¨ªa amenazado con hacer algo grande. Y no parece muy grande acabar a m¨¢s de 44 segundos del ganador, por mucho Schumacher, Michael, que se llame.
Fue una carrera limpia, sin apenas accidentes -aun as¨ª, hubo diez retirados, entre ellos el espa?ol Pedro Mart¨ªnez de la Rosa, que volvi¨® a vivir un suplicio por culpa de su jaguar, al que se le rompi¨® el diferencial-. Una carrera, en fin, en la que apenas hubo hechos dignos de menci¨®n, pues que Schumi se divirtiera un rato dej¨® de ser digno de menci¨®n hace tiempo.
M¨¢s all¨¢ de Barrichello y del decepcionante papel de los williams, entregados a su suerte, a ver de lejos el coche n¨²mero uno pintado de rojo, destac¨® de nuevo la actuaci¨®n de Jenson Button (Renault), que fue el quinto, por delante de David Coulthard, quien, al menos, salv¨® del desastre a McLaren tras el abandono de Kimi Raikonnen.
Nada dejar¨¢, en fin, la carrera en el recuerdo que no tenga que ver con Ferrari, que se exhibi¨® en su casa ante el jolgorio de miles de aficionados que convirtieron las gradas en una impresionante marea roja. Hace unos a?os, cuando Michael Schumacher a¨²n no estaba en la n¨®mina del conjunto italiano, los carabinieri (agentes) tuvieron que protegerle en este mismo circuito de la ira de un p¨²blico que le odiaba, el mismo que ayer le vener¨®. Y es que ayer, Schumacher, Michael, en su gran premio n¨²mero 166, en su victoria n¨²mero 56, en su podio n¨²mero 101, no necesit¨® protecci¨®n ni siquiera ante los que se supone, s¨®lo se supone, que son sus adversarios.
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